(texto intergenérico de Arturo Méndez-Roca)
Versión I
Abrazamos la nueva economía
Era correcto
Quizás nunca hubo en verdad
intromisión ni manejo
Nuestros tiranos no fueron
títeres del Norte
Su progenie se crió y ejercitó
en nuestros andurriales
El Gran país del Norte
quizás sea rico y benévolo
Cuando estuvimos en las cárceles
no fueron gringos nuestros verdugos
Sino chilenos
La placenta entre estos hijos
y la Madre Rubia del Norte
ya se ha roto
Mejor
No existió nunca
Quizás nosotros somos su progenie
Versión II
Luego de la tortura y la muerte—de los años borrados de la memoria pública en sótanos, calles amanecientes, buhardillas, escondidos bajo fotos falsas—dispersos bajo innúmeros soles, extraños vientos
Cortamos el cordón umbilical. Y los verdugos— bebés caprichosos e irritables—ya no reciben el sustento desde esa remota región en las Antípodas
Eso creemos. Eso querríamos creer. Quizás los generales nunca chuparon las tetas del Norte
Hemos arrancado la placenta. Mejor. Nunca la hubo. Nosotros mismos negamos nuestra paz—con esa madona rubia—seamos entonces sus cachorros
Nuestra lengua ya restañó los cortes de nuestro lomo herido innumerables veces
Ahora proclamemos el olvido. Qué el olvido. Más bien la culpa absoluta de Los Generales—la benevolencia impertérrita de la Gran Cornucopia del Norte