Thursday, August 16, 2007

La salvación de la tierra

Cuando ya no había nada que ganar con eso, aunque todavía no se sabía, comenzó ese remolino de actividades. Por lo menos la actividad de la que podía darse cuenta el público. La otra, la verdadera, la que siempre es la que importa y que en general se mantiene oculta, pudo haber empezado quién sabe cuando, a lo mejor hacía varios meses. Los comunicados oficiales que siguieron a las primeras declaraciones a la prensa de casi todos los presidentes, jefes de estado o caudillo del mundo, fueron detallados o sucintos, explícitos, enredados o sencillos, o llenos de argot religioso o político, según el caso. Pero el suceso central que comunicaban seguía siendo casi increíble. Y era de esperar que algo sobre lo que ya se había conjeturado y especulado tanto, que muchos de alguna manera esperaban, que para otros muchos era objeto de ridículo cuando se planteaba su posibilidad,--al menos públicamente y por los medios y personeros ‘serios--’, hubiera tenido ese enorme impacto. Porque los hechos, por su definitiva enormidad, tomaron por sorpresa incluso a los más adictos a las teorías conspirativas. Tan pronto los gobiernos anunciaron oficialmente la llegada de los extraterrestres a través de los medios de su elección, y antes de que se pudieran hacer interpretaciones o identificar signos o apocalipsis variados, proclamar previo contacto o visualización, exponer teorías o revelaciones, las pantallas de televisiones y computadoras en todo el mundo se llenaron de una oscuridad absoluta, casi brillante, que era más una ausencia de color –que por otro lado es lo que supone que es el negro en todo caso—para después mostrar esa faz humanoide e inescrutable, en todos los casos la misma, —uno podría agregar con posterioridad a los hechos, ya que luego de un intervalo de varios meses, ese rostro iba a pasar a ser por un tiempo una imagen habitual. Era una faz asexuada, según algunos. De acuerdo a la mayoría de los varones era indiscutiblemente femenina. Se trataba de una mujer albina con ojos claros, a pesar de que no era posible identificar el color preciso del iris, o incluso a veces, la transición entre éstos y las pupilas, habiendo más bien un oscurecimiento gradual hacia un pozo negro central, más o menos como un conocido poeta local describió la cara que aparecía en la pantalla, en un cuadernillo virtual que produjo y comercializó con la máxima premura y que le produjo excelentes ingresos hasta que fue prohibido y confiscado por las autoridades competentes. Allí había un poema que a pesar de sus fallas y su imaginería de aficionado, logró captar y expresar una impresión de belleza poco común y la sensación de increíble extrañeza que despertaba en los espectadores. Para algunas mujeres era indudable que ese rostro que las miraba desde la pantalla, o querían creer que las miraba, con esa mirada penetrante y a la vez distanciada, era el de un hombre joven, o una encarnación del Principio Masculino en general, no de la virilidad, o como explicaba una conocida teórica neo feminista, se trataba de la masculinidad pura, sin los diferentes roles (sostén y proveedor del hogar, cazador, guerrero, etc.) que social e históricamente se le atribuían a los seres del sexo masculino, separación que estaba de acuerdo con el credo de las mujeres más y más numerosas que estaban abandonando el ideal del varón feo, hediondo, peleador y peludo que había imperado durante décadas de retroceso del feminismo. Pero para los hombres, como se decía, más precisamente los heterosexuales, esos eran indiscutiblemente ojos de mujer, los ojos de esa mujer con la que uno ha soñado una u otra vez, o muchas veces en el curso de la vida, a lo mejor enamorándose de ella en la adolescencia, o tenido una de las primeras relaciones afectivas, casi siempre dolorosa,--esa que siempre fracasó y con la que se fantasea cuando uno recuerda su pasado y lo rodea de una atmósfera romántica. Bueno, eso decían por lo menos los hombres que tienen la posibilidad des escribir o comunicar estas cosas, o manejan los medios para hacerlo, y que a la postre son una ínfima minoría cuya expresión sin embargo es bastante generalizada

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Ottawa, Ontario, Canada
Canadá desde 1975, se inicia en los 60 en el Grupo América y la Escuela de Santiago. Sus libros de poemas son El evasionista/the Escape Artist (Ottawa, 1981); La calle (Santiago, 1986); The Witch (Ottawa, 1986); Tánger (Santiago, 1990); Tangier (Ottawa, 1997); A vuelo de pájaro (Ottawa, 1998); Vitral con pájaros (Ottawa; 2002) Reflexión hacia el sur (Saskatoon, 2004) y Cronipoemas (Ottawa, 2010) En prosa, la novela De chácharas y largavistas, (Ottawa, 1993). Es autor de la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá, 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de www.escritores.cl con El diario de Pancracio Fernández. Ha sido antologado por ejemplo en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple; Latinocanadá, Hugo Hazelton; Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras; The Changuing Faces of Chilean Poetry. A Translation of Avant Garde, Women’s, and Protest Poetry, de Sandra E.Aravena de Herron. Es uno de los editores de Split/Quotation – La cita trunca.

Instalación en la casa de Parra en Las Cruces

Instalación en la casa de Parra en Las Cruces
Chile, 2005, Foto de Patricio Luco. Se pueden ver en esta "Biblioteca mínima indispensable" el Manual de Carreño, el Manifiesto Comunista y Mi Lucha

Chile, 2005

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Una foto con el vate Nicanor Parra, candidato al premio Nobel de Literatura