El Alba Volante, básicamente un blog, pero también un presunto sub sello editorial de La cita trunca, con sede en Ottawa, Canadá, decidió, cuando los medios y la oportunidad se dieran, instaurar un premio a diversas concreciones de la poesía en castellano. Este premio, que se quiere y se pretende anual—sujeto a los medios disponibles, como se decía, y que carece de apoyo institucional, ha discernido hasta ahora dos instancias, la primera a la poesía de vanguardia y la segunda a la antipoesía. Puede resultar curioso este ir de la vanguardia a la antipoesía. En una nota del artículo de Salvador Galán Moreu Antipoesía e ironía: una introducción (Universidad Autónoma de Madrid) se registra esta supuesta contradicción mía, “…Son numerosas las voces significativas que lo proponen para el Nobel. Es el caso del también chileno Jorge Etcheverry perteneciente a la escuela de Santiago, hornada literaria surgida en los años 60 y antiparrista declarada, que expone sus razones en el artículo “Por qué Parra, por qué ahora”, incluido en la revista la cita Trunca Ottawa Editorial Poetas Antiimperialistas de América el 22 de Septiembre de 2005 y consultado en el sitio web:http://etcheverry.info/hoja/catastro/notas/article_272.shtml. Esto porque si bien en la actualidad la poesía cumple un importante papel en la manifestación de lo que podríamos llamar el consenso humanista, las formas de poesía que tienden a revitalizar y transformar el lenguaje y la perspectiva poética permiten la continua renovación del género. Esto debido a que la reiteración, fundamental para que exista comunicación—ha crecido sustancialmente con las tecnologías de información y comunicaciones, especialmente la internet—amenazando más que antes convertir a la poesía—como pasa con todas las expresiones literarias—en un muestrario de clichés y lugares comunes, haciéndola perder su eficacia y convertirse en una simple reafirmación de las convicciones del grupo que las emite, cuyas convicciones y estética consolida, lo que es importante, pero de lo que no trasciende hacia otros posibles lectores o escuchas. Por otro lado, las compilaciones y premios temáticos son abundantes, y por eso hasta ahora hemos preferido las maneras o estilos, antes que los contenidos. Esto puede cambiar en el futuro y estamos barajando posibilidades para un tercer torneo, que podrían ser el texto intergenérico, o, si se tratara de contenido, la poesía femenina, ambiental, de resistencia o revolucionaria, en fin alguno de los elementos temáticos que juegan un papel en el proceso actual de axiologización acentuada de la poesía. En fin, en el intertanto les damos a conocer a los lectores los ganadores de las dos versiones de este premio hasta ahora, que no han estado ausentes de polémica, cuya aceptación ha sido masiva y que se realiza exclusivamente por medio de la internet.
Premio del primer concurso de poesía en castellano Alba Volante: La vanguardia
La maquinaria de los pájaros
Poemas destacados del concurso de poesía de vanguardia Alba volante
Lista de poemas destacados
Premio del segundo concurso de poesía en castellano Alba Volante: La antipoesía
Variaciones sobre el tema
(de la revista Qantati)
Blogista de algún modo personal, pero que acepta anuncios, colaboraciones y comentarios de lectores y etcheverroides. Dedicada sobre todo a textos, literatura (eventos, artículos, crítica, metacrítica, etc.), política en sentido amplio--y en el otro-- e ideas. Dirigir la correspondencia a jorgecheverry@yahoo.com o a jorgeetcheverry@rogers.com
Monday, June 15, 2015
Wednesday, April 15, 2015
El falso profeta
Jorge Etcheverry
VII
VII
Faltándome
el financiamiento rastreable y el oculto del falso profeta, abandonado por ex
partidarios en su mayor parte por problemas de vejez, enfermedad o falta de
interés, me dejaba caer a eso de las doce a un mall nuevo que hicieron hace
poco donde comía muestras de pan, chips, galletas, y cubitos de frutas como
piña y sandía, incluso torrejas de diversos tipos de salchicha o chorizo o
minialbóndiga (meat balls). A unas doce cuadras hay un supermercado donde pude
degustar espárragos envueltos en tocino, un par de camarones en una salsa, un
guiso de salmón. Pero eso está vedado para el tipo o la mujer de la calle de
corriente principal (mainstream), con sus prendan que no armonizan, su mirada
extraviada—muchos de ellos enfermos mentales lanzados a las calles para que el
sistema ahorre en internación y tratamiento. Con (casi) remordimiento me dirijo
a un café para pensar o anotar los próximos pasos a seguir en esta impenitente
cruzada, nombre que adopto del lenguaje común dejando afuera las connotaciones
religiosas
Los pájaros
se levantan desde el cauce de ríos medio congelados que atraviesan esta
conglomeración urbana, no por designio arquitectónico sino por la testarudez de
la niña esta, la natura y esbozan sus círculos que para un espectador son casuales,
pero que encierran en esas máquinas aparentemente endebles—sino cómo se pueden
remontar así, como si tal cosa—pero diseñadas con una obsesiva minuciosidad.
Eso si uno fuera de ese lote que cree que algún dios allá arriba diseño y armó
todo este asunto. Pero no es el caso nuestro
Nuestros
antepasados prevascos cuyo reconocimiento como el pueblo originario de Europa
causaría dolores de cabeza a investigadores, centros universitarios, think
tanks en la Comunidad Europea, Norteamérica, etc. llamaban a esa niña a que nos
referíamos Mari, en un pobre ejemplo de adoptar un nombre de la lengua de los
conquistadores godos, para ver si los dejaban tranquilos. Pero no somos
antropólogos ni etnólogos ni estamos adscritos a una universidad. Dios (que no
existe) nos libre
Saturday, April 4, 2015
Nota de lectura de “Bíblica” de Géyser López
Jorge Etcheverry
Pese a la
presencia de nuevas y pujantes tendencias en la poesía en castellano (que en
realidad ahora se llama español), como la antipoesía o la cronipoesía, o la
poesía que es la expresión de las condiciones
socioculturales de su surgimiento, tendencias sexuales, origen étnico,
afiliación religiosa o compromiso político, se puede decir que la poesía lírica
todavía reina—casi—indiscutida. Pero—como en el caso de este poemario—le es
necesario mantener un nivel alto de escritura para destacarse en el abigarrado universo poético actual. No hace
mucho y dentro de su discurso del día de su asunción del cargo, el presidente
Vázquez (de Uruguay) dijo que “la
cultura, sin duda, es un territorio de libertad, un lugar de encuentro
democrático, un espacio para la creación colectiva y permanente de valores, de
principios y de identidad de una sociedad.” Así en estos tiempos convulsos y
que pueden señalar el alumbramiento de
nueva era o la apertura de la fosa de la humanidad, la poesía crece y se
multiplica en asociaciones mundiales de sus cultores y amantes y se intenta
establecer redes de hermandad y preservación de los valores humanos utilizando
los nuevos medios de comunicación.. Valga este preámbulo para señalar cómo se
ubica en este contexto la obra de este poeta. Predominantemente líricas, la
poesía—y la prosa poética del autor incluidas en este libro—son muestra acabada y cuidada de poesía lírica,
con un dejo existencial profundo. Si nos fijamos en algunos elementos de
contenido, veremos que en este libro hay
versión muy singular de la rica y larga tradición del libro de poemas
que rescata, rememora, discierne la experiencia y restaña el dolor del amor. El
prójimo, el otro (la otra) es un tema central en este poemario, y ya aparece en
el primer poema. Se trata de relación,
suponemos rica pero ya perdida, desde un presente rememorativo que nos
introduce al poemario:
Quise pensar que a posterior
sería especie
de amitié déguisée,
reflexión tonta,
supongo,
pero esa tentativa
conjugó todas mis gravedades.
El
carácter como proyecto pone a este libro en la tradición que combina la lo
numinoso con lo sentimental/erótico, de Juan de la Cruz o Teresa de Ávila, que
proporciona un marco de tradición para un tipo de lectura y que se anuncia en
el título, la dedicatoria y el primer epígrafe, pero tan solo eso, ya que aquí
la temática se despliega hacia caminos muy especiales y ambiguos. Así, los
epígrafes bíblicos, los aspectos escriturales o de discurso o la atmósfera
profética presentes en el texto aluden a esa trascendencia, combinada
con o manifestada en el elemento erótico y sentimental, que raramente llega a
lo carnal, y que cuando lo hace se reviste de
una ambigüedad que da profundidad connotativa al texto. Lo espiritual se
combina con lo cotidiano y anecdótico, y ¿Por qué no? con el elemento voyerista y la culpa. La imprecisión con que
se entregan vistazos o esguinces abre a
la vez todo un abanico de posibilidades
insinuadas que instauran el marco o telón de fondo donde se instala o despliega
esta poesía de lenguaje acotado. A lo largo del libro se siguen y entrelazan
las alternativas y mutaciones del amor, en sus aspectos negativos y positivos:
“A escondidas te observaba
con mis peores ojos
para que el ejercicio fuese
hermosa
manera de indignarte. (p.4)
como decíamos la trascendencia es explícitamente
numinosa y se inscribe en sus referencias culturales en la tradición bíblica
judeo cristiana, cuya divinidad en definitiva soporta este universo reflejo:
“Si Dios no hubiese inventado
la mar
ni el sol,
en aquella ancha angostura de
tierra,
nunca el azar nos hubiese
elegido”. (p.26)
Hay ecos que
se resuelven en esta versión de la Rosa de Sharón que es la amada. El texto se
construye como confesión que introduce a
un interlocutor a quien se dirige el poema—porque pensamos que se trata de un
poema largo-- y que le permite estructurarlo. Este privilegiado interlocutor
puede ser divino y a veces adopta la faz de la interlocutora, o de la escritura
misma: “Yo confieso ante el papel todo poderoso y ante ustedes hermanos que he
pecado mucho. (p.16)—o la insinúa—o la de un alter
ego:
“Confiésame --juro no hablar—si ya en
la Creación lo pensaste; dejarme sin cambio para que ella bajo el inhóspito
aguacero me observara tarde de noviembre
mientras rebuscaba en su bolso las tres monedas que me faltaban” (p. 6)
“Ahora entiéndeme: yo no quiero luz ajena. Solo la tuya pero a través de ella.”(p.11)
Esto además siguiendo o agregando a
otra tradición, la de un cierto romanticismo, la de la mujer como “el reposo
del guerrero”, el amor que es también la droga que permite el escape de la opresiva,
repetitiva y gris cotidianidad:
“Por qué el televisor sin energía y
obligarme a salir de mis muebles tan acomodados. Por qué el minuto de verla en
su esquina secándose furtivamente los pechos y luego observarme con sus dos
bolas hambrientas de selva” (p. 6)
Pero el hechizo de la droga se
convierte inevitablemente en hábito y se subsume en lo cotidiano, la novedad se
gasta, el milagro se cotidianiza:
“Te veo y me asfixian
estas
ganas terribles
de repararte…..
“Seamos primos.
Y complazcámonos
en la estulticia,
en la sempiterna estupidez
de ser primos para siempre”. (p.8)
aún
queda la memoria que a la vez que selecciona, rescata y condena
“…te extrañé tanto
que busqué el libro que me
leíste
y al abrirlo,
empecé a besarlo
por toda sus esquinas”. (p.12)
también
aparecen los motivos de la no consumación y la culpa que se anuncian como otras
hebras en la experiencia de lectura de este libro:
“Pero queda aún el rédito de imaginar, hoy, en
nuestros aposentos distantes y cagados, en nuestra perentoria vejez, que esas
grietas moradas sobre esa boca tuya y que ya no te sirve, las produjo nuestro
pacto inconcluso. Fue la firma de eso que jamás tuvo lugar en tus labios:
mis
dientes”. (p.16)
El reconocimiento de sí en la mirada del
otro— o la otra, interlocutores privilegiados por un acto arbitrario o las
circunstancias, pero también encarnación de una voluntad y existencia superior, quizás ese mismo
interlocutor privilegiado a quien se dirige la confesión que este poema, y que
esboza para el emisor poético mismo, la imagen de sí mismo, su única
posibilidad de autoconocimiento:
“Yo también nací, aunque no
lo creas.
Fui pequeño, inquieto, redondo” (p.21), o
“Hallé mi silueta
en el inmenso lago
de tu pupila”. (p.17)
y en otro ejemplo: “Yo también nací, aunque no lo creas. Fui pequeño,
inquieto, redondo. Tuve tus miembros.” (p. 21)
Pero
este proceso de la mirada entrega también el reflejo del otro (la otra): “Desde que naciste, te has estado muriendo. Llegó el momento de arrojarme tu
último grito y blandirme la cara como esas tormentas que doblan en C el metal
de los semáforos. Firma. Firma aquí en mis ojos, en estos bolsillos que de ti
se engordan por última vez” (p.24) Este proceso—de espejos—culmina en el poema
final, diálogo entre el poeta y la
interlocutora, en que ella asume finalmente una voz asume una voz:
Sí, yo;
la que pensé
que lo era todo; (P. 32)
queda la defensa de la memoria y la
salvaguarda—de los hechos, de unos mismo—quizás no resignada y quizás condenada
a la disminución, al polvo que paulatinamente oculta y esencializa los
monumentos:
“Yo viviré aquí
como línea larga
que todo lo soporta.
Muscularé
tu espíritu,
defenderé
tu casa si alguna vez
el moho desobedece.” (p.19)
Luego de estos atisbos,
volvamos un poco al inicio de esta nota. Alguna vez Sartre escribió que lo que
separa a la poesía de la prosa es la materialidad del lenguaje, ya que en esta
última el lenguaje desaparece para dar lugar al contenido. Pero el contenido en
la poesía contemporánea con sus exigencias de comunicación de contenidos para
proclamar y compartir de manera inmediata, hace que la poesía sea por así
decirlo menos densa lingüísticamente. No e el cao de este texto, a veces
difícil y lleno de claves, sucinto y apretado cuya lectura constituye un
desafío.
Ottawa-2015
Thursday, April 2, 2015
Mari
Jorge Etcheverry
Te escapas para luego aparecer en el ángulo de alguna esquina insospechada, cuando íbamos a comprar el diario que todavía leemos en versión impresa cuando nos tomamos un café. Nunca tuve tu número. Después, hace poco, me lo diste, pero ya no hay teléfonos públicos y todos menos yo andan con celulares. Si me paro a ver algo en algún escaparate creo verte que miras por encima del hombro. Me doy vuelta. Ya no estás. O era otra persona, a veces ni siquiera una mujer
No te escondas para vivir en ese cerro ni en ningún otro. Sale aunque sea sólo por la noche para peinarte la cabellera, para alumbrarlo todo con tus ojos de esmeralda. No te ostentarás en escudos, yelmos ni tapices. Tus damas de compañía iluminarán innúmeras noches con sus cuerpos ardiendo
Te escapas para luego aparecer en el ángulo de alguna esquina insospechada, cuando íbamos a comprar el diario que todavía leemos en versión impresa cuando nos tomamos un café. Nunca tuve tu número. Después, hace poco, me lo diste, pero ya no hay teléfonos públicos y todos menos yo andan con celulares. Si me paro a ver algo en algún escaparate creo verte que miras por encima del hombro. Me doy vuelta. Ya no estás. O era otra persona, a veces ni siquiera una mujer
No te escondas para vivir en ese cerro ni en ningún otro. Sale aunque sea sólo por la noche para peinarte la cabellera, para alumbrarlo todo con tus ojos de esmeralda. No te ostentarás en escudos, yelmos ni tapices. Tus damas de compañía iluminarán innúmeras noches con sus cuerpos ardiendo
Inasible te urdes en torno a ti misma como una
trenza rapunceliana, como una doble cadena cromosómica, cuyas hélices abarcan
los tiempos verbales pasados y futuros de esa lengua enrevesada que a estas
alturas ya no me será dado aprender ni menos ejercitar en los trabajos y los
días
Otros nombres más nuevos, otras consejas te
darán otro rostro y te inscribirán en las estelas. Hijas tuyas que a lo mejor
te ignoran. No así yo que te presiento. En estas ciudades de ahora creo incluso
verteTuesday, March 17, 2015
El falso profeta V
Jorge Etcheverry
El horror que se despliega se expresa con una sintaxis de crucifixiones decapitaciones. Se llena de tierra lentamente la boca de los enterrados vivos. Todo un hemisferio se apresta a decorar su versión de la economía de mercado con las babas sangrientas de una boa que a lo mejor se agazapa en lo que se llamaba inconsciente colectivo. La mueca sardónica del dios de turno bebe torrentes de sangre mientras sus sacerdotes recitan los mantras sagrados ebrios de la exaltación del aniquilamiento. Esas eran las parareflexiones que me agitaban la mente cuando minuciosamente y al nivel de mis escasas posibilidades reconstruía los pasos del falso profeta. Los sueños inconfesados de millones de personas normales se alimentaban en las fogatas humanas. El sangramiento de una mujer cuya sangre era recogida en un balde. Las ejecuciones colectivas de los narcos se aliaban con las inmolaciones rituales bajo el palio de la conciencia del espectador semiadormecido con la vista fija en su tableta
El horror que se despliega se expresa con una sintaxis de crucifixiones decapitaciones. Se llena de tierra lentamente la boca de los enterrados vivos. Todo un hemisferio se apresta a decorar su versión de la economía de mercado con las babas sangrientas de una boa que a lo mejor se agazapa en lo que se llamaba inconsciente colectivo. La mueca sardónica del dios de turno bebe torrentes de sangre mientras sus sacerdotes recitan los mantras sagrados ebrios de la exaltación del aniquilamiento. Esas eran las parareflexiones que me agitaban la mente cuando minuciosamente y al nivel de mis escasas posibilidades reconstruía los pasos del falso profeta. Los sueños inconfesados de millones de personas normales se alimentaban en las fogatas humanas. El sangramiento de una mujer cuya sangre era recogida en un balde. Las ejecuciones colectivas de los narcos se aliaban con las inmolaciones rituales bajo el palio de la conciencia del espectador semiadormecido con la vista fija en su tableta
Thursday, March 12, 2015
Trenzar.
Nieves Fuenzalida
y la piel del amanecer.
A la trenza la encintó
con un arcoiris
que salió de los rocíos
de lluvias que lanzaba
la vida escondida
detrás de narrativas
de ontologías metafísicas.
Nieves.
11 de Marzo del 2015, Ottawa, Ontario.
Trenzar.
El amor trenzó
mi piel con tu piely la piel del amanecer.
A la trenza la encintó
con un arcoiris
que salió de los rocíos
de lluvias que lanzaba
la vida escondida
detrás de narrativas
de ontologías metafísicas.
Nieves.
11 de Marzo del 2015, Ottawa, Ontario.
Monday, February 9, 2015
El falso profeta IV
Jorge Etcheverry Arcaya
Dime cuenta entonces que estaba desbrujuleado, que por seguir de
la mejor manera posible mis impulsos, llevando por esa noción en la que esa cosa de la vitalidad, de los
instintos, de obedecer a eso que se
llama el inconsciente que nos penaba antes cuando la razón era ama y señora me
lancé a escribir y a vivir en consonancia, una cierta cosa, en realidad no
existía la vanguardia, no había existido nunca, se trataba de poder captar lo
que estaba latiendo en los tropismos de todo un género, una especie, que ahora
parecía que por fin se estaba encaminando a su extinción. Es que con un
poqueque de masoquismo caído, con un ojo siempre puesto en la fuente de los
morlacos, las menciones en artículos, las críticas donde convenía , pero al
mismo tiempo haciendo sus numeritos, tomando, botándose a la bohemia para
hacerse atractivos, los poetas estaban con el ojo al charqui para ver que
podían sacar de todo esto.
A eso no me ayudaba mi capacidad de meterme
en toda clase de líos, ya sea de mujeres—debo reconocer que soy positivamente
hetero—políticos, incluso cargando fierros cuando se suponía que había que
cargarlos—y salir más o menos indemne hasta la otra vuelta, mientras mis
coetáneos con menos dotes genéticas y un poco más lentos de sesera, o más
vivarachos terminaban ya sea en la tumba o en las academias, con un buen pasar
y con los galardones de las pasadas aventurillas para engalanar sus currículums
Llegado a la edad en que ya se avizora la
mina definitiva, la muerte que se sigue representando a la femenina, con
vestido largo y negro, delgadita decidí que había que buscar la madre del
cordero, total los otros ya se estaban jubilando de las pegas y ya no podían tirar como antes, tomar como antes, incluso
comer como antes se convertían en otros viejos como los otros más dejados de la
mano de dios, con las mismas limitaciones y traban de que les reconocieran el
bolichito que se habían armado, los
despelotes en que se habían metido, para ver si se les concedía un lugarcito en
los libros de historia.
Algunos rememoraban con ternura, con lágrimas
en los ojos, las andanzas juveniles y parecían querer decir que eran los mismos
de antes, de los años bravos, pero no nos convencían y no se convencían ellos
tampoco, pero nosotros, por nuestra parte y a medida de nuestras limitaciones, estábamos
en las mismas
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About Me
- j.etcheverry
- Ottawa, Ontario, Canada
- Canadá desde 1975, se inicia en los 60 en el Grupo América y la Escuela de Santiago. Sus libros de poemas son El evasionista/the Escape Artist (Ottawa, 1981); La calle (Santiago, 1986); The Witch (Ottawa, 1986); Tánger (Santiago, 1990); Tangier (Ottawa, 1997); A vuelo de pájaro (Ottawa, 1998); Vitral con pájaros (Ottawa; 2002) Reflexión hacia el sur (Saskatoon, 2004) y Cronipoemas (Ottawa, 2010) En prosa, la novela De chácharas y largavistas, (Ottawa, 1993). Es autor de la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá, 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de www.escritores.cl con El diario de Pancracio Fernández. Ha sido antologado por ejemplo en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple; Latinocanadá, Hugo Hazelton; Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras; The Changuing Faces of Chilean Poetry. A Translation of Avant Garde, Women’s, and Protest Poetry, de Sandra E.Aravena de Herron. Es uno de los editores de Split/Quotation – La cita trunca.
Instalación en la casa de Parra en Las Cruces
Chile, 2005, Foto de Patricio Luco. Se pueden ver en esta "Biblioteca mínima indispensable" el Manual de Carreño, el Manifiesto Comunista y Mi Lucha
Chile, 2005
Una foto con el vate Nicanor Parra, candidato al premio Nobel de Literatura