Saturday, September 29, 2007

Nueva entrega de "La salvación de la Tierra"

J. no tuvo otras noticias de Jacqueline, y cuando trataba de llamarla no había respuesta. Los mensajes rebotaban de su dirección electrónica y las repetidas veces que se apersonó a su departamento el timbre sonaba y sonaba. Cuando haciendo tripas corazón de animó a visitar a sus padres adoptivos (había sido adoptada cuando era adolescente en circunstancias bastante turbias) habían parecido confusos, sorprendidos, un poco recelosos, porque ante sus inquisiciones se habían mirado entre ellos y le habían dicho que el día anterior habían recibido una llamada de ella, habían hablado como media hora y ella les había dicho que estaba muy bien y que lo estaba pasando regio. Ella tenía casi treinta años, le dijeron, y desde que tenía veintiuno había vivido independiente fuera de la casa y vivía su vida (en negritas, bastadillas y subrayado, como él bien sabía, pensó para sus adentros).

La tenía patente, podía recordar con todo detalle su expresión un poco ausente, distraída, cuando lo esperaba a él o alguien, tal como la veía cuando llegaba a juntarse con ella o simplemente pasaba a veces por la calle y decidía espiarla fugazmente, y la miraba por el ventanal de ese café que ella frecuentaba desde mucho antes de conocerlo a él, que había llegado una noche a tomarse una última cerveza insómnica. O a lo mejor no esperaba, sino que se dejaba ir, divagar, con sus enormes ojos ausentes y el cigarrillo colgando de los largos dedos marfileños de una lánguida mano larga y fina, ocasionalmente cruzando las piernas o moviendo un brazo, de esa manera lenta que tenía, casi rayana en la torpeza, de mover su largo y delgado esqueleto. Hasta que alguien que estaba sentado a su mesa, luego de haberle pedido permiso primero por supuesto, se levantaba de la mesa con ella y ambos terminaban en su departamento que quedaba a unas pocas cuadras. Esa última parte no la había visto, eso se lo había contado ella más adelante, cuando se conocieron mejor. Más adelante le dijo que el árabe dueño del bar le cobraba plata a los fulanos que le presentaba, y que ella lo sabía todo el tiempo, y no parecía ni enojada ni avergonzada cundo se lo había contado. Más adelante aún le dijo que eso de alguna manera la excitaba. A lo mejor era otra manifestación de ese curioso síndrome, que se denominaba borderline personality, al que ella atribuía esos matices de extrañeza, el hecho de haberse olvidado su niñez y la parte de la adolescencia previa a su adopción, así como su expresión de estar siempre un poco como en otra parte. Él se había quedado medio enamorado, o a lo mejor no medio, desde esa vez que la había visto por primera vez, cuando él había saludado en español a una niña centroamericana que tocaba guitarra en las fiesta latinas que también tenía insomnio, y entonces ella se le había aproximado con su paso de valquiria con sueño cuando lo había escuchado hablar, entonces le había dicho de sopetón que ella también hablaba un poquitou d’español, aunque no se acordaba de haberlo estudiado nunca. Ese había sido el comienzo de una especie de larga amistad, por falta de otra palabra más adecuada, una especie de relación en que no estaba ausente el sexo ocasional, y que para él era mucho más importante que para ella, obviamente, y que era quizás en su ambigüedad el único tipo de relación que se podía tener con ella.

Monday, September 24, 2007

El periplo inverso II

La necesidad de un conductor no técnico ni científico (de las ciencias físicas así llamadas exactas) había sido detectada a las pocas décadas del inicio de los viajes espaciales. El realismo ingenuo de los científicos, no importaba muchas veces su brillantez, no los hacía los suficientemente flexibles para confrontar las alternativas del espacio intersideral, en que parecían reinar muchas veces, o en forma alternativa con las leyes newtonianas o incluso aristotélicas, otras ignotas e incomprensibles, no mensurables ni definibles. El universo en definitiva parecía haber sido diseñado según el principio de indeterminación de Heisenberg, o era más bien nouménico, no había certeza de percepciones y mediciones, no importa cuán exactas y meticulosas, estables y predictibles en su totalidad. No había diseño inteligente ni leyes comprensibles en el espacio interplanetario, como no las había en lo infinitamente pequeño. A la postre era el viejo Kant el que reinaba, ya que ni siquiera la relatividad era constante. Una mentalidad a veces descreída y a medias intuitiva, preparada a la oposición al sistema, los valores establecidos, etc., pero a la vez lo suficientemente versada no sólo en ciencias, sino en filosofía, sicología y mitología era la clave para llenar los puestos de comandantes de travesía. Los candidatos eran buscados y sobornados con altos emolumentos, la anulación de delitos o situaciones problemáticas, ya que muy rara vez los candidatos se encontraban en las academias y centros científicos institucionales. Y así las naves atravesaban el universos incierto guiadas a veces por algo parecido a la intuición, en largos periplos en que la mayoría de las tripulaciones de ambos sexos dormían en sueños inducidos en estados metabólicos cercanos al cero, siendo despertados por turnos para cumplir tareas diversas en la navegación y mantenimiento de las naves que no pudieran efectuar los robots. El que no dormía en esos semiesferoides, o mejor dicho óvalos de aproximadamente 100 metros de largo y unos 50 de alto y ancho, era el Capitán o Comandante, título que no se les había aplicado sin problemas a estos civiles excéntricos, debido a las protestas de las jerarquías militares cuyo poder se veía más y más restringido en una Tierra que dificultosamente se reconstruía y recuperaba de las guerras religiosas de recursos que la habían asolado por décadas. Rodeados de sus libros, viendo películas u hologramas, meditando, cocinando con los elementos disponibles—algunos científicos habían desenterrado la importancia al menos sicológica y quizás más de la Alquimia y sostenían que la manipulación de los elementos tenía un efecto positivo sobre las facultades mentales y metabólicas, incluso extrasensoriales, de los comandantes, cuyo modo de vida al interior de las naves era frecuentemente debatido no sin escándalo en ciertos círculos, algunos muy influyentes, y alcanzaba a nivel del público los ribetes de una leyenda dorada o negra, según donde se situara el opinante. Se rumoraba, y así lo insinuaban los tabloides impresos y virtuales, que en sus prolongados viajes, que a veces se prolongaban meses, o en el caso que nos ocupa, cerca de un año, los comandantes interplanetarios, sujetos a no poder entregarse a la suspensión animada con la frecuencia de los otros miembros de la tripulación recurrían a la pornografía, a las drogas e incluso al sexo con los miembros jóvenes de la tripulación, según su orientación sexual, a quienes despertaban de su sueño con esos fines precisos, aunque en realidad no era posible que una sola persona vigilara todos los aspectos del viaje interplanetario en cada uno de sus momentos y los tripulantes eran despertados de a uno, o de a más para hacerse cargo por períodos muy determinados de tareas concretas, antes de volver a ser puestos en estado de suspensión. En lo que los rumores encerraban algo de veracidad era en la base que suponían. En efecto, el máximo riesgo para la salud mental y física, y por tanto para el desempeño de las funciones de los comandantes era el aburrimiento

Wednesday, September 19, 2007

El periplo inverso I

Júpiter se asumió formado básicamente por hielos y gases, pero no fue hasta muy avanzado el siglo veintiuno que se descubrió la verdad, gracias a los nuevos modelos de construcción e interpretación de la realidad (física) derivados del estudio de la antimateria que hizo posible la nanotecnología y la nueva lógica cuántica--la revitalización básica del kantismo y su extensión a los fenómenos objetivos y cuantificables producto de la investigación científica. Esas nuevas leyes lógicas muchas veces paralelas, antagónicas y simultáneas sólo operaban en un universo ‘como sí’, es decir provisionalmente dado por supuesto en su naturaleza perceptible, investigable y operable. Surgieron maneras inéditas de razonamiento que dieron origen a nuevas maneras de proceder en la ciencia y tecnología. Si alguna vez la infinita divisibilidad del espacio hizo inconcebible el movimiento, ahora el movimiento era el que dando pasos de siete leguas permitía travesías antes inconcebibles: si para pasar de un micrón a otro había que salvar un infinito, la diferencia entre micrón y micrón y micrones y años luz era desdeñable en términos del infinito que implicaba pasar de un punto a otro Así, el viaje interplanetario era básicamente una cuestión de perspectiva, de modelo de la realidad. Luego vino la ciencia y las aplicaciones tecnológicas. Eso lo sabía cualquiera, se aprendía de memoria en las escuelas, pero todavía le hacía fuerza a la manera natural de mirar las cosas, tal como en su momento el tiempo espacio masa einsteniano o la materia oximorónica de los cuantos. Lo que pasa es que a ciertos niveles la perspectiva habitual, digamos newtoniana tendía a hacer las cosas difíciles. O a facilitarlas, si se la abandonaba o ponía entre paréntesis, en una especie de epojé vivencial. A él mismo le costaba a veces mantener la ecuanimidad y tendía recaer en el absolutismo newtoniano, que por otro lado efectivamente imperaba en la circunscrita vida cotidiana, si podemos llamarla así, de la nave. Lo importante era que al interpretar datos y tomar decisiones de navegación, al calcular y aplicar, o hacer aplicar, los ritmos, tiempos, presiones y combinaciones de los complejos tableros de mando su mente no estuviera atada por las leyes mecánicas que en general gobernaban su vida física y fisiológica. Se reclinó en su silla de pilotaje y observación, en la que pasaba gran parte de las horas en que no leía, escuchaba música, dormía o hacía el amor con Sara, que desde hacía ya una semana compartía con él el manejo de la nave. En este mes había llegado a conocerla a fondo, la había entrenado sin que ella se diera cuenta en el modo de pensar, si es que podía llamarse así, aunque claro que sí, ya que en el latín original había significado ponderar, que le permitiría manejar el navío y quizás posibilitarle unos días de descanso o incluso de hibernación, claro que antes habría que despertar a alguno de los tripulantes más calificados para que le sirviera de respaldo.

Tuesday, September 18, 2007

Otra entrega de La salvación de la Tierra

Pero entre los que miraban los esferoides, aunque su número disminuía a medida que pasaban los días y la gente iba retomando su confianza con la familiaridad que otorga la repetición—algunos los llamaban Huevos de Pascua—, no todos se sentían tranquilos, sino todo lo contrario. Y aquí no estamos hablando de las diferentes instituciones y organizaciones religiosas, marginales o establecidas, que ya estaban proclamando cierto tipo de apocalipsis inminente o diciéndole a la gente cómo estos eventos no hacían más que confirmar sus doctrinas más preciadas, sus más sagradas escrituras y profecías, y cuyos portavoces y coros aparecían en los medios de comunicación de masas, se veían más bien pintorescos, especialmente en las pantallas de la televisión en los boletines noticiosos de las seis de la tarde, pero a veces realmente patéticos, un poco idos e incluso peligrosos si uno se los encontraba de cerca en cualquier calle del centro. Se habían producido algunos suicidios religiosos, aunque menos de lo que se hubiera podido suponer o esperar, dada la naturaleza más y más apocalíptica del clima creado por estos últimos sucesos que venían a culminar ese estado de cosas que en las últimas décadas había ido invadiendo de pavor a grandes sectores del público, radicalizado a las religiones, enfrentado como estaba el mundo al irreversible daño ecológico y las nuevas guerras por los recursos naturales que se avizoraban detrás del horizonte, y cuyo preludio eran las guerras en el Oriente Medio entre los países desarrollados, principalmente anglosajones, y ejércitos musulmanes extremistas más y más tenaces y numerosos.

Se hablaba de algunos ataques no confirmados contra los esferoides, de misiones aéreas en diferentes países o regiones contra las naves más grandes que evolucionaban o se mantenían estáticas más allá del alcance visual, que habían tenido como resultado la destrucción total y casi instantánea de los atacantes humanos. Pero no parecía que los medios de comunicación de masas hubieran reportado estos enfrentamientos, ya que se habría tratado de acciones secretas que habian tenido lugar por parte de los así llamados Países Desarrollados, empleando los recursos aerotransportados más avanzados. Por supuesto que se trataba solo de rumores, nadie les prestaba demasiada atención, ni siquiera las autoridades que supervigilaban el flujo de información, ni a los artículos de tabloides o diarios locales que nadie realmente tomaba en serio, los numerosos mensajes puestos en al internet sobre sucesos, extraños ruidos, batallas amortiguadas y despliegues de tropas que habian sido acompañados por el cierre de áreas completas, barreras en las carreteras, confiscación de cámaras digitales y teléfonos celulares de transeúntes y espectadores, encarcelamiento de periodistas y desaparición de personal de las fuerzas armadas, contingentes completos enviados súbitamente en misiones al extranjero, según algunos en grandes cantidades y reportadas por familiares llorosos a los cuales supuestamente se les negaría todo acceso a información de parte de autoridades y a quienes personeros inidentificables pero que trasuntaban poder habrían recomendado que guardaran un riguroso silencio. Bajo la aparente calma y la orden del día de mantener las cosas como de costumbre se habrían llevado a cabo batallas, quizás grandes combates, usando todos los elementos tecnológicos con que los estados modernos desarrollados podían contar—los apagados rumores del extranjero eran incluso más decidores—y se habrían perdido.

Sunday, September 16, 2007

Candy Man, la Inmortalidad, el Arte, la Conciencia, el Humanismo

En la película el Candy Man le dice a su víctima predestinada te ofrezco la eternidad y la dicha de no ser, sino en la mente de los creyentes. Entonces fue que me cayó la teja, expresión chilena que quiere decir lo mismo que se me prendió la ampolleta. El golpe súbito de la ocurrencia o la idea, en que casi podemos percibir el impacto del choque de esos elementos distantes que se conjugan por sí solos para producir la idea. La segunda imagen aludiendo al hecho de que pese a todos los humanismos y antropocentrismos todavía el pensamiento es esa luz que se prende de repente en medio de la pieza oscura y que se extingue en un instante. Pero a lo que iba, entonces es que me di cuenta. Darse cuenta. Esto que acabo de decir alude al carácter reflejo de la conciencia, que eso era lo que buscaban los artistas principalmente, pero también otros sujetos entregados a otras profesiones que ponen al reconocimiento de los semejantes como la única posibilidad de pervivencia, de inmortalidad, elección o creencia que no puede sostener con buena fe el creyente de ninguna religión

Sunday, September 9, 2007

Recital el 11 de septiembre en Ottawa

El martes 11 de septiembre la Editorial Poetas Antiimperialistas de América presenta el recital Sin miedo/Without Fear. Esta lectura es un anuncio de la antología homónima de pronta publicación bilingüe español inglés de seis poetas chilenos y canadienses, Sergio Mansilla, César Castillo, Carolyn Marie Souaid, Elías Letelier, Endre Farkas y Jorge Etcheverry. El lector invitado especial es el poeta académico y crítico Sergio Mansilla Torres, de paso por Canadá, Sergio Mansilla Torres nació en Achao, Chiloé, en 1958. Vivió en la localidad rural de Changüitad en la Isla de Quinchao, hasta 1976, Se transladó a Valdivia donde cursó la carrera de Pedagogía en Castellano y Filosofía en la Universidad Austral. Entre 1981 y 1983 vivió y enseñó en Los Muermos. En 1984 se trasladó a la ciudad de Osorno. En 1996 obtuvo el doctorado en Lenguas Romances y Literatura en la Universidad de Washington, Seattle. Actualmente es profesor de Literatura y Estudios Culturales en la Universidad de Los Lagos, Campus Osorno. Ha sido profesor invitado en Brasil, Francia y Alemania. Como académico y escritor ha publicado una decena de libros de poesía, estudios críticos de literatura y manuales para la enseñanza del lenguaje y la literatura, así como 50 artículos académicos en revistas especializadas chilenas y extranjera y en libros colectivos. Este evento tendrá lugar a las 8:PM en la Sala 156 de los Archivos Nacionales de Canadá (National Archives of Canada), 395 Wellington Street, Ottawa, Ontario, Canadá. Se servirá un vino de honor

Thursday, September 6, 2007

Presencia del castellano

Jorge Etcheverry

(nota publicada en el Eco Latino, de Ottawa, canadá)

¿Y porqué no del español?—A eso vamos. En la segunda mitad de los sesenta estudié Filosofía y además una Licenciatura en Literatura en el Departamento de Castellano del Instituto Pedagógico, el famoso Instituto Piedragógico, por las frecuentes demostraciones, barricadas y enfrentamiento de los estudiantes con las Fuerzas del Orden, vulgo ‘pacos’, Con los años el Departamento se pasó a llamar Departamento de Español, por motivos que, preocupado por otros intereses y urgencias más apremiantes no me preocupé de averiguar. Aquí, en las universidades, como en todo el mundo parece, se llaman también Departamentos de Español, lo que si bien obedece a que el castellano fue el idioma oficial de España, ahora no es único idioma con carta de ciudadanía. Pero aunque reviso los programas de las universidades de Canadá, todavía no me encuentro con cursos en vasco, catalán o gallego. A lo mejor mi búsqueda ha sido un poco negligente. Pero a lo que iba. En más de treinta años que llevo en este país he sido testigo del aumento de la presencia del castellano en todo el país y por supuesto en esta ciudad. En ese entonces si uno lo oía en la calle, en un bus, en un café, se daba vuelta sobresaltado, y si no se atrevía a hablarle a las personas, se las quedaba mirando con una sonrisa o una expresión reconcentrada y nostálgica, que ellos perplejos no sabían a qué atribuir y a veces apresuraban el paso, temerosos.

Ahora si uno va al mercado escucha castellano por todas partes, en toda su variedad de acentos. El Byward Market es una de las pocas partes en esta ciudad en que uno ve gente junta, hay todo tipo de cafés y restaurantes, puestos de esto y lo otro, centros comerciales y pasajes, y por supuesto que los latinoamericanos, españoles, brasileros y en general gran parte de las minorías lingüísticas y etnoculturales se vuelcan desde las calles y avenidas de esta ciudad parcialmente vacía, sepulcral o post apocalíptica de los domingos en la mañana en busca de un poco de vida, ruido, variedad, espectáculo. ¿Tienen algo que ver con esta atmósfera de la ciudad la religión y ética protestantes, que predican ahorro, moderación, reserva y a nivel más anecdótico y en algunos grupos la abstención del café, del puerco, del alcohol, de las transfusiones sanguíneas, pero sobre glorifican el trabajo? —que cosa curiosa y dicho sea de paso en la Biblia se dice que es más bien un castigo impuesto al hombre por el pecado original. Cosa tan paradójica como la exaltación del éxito comercial y económico entre algunos protestantes, cuando Cristo dice clarito que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos. Pero puede que haya en juego otro elemento, por ejemplo lingüístico, la manera en que los idiomas influyen en cómo la gente percibe y concibe el mundo. Hablando con una persona anglófona muy cercana (que no voy a mencionar) le decía que por ejemplo en este mismo escritorio hay una impresora, un diccionario de la Real Academia, la mesa, la silla y la impresora son femeninas y el computador es masculino. Miro por la ventana y veo el cielo El hablante castellano vive en un mundo que se percibe como sexuado, el anglófono vive en un mundo básicamente neutro, mucho más abstracto. A eso le podemos agregar las sutilezas del trato personal en castellano, que van del familiar e íntimo del ‘tú’ a lo distanciado y formal del ‘usted’, con todos los matices en juego, que pueden convertir a ese mismo ‘usted’ en indicio de familiaridad máxima, cuando se lo usa en el seno de la relación íntima con un matiz juguetón y pícaro de distancia y formalidad. En una de éstas nosotros los castellanófonos vivimos en un mundo tan rico que nos distraemos, o lo encontramos básicamente bien así como está, entonces no le ponemos tanto pino para modificarlo. Y el anglófono opera en un ámbito más despejado y entonces puede meter mano más fácil, además de que con esa costumbre que tienen de inventar acrónimos hacen todo más rápido. Como vive en un mundo sensorialmente más pobre y más fome tiene que amononarlo mediante el trabajo, la acción práctica.

Bueno, a lo que íbamos. El aumento de la presencia del idioma castellano en el país se ve en la exhibición de más películas, en canales y programas en castellano, en esta misma ciudad existen instancias de práctica y estudio del castellano, un diario comunitario mensual que ya no está dedicado tan sólo a la divulgación de lo que llega de afuera, sino que presenta material de primera mano de autores y comentaristas locales que escriben notas, crónicas, artículos, reportajes, poesía y prosa. Hay instancias editoriales, revistas periódicas, al menos dos sesiones mensuales de lectura de textos literarios básicamente en castellano. Hay por lo menos un festival latinoamericano anual y se está luchando para que la cultura escrita en español de Ottawa y Canadá siga teniendo su evento anual, Boreal. Se está desarrollando lentamente un público y un mercado para la literatura en castellano producida en la ciudad. Esta no despierta mucho interés en los programas académicos universitarios, que enseñan las literaturas española e hispanoamericana, no el engendro híbrido de la producción en español en Canadá, ni en las embajadas latinoamericanas, naturalmente dedicadas a difundir lo que se hace en sus países. Pero existe en Ottawa, además de una pasable mini industria editorial en castellano, una actividad crítica y de estudio de los autores que residen en Canadá, sobre todo esta ciudad capital, y que escriben en este idioma.

En este panorama no están ausentes los anglófonos, y voy a mencionar dos antologías recientes. Una es Iguana, Escribir el exilio/Writing Exile, editada por el poeta y académico Paul Carr con textos en castellano e inglés de diez autores, dos de ellos ottaguinos y uno ex ottawense, y Latinocanadá. A Critical Study of Ten Latin American Writers of Canada, del poeta, traductor, crítico y académico Hugh Hazelton, que es la primera antología crítica de la literatura hispano canadiense, y donde se incluyen dos autores latinos de Ottawa. Claro que hay que mencionar que los compiladores de ambas antologías son estadounidenses que se vinieron a Canadá en tiempos de la guerra de Vietnam. El interés de los escritores, editores y críticos canadienses anglófonos ‘per se’ está por verse.

Saturday, September 1, 2007

La salvación de la Tierra (Cont.)

Según el internet, los diarios y la televisión ya se sabía que en alguna parte allá arriba había una vasta estructura, similar a la que había aparecido en una película muy vista de las postrimerías del siglo XX, Independence Day. Pero estas pequeñas máquinas volantes esferoidales que parecían hechas de papel de aluminio opaco con agujeros hechos al azar y de diversa dimensión en toda su superficie, y las mencionas excrecencias y corrugaciones, aunque no desprovistos de una cierta simetría de diseño no había provocado realmente terror al comienzo, sino algo parecido a la extrañeza, sino fuera porque había habido pruebas de su funcionamiento letal, que si bien no se habían difundido en forma pública, sí que había sido presenciado en ya numerosas ocasiones y era fuente permanente de rumores. Más de un gobierno, especialmente los más poderosos, había intentado alguno tipo de operación encubierta desde tierra o aire contra los visitantes, y todas las instancias no habían podido ser encubiertas. La niña yacía despatarrada en el pavimento como una muñeca tirada por niño taimado, la falda remangada con la caída y mostrando sus calzones, que J. no pudo evitar de mirar por reflejo, sintiéndose un poco culpable. Un hilito de sangre comenzaba a escurrirse por la comisura de los labios pintados de esa figura inmóvil. Seguramente al caer se había golpeado la cabeza. La gente corría en todas direcciones, mientras J. permanecía paralizado afuera del café y el dispositivo volante pasaba zumbando suavemente a escasos metros de su cabeza. Se dio cuenta de que nada surgía de esa estructura que se desviaba casi imperceptiblemente para evitar una bala que alguien le habría disparado, luego había continuado a lo largo de la calle ocasionando una estampida de transeúntes que huían a medida que avanzaba. Se pudo oír otro estruendo, y gritos, y otro par de tiros, y J. se dio cuenta de que ahora el artefacto volante, el primero que él había visto de esas máquinas que ya recibían el nombre popular de huevos voladores, había aumentado su velocidad y desaparecía a lo largo de la calle Elgin, un amplio bulevar festoneado de cafés, restaurantes y establecimientos comerciales, hacia el centro administrativo y cívico de la ciudad. Todo no había durado másde treinta segundos. Una cuadra más allá se veía la parte trasera de un automóvil que sobresalía se un escaparate que había pulverizado y se oían las sirenas de coches policiales, o ambulancias.

No deja de ser curioso que la vida siempre parece retomar su curso normal, o al menos trata de hacerlo, luego del choque inicial incluso de los eventos más extraños y horribles, como esas hormigas que a los pocos segundos de que el transeúnte descuidado o malintencionado recomponen sus líneas y reanudas obstinadamente sus trabajos. Pasó después del Holocausto, el bombardeo de Dresden, Hiroshima, los genocidios de Rwanda e Irak, etc. Luego de algunos días la gente comenzó a darse cuenta de que no había que tener acciones violentas o dañinas de los visitantes, al menos por el momento, aparte de los miles de huevos metálicos que zumbaban suavemente y flotaban a velocidad y altura variable sobre calles y campos de todo el mundo. El primer comunicado de los rayén no había sido seguido por otros y las cosas estaban volviendo rápidamente a lo normal y lo habitual, como si la raza humana hubiera estado esperando la oportunidad de aferrarse a esa normalidad como un náufrago se aferra a un leño. La Bolsa se estabilizó e incluso ganó algunos puntos como respirando aliviada. Las noticias volvieron paulatinamente a centrarse en celebridades, figuras políticas y otros monos alfa del hemisferio con sus asuntos, anécdotas, estilo de vida y bravuconería, e incluso ya había quienes, en los círculos oficiales y financieros, hablaban de la posibilidad de entrar en transacciones comerciales con los extraterrestres y los ovoides voladores empezaron a aparecer en algunos comerciales, uno de los más exitosos promocionando ventanas con cristales polarizables mediante la simple presión de un botón, que una niña en tren de desvestirse después de una agotadora jornada pulsa ante la presencia de un ovoide que se demora estático en aire a unos cincuenta centímetros de su ventana.

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Ottawa, Ontario, Canada
Canadá desde 1975, se inicia en los 60 en el Grupo América y la Escuela de Santiago. Sus libros de poemas son El evasionista/the Escape Artist (Ottawa, 1981); La calle (Santiago, 1986); The Witch (Ottawa, 1986); Tánger (Santiago, 1990); Tangier (Ottawa, 1997); A vuelo de pájaro (Ottawa, 1998); Vitral con pájaros (Ottawa; 2002) Reflexión hacia el sur (Saskatoon, 2004) y Cronipoemas (Ottawa, 2010) En prosa, la novela De chácharas y largavistas, (Ottawa, 1993). Es autor de la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá, 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de www.escritores.cl con El diario de Pancracio Fernández. Ha sido antologado por ejemplo en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple; Latinocanadá, Hugo Hazelton; Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras; The Changuing Faces of Chilean Poetry. A Translation of Avant Garde, Women’s, and Protest Poetry, de Sandra E.Aravena de Herron. Es uno de los editores de Split/Quotation – La cita trunca.

Instalación en la casa de Parra en Las Cruces

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Chile, 2005, Foto de Patricio Luco. Se pueden ver en esta "Biblioteca mínima indispensable" el Manual de Carreño, el Manifiesto Comunista y Mi Lucha

Chile, 2005

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Una foto con el vate Nicanor Parra, candidato al premio Nobel de Literatura