Jorge Etcheverry
Qué rico. No creo que en otra revista uno pudiera escribir una cosa con este título. ¿Pero por qué no? ¿Acaso no es más o menos eso lo que se deja entrever en casi todos los ítemes noticiosos realmente importantes de cualquier noticiario que se respete?. Aquí no estamos hablando de las guerritas étnicas o religiosas que se arrastran más o menos soterradas hasta que brota una nueva que eclipsa por unas semanas a las demás, o una pasa a primer plano, cuando alguna pandilla de lunáticos le corta la garganta a una cantidad tal de niños y mujeres que se considera digna de aparecer en las noticias internacionales.
No. Aquí se trata de la aniquilación de la especie debido al agotamiento de las fuentes de vida, o su empobrecimiento o ruina: el agua, el aire, los vegetales y animales. No es algo que carezca de precedentes. Cuando los pascuenses se comieron y gastaron todos sus recursos, comenzaron a comerse entre ellos casi hasta extinguirse. Es posible que las ciudades mayas sufrieran una suerte parecida de agotamiento de recursos, lo que habría llevado a su abandono. Es que el animal humano “se come todo lo que camina”, frase de Burrougs en una de sus novelas. Y se multiplica hasta cubrir todo el territorio disponible. La confluencia de ambos impulsos se puede dar en dos condiciones: la especie es infinita y el hábitat es infinito, o ambos son finitos, es decir se terminan. Pareciera no haber posibilidad de equilibrio entre hábitat y especie humana, ya que el progreso ha eliminado los factores limitantes naturales. Sin embargo, se pueden plantear utopías y existen los remanentes de pueblos que en un pasado no demasiado remoto equilibraban sus necesidades con la preservación del medio ambiente, los pueblos indígenas. Aún se puede plantear como alternativa para la supervivencia la relación indígena con el entorno, pero es casi imposible su puesta en práctica sin reducir muy drásticamente la relación entre persona y hábitat. En otras palabras no se puede llevar a cabo en las sociedades modernas, por el mero número de gente involucrada. Además, el control de las necesidades de consumo y desarrollo, tanto en el mundo desarrollado como en el otro, tanto en el Norte como en el Sur, es una tarea imposible, ya que implica imponer limitaciones—de producción, de crecimiento de la población, de urbanización, de consumo, etc.. En este momento no se cree en la centralización absoluta de todos los medios y recursos, ni se tolera la rígida jerarquización de la sociedad en una élite culta de manejadores paternales y el resto, lo que podría aminorar el proceso de desgaste del medio ambiente y sus recursos. La caída del así llamado ‘Bloque socialista’ empeoró las cosas al desacreditar la centralización del poder, el estado, la economía dirigida, etc., siendo que un gobierno de extensión universal y poderes casi inimaginables sería una solución para establecer por lo menos una ‘detente’ en el así llamado desarrollo, no una reversión, que parece imposible, sino una ‘stasis’, una situación de cero crecimiento económico y cero aumento de la población. Un gobierno así tendría las características de un socialismo, ya que reglamentaría y controlaría la economía. Pondría el acento en aspectos ajenos a lo económico en tanto empresa individual y competitiva, y haría hincapié en valores y discursos comunitarios, medioambientales y culturales. Desde el momento en que las religiones promueven de una manera u otra el “creced y multiplicaos” o ejercen el control genético tribal (por ejemplo mediante la circuncisión femenina y el enclaustramiento de las mujeres), tendría que ser un estado tan universal como ateo. Pero esta alternativa va contra dos impulsos incontrarrestables del animal humano: la multiplicación hasta el límite del ambiente y la ingestión de la realidad objetiva. Los detractores de este verdadero y utópico ‘socialismo real’ verían este tipo de sociedad como una especie de panal o colmena, y se preguntarían si sus ciudadanos serían todavía gente. A lo que cabría responder que lo más probable es que se instaurara una individualidad concreta, basada en sexo, inteligencia, habilidades, edad, raza, cultura, apariencia física, etc. Es en la sociedad mercachifle que la gente se define por su función económica, que pasa a obliterar la verdadera—concreta-- individualidad.
Otra posibilidad que se está comenzando a esbozar, al menos en algunos medios, es el ‘cyborg’, cuyo equivalente en español no conozco. Es un ser compuesto en gran medida de metal y plástico, cuyas funciones vitales pueden depender en gran medida de otros componentes de creación artificial. La supervivencia del tejido nervioso sería lo único imprescindible, y la nanotecnología ya anuncia la posibilidad de la combinación de la célula nerviosa con un ‘microchip’ de silicón. Esta segunda alternativa ofrece la posibilidad de que no hay que preocuparse demasiado ni del agotamiento de los recursos naturales ni de la degradación del medio ambiente, total de alguna manera vamos a seguir cascando. Tampoco es motivo de alarma que la conquista del espacio no siga con el ritmo que se esperaba hace algunas décadas, ya que el confinamiento al medio ambiente terrícola ya no implica a largo plazo la desaparición de la especie, pudiéndose vivir de alguna manera en un mundo ya desprovisto, o casi, de elementos orgánicos superiores. En una variante de este escenario, se prevé una confrontación final entre hombres y máquinas, que terminarían por adueñarse del mundo una vez que nosotros perfeccionemos la inteligencia artificial (Terminator II). ¿Para qué quedarse a medio camino?. Desde la perspectiva de la máquina, el componente humano del hombre-máquina (La Mettrie) es imperfección perecedera, que la máquina visualizaría con repugnancia como una especie de cáncer (The Matrix).
El tercer escenario es que surja una mutación del ser humano, adaptada a las nuevas condiciones ambientales y que termine por imponerse por la fuerza de las cosas, por ejemplo su inmunidad frente al SIDA y a las nuevas enfermedades mutadas que causarían estragos en el hombre actual. Habría que preguntarse cuáles serían las características de este recién llegado. El doctor Robert Leech de la Universidad de Medicine Hat sostenía que así como el Cro-Magnon había suplantado paulatina o súbitamente (con las implicaciones de esto último) al Homo Neardhentalensis, él estaba seguro de que una nueva mutación del Homo Sapiens estaba echando los primeros brotes en el árbol genealógico de la humanidad. Incluso se adelantaba a suministrar algunas de las características potenciales o factuales de esta nueva subespecie: si el Cro Magnon se estaba multiplicando hasta el agotamiento del medio ambiente, la nueva mutación tendería a ser numéricamente limitada compensando quizás mediante la longevidad, aunque era de esperar que en el período de su brote inicial pasara por algo así como una explosión demográfica. El nuevo mutante tendría que tener por fuerza una mayor resistencia al SIDA y a los contaminantes atmosféricos, radioactivos, emisiones solares, etc., que ya producían cánceres en todo el mundo, así como mutaciones letales, y quizás esta misma mutación fuera el resultado de los anteriores factores. Hay que recordar que las mutaciones inducidas en la mosca de fruta eran casi todas letales, pero algunas producían variedades resistentes. Las otras características de este mutante serían difíciles de conjeturar desde una perspectiva por así decir humana, pero era de suponer que así como el Cro Magnon había exterminado (o ingerido) al Neardhental,y luego había llevado al borde de la extinción a los otros primates, el Homo Actualis (como el científico denominaba al Homo Sapiens Sapiens), habría de ser la víctima, por la fuerza de las cosas, del Homo Diferens, como el académico llamaba a la subespecie por venir.
En resumen, estos tres caminos son los que aparecen y reaparecen por aquí y por allá, Uno producto de la naturaleza (el tercero) y dos fruto de la volición humana, aunque no creo que se hayan plateado de manera programática.. Hasta donde yo sé, ningún partido o agrupación tiene entre sus metas a la Stasis, repetimos, cero crecimiento económico, cero aumento de la población.
¿Y qué pasa a todo esto con la entidad orgánica de todo el planeta, la famosa Gea, o Gaia?
Bueno, que escriba y que mande fruta.
Blogista de algún modo personal, pero que acepta anuncios, colaboraciones y comentarios de lectores y etcheverroides. Dedicada sobre todo a textos, literatura (eventos, artículos, crítica, metacrítica, etc.), política en sentido amplio--y en el otro-- e ideas. Dirigir la correspondencia a jorgecheverry@yahoo.com o a jorgeetcheverry@rogers.com
Monday, December 14, 2009
Tuesday, November 24, 2009
Qué pasó con los pájaros
Qué pasó con los pájaros, que ya no volamos sino bajo, bajito, pegados casi a los tejados, ni siquiera de las puntas diamantinas de los rascacielos esos nuevos, relativamente
Sino más bien de las casas a lo más de dos pisos, o tres, más o menos de nuestro tiempo, de nuestros barrios en los que nacimos
O de estos otros barrios que nos hemos encontrado por aquí, por allá, en otras tierras ahora nuestras
Abramos o cerremos las persianas para marcar el inicio, el fin de los días, el mundo se despliega afuera más o menos de la misma manera y es lo más probable que así siga
Lancemos esos otros pájaros más chicos a la vida, nuestras variadas progenies
Vedlos ahora volar, es su turno de darse unas vueltas, con más o menos acierto o suerte
Unos como gorriones, pardogrises y apresurados, otros los menos, como águilas y halcones, por allá arriba, casi no los vemos
Jorge Etcheverry
Jorge Etcheverry
Thursday, November 5, 2009
Cosmos y buenos propósitos
Jorge Etcheverry
Pese a no ser cristiano, es decir, a tratar de no ser cristiano, a veces me tienta la fácil idea de una creación y un creador, con sus ventajas de un universo ordenado e inteligible, más o menos como se ve o como lo describen, incluso ahora aceptando que las leyes científicas también serían parte del diseño del creador. Y no es para menos. Situado en esta perspectiva me puedo dedicar los últimos años que me quedan a ser un poco más considerado que de costumbre con mis semejantes, rezar, ir regularmente a la iglesia, hacer alguna labor social, lo que no sería un cambio muy grande, ya que de alguna manera por algo así, aunque con otra magnitud, vinimos a dar con nuestros huesos a estas latitudes. Porque en el esquema católico, que para mí sería el único posible por haber crecido en una familia de esa iglesia, no basta la relación personal con Dios, ni los rezos, ni la mortificación, dieta, o ayuno, si no entra a jugar la dimensión del prójimo, es decir la así llamada ‘comunidad’. De ahí que en la iglesia católica hayan surgido poderosos movimientos sociales y que en las listas de ejecutados de las diversas dictaduras latinoamericanas siempre figuren sacerdotes, en algún momento se haya formulado una Doctrina Social de la Iglesia y brotaran en el pasado intentos utópicos desde la Orden del Templo a las misiones en Uruguay. Pero no nos alejemos del tema. No me es posible asumir que lo que se ve es tal como es ciento por ciento, que es lo básico para una religión que no sea hindú, que por el contrario sostiene que lo que uno ve es ilusión, Maya. Eso me viene seguramente de haber estudiado o enseñado filosofía en mi lejano país en un pasado ya remoto. Por el contrario, hay ocasiones en que me sumo en una especie de marasmo intelectual en que si bien las cosas concretas a mi alrededor no desaparecen, sino por el contrario se hacen sentir casi diría con más intensidad, se me tienden a hacer problemáticas, al menos en su apariencia y consistencia habituales. Imagínense que se acepta la noción, que parece no tener nada del otro mundo, que el espacio y el tiempo son divisibles al infinito. Hay millonésimas de segundo y millonésimas de centímetro, medidas que se aplican para medir por ejemplo a los virus, que no pueden ser más concretos y existentes, hay que acordarse del VIH. Entonces cada vez que uno da un paso atraviesa un infinito. Teóricamente para atravesar un infinito se necesita un tiempo infinito. Cuando pasa un segundo pasa un infinito, y sin embargo eso es lo más común del mundo. Claro que parece que con la Teoría de la Relatividad todo se curva sobre sí mismo, como un caracol, hasta el tiempo y el espacio, pero lo que pasa es que dar un paso no es ni micro ni macro cósmico, donde es más fácil aceptar que pasa este tipo de cosas. Pero me estoy poniendo muy nervioso. Necesito un cigarro.
Pese a no ser cristiano, es decir, a tratar de no ser cristiano, a veces me tienta la fácil idea de una creación y un creador, con sus ventajas de un universo ordenado e inteligible, más o menos como se ve o como lo describen, incluso ahora aceptando que las leyes científicas también serían parte del diseño del creador. Y no es para menos. Situado en esta perspectiva me puedo dedicar los últimos años que me quedan a ser un poco más considerado que de costumbre con mis semejantes, rezar, ir regularmente a la iglesia, hacer alguna labor social, lo que no sería un cambio muy grande, ya que de alguna manera por algo así, aunque con otra magnitud, vinimos a dar con nuestros huesos a estas latitudes. Porque en el esquema católico, que para mí sería el único posible por haber crecido en una familia de esa iglesia, no basta la relación personal con Dios, ni los rezos, ni la mortificación, dieta, o ayuno, si no entra a jugar la dimensión del prójimo, es decir la así llamada ‘comunidad’. De ahí que en la iglesia católica hayan surgido poderosos movimientos sociales y que en las listas de ejecutados de las diversas dictaduras latinoamericanas siempre figuren sacerdotes, en algún momento se haya formulado una Doctrina Social de la Iglesia y brotaran en el pasado intentos utópicos desde la Orden del Templo a las misiones en Uruguay. Pero no nos alejemos del tema. No me es posible asumir que lo que se ve es tal como es ciento por ciento, que es lo básico para una religión que no sea hindú, que por el contrario sostiene que lo que uno ve es ilusión, Maya. Eso me viene seguramente de haber estudiado o enseñado filosofía en mi lejano país en un pasado ya remoto. Por el contrario, hay ocasiones en que me sumo en una especie de marasmo intelectual en que si bien las cosas concretas a mi alrededor no desaparecen, sino por el contrario se hacen sentir casi diría con más intensidad, se me tienden a hacer problemáticas, al menos en su apariencia y consistencia habituales. Imagínense que se acepta la noción, que parece no tener nada del otro mundo, que el espacio y el tiempo son divisibles al infinito. Hay millonésimas de segundo y millonésimas de centímetro, medidas que se aplican para medir por ejemplo a los virus, que no pueden ser más concretos y existentes, hay que acordarse del VIH. Entonces cada vez que uno da un paso atraviesa un infinito. Teóricamente para atravesar un infinito se necesita un tiempo infinito. Cuando pasa un segundo pasa un infinito, y sin embargo eso es lo más común del mundo. Claro que parece que con la Teoría de la Relatividad todo se curva sobre sí mismo, como un caracol, hasta el tiempo y el espacio, pero lo que pasa es que dar un paso no es ni micro ni macro cósmico, donde es más fácil aceptar que pasa este tipo de cosas. Pero me estoy poniendo muy nervioso. Necesito un cigarro.
Progenie (que somos)
Jorge Etcheverry
Pasa un cuervo más bien un jote
digamos por respeto a la historia y al país
Surgida de los umbrales del Sur
esa región angosta corre hacia abajo
se disuelve nebulosa por lo imprecisa
con paisajes costeros tan vastos como irreales
Brotan añañucas azules en la parte Norte
se alzan cerros bajos en esa región de extrema pobreza
Los hijos jóvenes nos lanzamos a la capital del país
o al mundo en general
tan pronto sabemos que existe algo más allá
Brota resentida nuestra estirpe
examinando el mundo de manera crítica
casi sardónica diríamos
Con los ojos negros clavando a los adultos
yacemos en la cuna endureciéndonos
jurando que nos mandaremos cambiar
tan pronto como brotemos piernas y zapatos
y sepamos hablar y usar las manos
Thursday, October 29, 2009
Fauna y pantalla
Jorge Etchevery
La más vistosa caparazón de los moluscos, los rojos coreáceos, los falsos ojos y floraciones
La egregia multitud de las alas, abriéndose en un gozo irisado bajo el sol
No son sino el reverso y la oposición de las zonas más oscuras, escondidas en el estuche de la pata del felino
—No nos pongamos dramáticos mientras repasamos estos hechos del mundo animal, al que pertenecemos.
Eso nos dicen las convenciones de la ciencia y las buenas costumbres
—No nos salgamos de madre vibrantes pero a la vez transidos
de pena
Los reptiles que brillan sudorosos
Las pobres tortugas que remontan las mareas con el propósito de desovar
No están más
en las arenas en la gama brusca de la pantalla
Mientras una voz nos recuerda
que en el mismo momento en que el espectador las mira
estas especies están en vías de extinción
—Cerremos pues los ojos—apaguemos el aparato
aprestémonos a las tareas del día
para recabar el derecho a nuestro espán de vida
Friday, October 16, 2009
Mini parabiografía segmentaria
Jorge Etcheverry
Cuando era aún joven y frecuentaba las aulas universitarias en mi país natal estaba aún lejos de imaginar lo que se escondía detrás de palabras como Imperialismo, Tortura, Represión. Los Partidos de Izquierda gozaban de una posición a todas luces envidiable. Personeros políticos de partidos casi imposibles en otras latitudes perfeccionaban su capacidad oratoria en foros tales como la Televisión Estatal, las mismas universidades, el Congreso. La Democracia como una madre de vasto regazo protegía hijos a veces desaforados. Como cualquier Hijo de la Clase Media que disgustado del ambiente social y familiar buscaba una especie de trascendencia, me enrolé en uno de los más nuevos y radicales grupos de la Izquierda de los Sesenta. La década se abría como una Flor Multifacética en el Cielo del País, reflejando como en un espejo la Luz Lejana de los Movimientos Guerrilleros que después de la Revolución Cubana brotaban en todos los Países Latinoamericanos: puñados de jóvenes de Clase Media, profesionales y brillantes, incluso a veces hermosos, lograban a veces casi imposibles alianzas con elementos obreros, campesinos, indígenas. La Izquierda Más Establecida, con otro origen, miraba con hostilidad e ironía esos brotes juveniles. Las figuras de Manuel Rodríguez y José Miguel Carrera creaban alas y proyectaban halos desde frentes despertadas de la grisalla de los textos escolares de la primaria, al calor de los tiempos. Ganaban terreno a la figura vetusta y rechoncha, establecida, de O’Higgins que acuñaba a la República desde el dibujo magro de las chauchas, mientras Carrera y Rodríguez volvían a alzarse en los sueños de mis Compañeros de Generación, delgados, de grandes ojos, la melena al viento. Pero el nuestro era un sueño de niños locos. En lo que respecta a nuestra manutención, algunos aún vivían bajo el alero de la familia. Los más, como yo, comenzaban con horas en el liceo o en colegios particulares o alguna ayudantía en la universidad. Pese a que las posibilidades de un futuro estable comenzaban despaciosamente a cerrarnos la puerta en las narices, había una cierta facilidad para vivir. Todos olían la era que se cerraba con los democratacristianos. La atmósfera que bañaba el país era como el techo de un invernadero sobre el que cayera cierto granizo histórico. Yo empezaba a encaminarme por un futuro profesional que parecía seguro, conocía e intimaba con la que habría de convertirse con el paso del tiempo en mi mujer. A la vez ese proceso tocaba o incluía, como una mancha de aceite, a todos mis amigos, y más allá, nuestro grupo, incluso nuestra generación. Las atrocidades cometidas por la organización anticomunista MANO nos llegaban tamizadas por un doble velo: lo remoto y contrario a esa embriaguez general de una vida en esencia y sin embrago fácil—la pequeña burguesía universitaria—. 2. Lo absoluto de nuestra especificidad: el país no es un suelo para golpes de estado ni revoluciones sangrientas. La ACHA—Acción Chilena Anticomunista—era un grupito lamentable de militares retirados. Las historias de la revolución española—en que mi padre como tantos otros había combatido bajo los colores republicanos—tenían para nosotros un tinte antiguo y romántico. Me reclinaba por horas en casa de mi novia en un pueblo del NORTE CHICO leyendo colecciones de los años treinta de la revista Para Ti, ese el el período que asociaba con la revolución española. Incluso aquellos contados que leían con un placer más bien estético las páginas de Vicuña Mackenna, como ese fino profesor alemán de estética y poeta, parecían no ver el espanto de la Guerra a Muerte, como una figura posible acechante en los márgenes de la página, como una iluminación de un texto alquimista, una posibilidad que hoy tardaría poco en hacerse notoria y evidente. Las Alamedas entonces eran amplias y me permitían mezclar mis incipientes labores docentes con la militancia de vanguardia y la frecuentación de los libros de Eliphas Levy. Gurdieff, Ouspensky, Scott Elliot y sobre ellos y tantos otros de Meyrink. La atmósfera del país era como un lujo que permitía la cohabitación de muchas mujeres con un mismo hombre, o viceversa, como diferentes estilos de amoblados en un mismo cuarto, siguiendo de alguna manera la figura heterogénea de La Ciudad, que alternaba las clases sociales en su seno como un mosaico en inestable (parecía) equilibrio. El Canto de Gallos y Pájaros en las madrugadas tenía una calidad de abridor de un horizonte que no estaba limitado por las montañas (cercanas). No sé si esa sensación es nada más que algo que todos los jóvenes a esa edad sienten al despertar, o era una evidencia de que la estructura fijada desde tiempos inmemoriales por la historia iba a abrirse como una naranja podrida. Por esa época comenzaban a hacerse populares en nuestro medio los futurólogos, principalmente divulgados a través de artículos. Algunas interpretaciones descarnadas de la historia comenzaban a hacerse conocidas, siempre de manera marginal. Hay que aclarar que por entonces tuve acceso a revistas extranjeras de una circulación restringida. Además siempre me fijaba en pequeñas notas en magazines y diarios de circulación extendida Estas especulaciones se mantenían lejos del Pensamiento General, una suerte de optimismo en parte justificado por la tradicional solidez de nuestras instituciones, hasta ahora más o menos incólumes, y que, según se viera durante el Gobierno Popular, parecían estirarse como chicle, daban de sí, como las costureras dicen de algunos géneros. O quizás estaba presente el elemento del avestruz, que dicen que entierra la cabeza en la tierra en circunstancias desacostumbradas o peligrosas. Los libros relativos a la Revolución Española desaparecían misteriosamente de los anaqueles de las bibliotecas. Si alguna discusión existía respecto a la inminencia del Golpe en esos días del Gobierno Popular se reducía a las Altas Esferas, a los Círculos Internos de los diversos partidos. El caso brasileño de la década pasada tampoco era apreciado en su evidente paralelo con nuestra situación. Algunos días después de la elección de Allende, la organización en que militaba produjo un panfleto a nivel universitario anunciando la inevitabilidad (inminencia) de un golpe. Éramos un grupo de agoreros cuyos planteamientos fueron pronto descalificados. Estos años eran rápidos y frenéticos. Más adelante, en otras latitudes, enquistado en lo que se llama El Centro para oponerlo a La Periferia, pasaban los meses y meses sin cambio visible. Recuerdo a fines de los sesenta haber discutido con un amigo y compañero de lucha en los Jardines del Pedagógico, “Mira, Maestro, desde fines del año pasado la Huelga General, parece que la cosa se está moviendo más rápido. No hemos tenido un momento de respiro”. Maestro se saca los anteojos y los limpia con un ademán automático, que junto a su cara grave y manera conservadora de vestir lo hacían parecer bastante más viejo y dice, “Parece que los días tranquilos los estamos dejando definitivamente atrás. Dantón y Álvaro salían en ese momento del Departamento de Geografía con unos pósters que plantaron en las paredes, una compañera de abundante cabellera y rizada, con piernas preciosas, los iba untando por detrás con engrudo. En ese tiempo y en esas latitudes no se usaba todavía el scotch. El Maestro era uno de esos jóvenes intachables y estudiosos que parecen encontrarse muy a gusto en el tipo de vestimenta que usan sus padres. Adelantan un poco el reloj, unos años, y encajan en los hábitos y apariencias de la madurez. En nuestro (mi) país, el peso de la imagen del varón adulto y su indumentaria es algo serio. Con una tez morena y grisácea, de rasgos finos y un pelo siempre peinado con abundante gomina, poseía dos ojos sensibles y grandes, que relumbraban con un fuego tranquilo en las grandes ocasiones, estando por lo general revestidos de un fulgor opaco. Pese a su delgadez y (suponemos) fragilidad, imponía respeto y emanaba de él una sensación de fuerza tranquila. Esas cosas las veía y registraba al pasar, con el ángulo del ojo. Ahora las veo pasar de nuevo y las analizo. Quizás podría ponerle una cruz a la derecha encimita del nombre, si es que no sobrevivió al Golpe o a la represión ulterior. Lo que importa señalar es que quizás esa persona concreta e individual que uno conoció por años, sin intimar, porque uno intima con algunos y con otros no, dependiendo del círculo, intereses, etc., fue barrida, y que cada uno de los torturados o muertos era sí de real y particular para cada uno de los que los conocieron. Sé que tiene un primo que era inseparable en Montreal y a lo mejor todavía está vivo, en otras circunstancias y haciendo quién sabe qué cosa. Quizás lo que pasa es que nosotros fuimos formados en un ambiente en el cual la Persona Individual importa. Los Grandes Cataclismos Naturales y Sociales borran individualidades por miles. En el vecino país de Bolivia, alrededor del sesentaicinco, los hijos de los hacendados salían en helicópteros a caza indios por deporte (eso me lo dijo Mabel). Otra opinión, pongamos de un señor ya bastante distanciado de la Vida Concreta, con todos sus Tejes y Manejes, por edad o circunstancias que atañen a su vida más íntima, no vamos a entrar en eso, podría decir: “Después de todo, todos nos vamos a morir algún día, que pase antes o después, en forma masiva o individualmente, las circunstancias mismas, no alteran el hecho en lo más mínimo”. Pero pese a nuestro carácter realmente frío y racional no nos sentiremos nunca inclinados a hacernos carne de este tipo de razonamiento.
Cuando era aún joven y frecuentaba las aulas universitarias en mi país natal estaba aún lejos de imaginar lo que se escondía detrás de palabras como Imperialismo, Tortura, Represión. Los Partidos de Izquierda gozaban de una posición a todas luces envidiable. Personeros políticos de partidos casi imposibles en otras latitudes perfeccionaban su capacidad oratoria en foros tales como la Televisión Estatal, las mismas universidades, el Congreso. La Democracia como una madre de vasto regazo protegía hijos a veces desaforados. Como cualquier Hijo de la Clase Media que disgustado del ambiente social y familiar buscaba una especie de trascendencia, me enrolé en uno de los más nuevos y radicales grupos de la Izquierda de los Sesenta. La década se abría como una Flor Multifacética en el Cielo del País, reflejando como en un espejo la Luz Lejana de los Movimientos Guerrilleros que después de la Revolución Cubana brotaban en todos los Países Latinoamericanos: puñados de jóvenes de Clase Media, profesionales y brillantes, incluso a veces hermosos, lograban a veces casi imposibles alianzas con elementos obreros, campesinos, indígenas. La Izquierda Más Establecida, con otro origen, miraba con hostilidad e ironía esos brotes juveniles. Las figuras de Manuel Rodríguez y José Miguel Carrera creaban alas y proyectaban halos desde frentes despertadas de la grisalla de los textos escolares de la primaria, al calor de los tiempos. Ganaban terreno a la figura vetusta y rechoncha, establecida, de O’Higgins que acuñaba a la República desde el dibujo magro de las chauchas, mientras Carrera y Rodríguez volvían a alzarse en los sueños de mis Compañeros de Generación, delgados, de grandes ojos, la melena al viento. Pero el nuestro era un sueño de niños locos. En lo que respecta a nuestra manutención, algunos aún vivían bajo el alero de la familia. Los más, como yo, comenzaban con horas en el liceo o en colegios particulares o alguna ayudantía en la universidad. Pese a que las posibilidades de un futuro estable comenzaban despaciosamente a cerrarnos la puerta en las narices, había una cierta facilidad para vivir. Todos olían la era que se cerraba con los democratacristianos. La atmósfera que bañaba el país era como el techo de un invernadero sobre el que cayera cierto granizo histórico. Yo empezaba a encaminarme por un futuro profesional que parecía seguro, conocía e intimaba con la que habría de convertirse con el paso del tiempo en mi mujer. A la vez ese proceso tocaba o incluía, como una mancha de aceite, a todos mis amigos, y más allá, nuestro grupo, incluso nuestra generación. Las atrocidades cometidas por la organización anticomunista MANO nos llegaban tamizadas por un doble velo: lo remoto y contrario a esa embriaguez general de una vida en esencia y sin embrago fácil—la pequeña burguesía universitaria—. 2. Lo absoluto de nuestra especificidad: el país no es un suelo para golpes de estado ni revoluciones sangrientas. La ACHA—Acción Chilena Anticomunista—era un grupito lamentable de militares retirados. Las historias de la revolución española—en que mi padre como tantos otros había combatido bajo los colores republicanos—tenían para nosotros un tinte antiguo y romántico. Me reclinaba por horas en casa de mi novia en un pueblo del NORTE CHICO leyendo colecciones de los años treinta de la revista Para Ti, ese el el período que asociaba con la revolución española. Incluso aquellos contados que leían con un placer más bien estético las páginas de Vicuña Mackenna, como ese fino profesor alemán de estética y poeta, parecían no ver el espanto de la Guerra a Muerte, como una figura posible acechante en los márgenes de la página, como una iluminación de un texto alquimista, una posibilidad que hoy tardaría poco en hacerse notoria y evidente. Las Alamedas entonces eran amplias y me permitían mezclar mis incipientes labores docentes con la militancia de vanguardia y la frecuentación de los libros de Eliphas Levy. Gurdieff, Ouspensky, Scott Elliot y sobre ellos y tantos otros de Meyrink. La atmósfera del país era como un lujo que permitía la cohabitación de muchas mujeres con un mismo hombre, o viceversa, como diferentes estilos de amoblados en un mismo cuarto, siguiendo de alguna manera la figura heterogénea de La Ciudad, que alternaba las clases sociales en su seno como un mosaico en inestable (parecía) equilibrio. El Canto de Gallos y Pájaros en las madrugadas tenía una calidad de abridor de un horizonte que no estaba limitado por las montañas (cercanas). No sé si esa sensación es nada más que algo que todos los jóvenes a esa edad sienten al despertar, o era una evidencia de que la estructura fijada desde tiempos inmemoriales por la historia iba a abrirse como una naranja podrida. Por esa época comenzaban a hacerse populares en nuestro medio los futurólogos, principalmente divulgados a través de artículos. Algunas interpretaciones descarnadas de la historia comenzaban a hacerse conocidas, siempre de manera marginal. Hay que aclarar que por entonces tuve acceso a revistas extranjeras de una circulación restringida. Además siempre me fijaba en pequeñas notas en magazines y diarios de circulación extendida Estas especulaciones se mantenían lejos del Pensamiento General, una suerte de optimismo en parte justificado por la tradicional solidez de nuestras instituciones, hasta ahora más o menos incólumes, y que, según se viera durante el Gobierno Popular, parecían estirarse como chicle, daban de sí, como las costureras dicen de algunos géneros. O quizás estaba presente el elemento del avestruz, que dicen que entierra la cabeza en la tierra en circunstancias desacostumbradas o peligrosas. Los libros relativos a la Revolución Española desaparecían misteriosamente de los anaqueles de las bibliotecas. Si alguna discusión existía respecto a la inminencia del Golpe en esos días del Gobierno Popular se reducía a las Altas Esferas, a los Círculos Internos de los diversos partidos. El caso brasileño de la década pasada tampoco era apreciado en su evidente paralelo con nuestra situación. Algunos días después de la elección de Allende, la organización en que militaba produjo un panfleto a nivel universitario anunciando la inevitabilidad (inminencia) de un golpe. Éramos un grupo de agoreros cuyos planteamientos fueron pronto descalificados. Estos años eran rápidos y frenéticos. Más adelante, en otras latitudes, enquistado en lo que se llama El Centro para oponerlo a La Periferia, pasaban los meses y meses sin cambio visible. Recuerdo a fines de los sesenta haber discutido con un amigo y compañero de lucha en los Jardines del Pedagógico, “Mira, Maestro, desde fines del año pasado la Huelga General, parece que la cosa se está moviendo más rápido. No hemos tenido un momento de respiro”. Maestro se saca los anteojos y los limpia con un ademán automático, que junto a su cara grave y manera conservadora de vestir lo hacían parecer bastante más viejo y dice, “Parece que los días tranquilos los estamos dejando definitivamente atrás. Dantón y Álvaro salían en ese momento del Departamento de Geografía con unos pósters que plantaron en las paredes, una compañera de abundante cabellera y rizada, con piernas preciosas, los iba untando por detrás con engrudo. En ese tiempo y en esas latitudes no se usaba todavía el scotch. El Maestro era uno de esos jóvenes intachables y estudiosos que parecen encontrarse muy a gusto en el tipo de vestimenta que usan sus padres. Adelantan un poco el reloj, unos años, y encajan en los hábitos y apariencias de la madurez. En nuestro (mi) país, el peso de la imagen del varón adulto y su indumentaria es algo serio. Con una tez morena y grisácea, de rasgos finos y un pelo siempre peinado con abundante gomina, poseía dos ojos sensibles y grandes, que relumbraban con un fuego tranquilo en las grandes ocasiones, estando por lo general revestidos de un fulgor opaco. Pese a su delgadez y (suponemos) fragilidad, imponía respeto y emanaba de él una sensación de fuerza tranquila. Esas cosas las veía y registraba al pasar, con el ángulo del ojo. Ahora las veo pasar de nuevo y las analizo. Quizás podría ponerle una cruz a la derecha encimita del nombre, si es que no sobrevivió al Golpe o a la represión ulterior. Lo que importa señalar es que quizás esa persona concreta e individual que uno conoció por años, sin intimar, porque uno intima con algunos y con otros no, dependiendo del círculo, intereses, etc., fue barrida, y que cada uno de los torturados o muertos era sí de real y particular para cada uno de los que los conocieron. Sé que tiene un primo que era inseparable en Montreal y a lo mejor todavía está vivo, en otras circunstancias y haciendo quién sabe qué cosa. Quizás lo que pasa es que nosotros fuimos formados en un ambiente en el cual la Persona Individual importa. Los Grandes Cataclismos Naturales y Sociales borran individualidades por miles. En el vecino país de Bolivia, alrededor del sesentaicinco, los hijos de los hacendados salían en helicópteros a caza indios por deporte (eso me lo dijo Mabel). Otra opinión, pongamos de un señor ya bastante distanciado de la Vida Concreta, con todos sus Tejes y Manejes, por edad o circunstancias que atañen a su vida más íntima, no vamos a entrar en eso, podría decir: “Después de todo, todos nos vamos a morir algún día, que pase antes o después, en forma masiva o individualmente, las circunstancias mismas, no alteran el hecho en lo más mínimo”. Pero pese a nuestro carácter realmente frío y racional no nos sentiremos nunca inclinados a hacernos carne de este tipo de razonamiento.
Tuesday, September 29, 2009
Reflexiones del lobo
Jorge Etcheverry
Una escultura, major dicho un relieve se seca sobre la mesa del comedor, entonces me veo forzado a comer en cama, frente al televisor. Pasan varias jornadas mientras esa figura hecha de papel hecho pasta, vuelto a su pasta original se seca bajo sus capas de tinta china y tiza de color pulverizada. A varias cuadras de distancia en los escaparates de una concurrida tienda que expone y vende pinturas y materiales para pintar, dibujar, esculpir, todo caro pero limpio, con ese toquecito osado y aventurero que no se sale de los marcos convencionales, que asombra e inquieta levemente al comprador o simple espectador pero no demasiado, que le hace un gesto que lo marca como uno de los elegidos de ese grupo privilegiado. Me agazapo como un lobo figurativo que de cuando en cuando se pone una piel de oveja para salir de este departamento que es mi madriguera y a veces incursiono por las calles y las hojas de papel y virtuales de ellos, los que se pasean contentos en sus manadas, hablando y gesticulando, pero que me han otorgado una especie de pase para sentarme en las orillas de sus calles y ciudades y que insisten en que yo soy en el fondo uno de ellos. Benaiga
Una escultura, major dicho un relieve se seca sobre la mesa del comedor, entonces me veo forzado a comer en cama, frente al televisor. Pasan varias jornadas mientras esa figura hecha de papel hecho pasta, vuelto a su pasta original se seca bajo sus capas de tinta china y tiza de color pulverizada. A varias cuadras de distancia en los escaparates de una concurrida tienda que expone y vende pinturas y materiales para pintar, dibujar, esculpir, todo caro pero limpio, con ese toquecito osado y aventurero que no se sale de los marcos convencionales, que asombra e inquieta levemente al comprador o simple espectador pero no demasiado, que le hace un gesto que lo marca como uno de los elegidos de ese grupo privilegiado. Me agazapo como un lobo figurativo que de cuando en cuando se pone una piel de oveja para salir de este departamento que es mi madriguera y a veces incursiono por las calles y las hojas de papel y virtuales de ellos, los que se pasean contentos en sus manadas, hablando y gesticulando, pero que me han otorgado una especie de pase para sentarme en las orillas de sus calles y ciudades y que insisten en que yo soy en el fondo uno de ellos. Benaiga
Saturday, September 19, 2009
Fauna y pantalla
Jorge Etcheverry
La más vistosa caparazón de los moluscos, los rojos coreáceos, los falsos ojos y floraciones
La egregia multitud de las alas, abriéndose en un gozo irisado bajo el sol
No son sino el reverso y la oposición de las zonas más oscuras, escondidas en el estuche de la pata del felino
—No nos pongamos dramáticos mientras repasamos estos hechos del mundo animal, al que pertenecemos.
Eso nos dicen las convenciones de la ciencia y las buenas costumbres
—No nos salgamos de madre vibrantes pero a la vez transidos
de pena
Los reptiles que brillan sudorosos
Las pobres tortugas que remontan las mareas con el propósito de desovar
No están más
en las arenas en la gama brusca de la pantalla
Mientras una voz nos recuerda
que en el mismo momento en que el espectador las mira
estas especies están en vías de extinción
—Cerremos pues los ojos—apaguemos el aparato
aprestémonos a las tareas del día
para recabar el derecho a nuestro espán de vida
Guerrillero
Jorge Etcheverry
No fuiste tú
Fueron ellos
Los que pusieron las armas en tu mano
Eso van a pensarlo ellos a veces cuando se escondan huyendo
por los cuatro costados del mundo
Fueron ellos
acumulando la tortura. sobre el hambre todo este tiempo
No tendrán derecho a lamentarse
al comprobar en sus mapas de campana
escuchar en sus radios
cómo
con qué violencia
se derrumba su poder de raíces podridas
No fuiste tu
fueron ellos
Mientras disfrutaban
De ese vértigo
El poder
Quienes se pusieron
La pistola al pecho
Ese toro del pueblo
--como decía Hernández—
lacerado por tanta banderilla
No tuvo más que arremeter
Huidiza
Jorge Etcheverry
Si quieres amar
y no buscas en la mujer la carne
sino la fugitiva
que se deja entrever en esbozados gestos
Si quieres ver
un cielo de ojos
un mar de ojos
noches de cabellera
genérica blancura de manos
Serás una estatua de bronce
llena de fiebres
que consume los últimos restos de humedad
Vendrá el verano
Te ocuparán cenizas
si no las desparrama el viento
Que penetra por tus órbitas vacías
Y te quedarás sin resonancia
un hueco vacío
Y no te queda nada más por conocer
Tuesday, September 15, 2009
Reflexión de bicentenario
Jorge Etcheverry
Era casi necesario enarbolar casi por enésima vez los raídos estandartes pero no nos equivoquemos de trinchera, no nos dejemos engañar otra vez, una vez más, cuándo vamos a tener la certeza de que realmente estamos en la fila correcta, tratemos de tener un poco más de precisión, no tratemos de ser tan orgullosos, la humildad es la madre de todas las virtudes, dice uno, digo yo, la humildad es una especie de virtud nacional parece. O nos equivocamos, a lo mejor es el orgullo lo que nos mantiene en esta situación, siempre mirando hacia delante, tratando de hacer lo justo, de decir lo absolutamente necesario en estas circunstancias. No nos equivocamos, sólo esperamos, a lo mejor es esperar mucho, que estas consideraciones laterales no nos desvíen de esta tarea que se perfila en un futuro imprecisable, pero no tanto. La previsión es una virtud de la generación a la que pertenecemos, de quienes fuimos formados en los mismos colegios, en barrios semejantes, en años casi paralelos, por los mismos sistemas docentes, casi en los mismos establecimientos, por los mismos profesores, o unos muy parecidos. A lo mejor lo que parece definirnos como chilenos es entonces la tradición, ojalá no nos equivoquemos, aunque no tenemos la garantía absoluta. Aunque si algo nos mantiene unidos a los chilenos en estas circunstancias penosas es la innovación, el deseo de cambio. La tradición sin cambio no es nada, no existe, no tiene consistencia. Nuestra misma actitud, aunque pareciera a veces lo contrario, es prueba de una firmeza, de una constancia que nos ha marcado desde la más tierna infancia, casi me atrevería a decir lo mismo de quienes comparten conmigo estos momentos, aunque no quiero extrapolar. Lo más importante, lo que nos caracteriza es esa capacidad de reconocer nuestros límites, de no salirnos de madre.
Saturday, August 29, 2009
Fragmento encontrado en el Metro de París en 1983
....cambiaron la guitarra eléctrica por la pistola, luego otra vez por la guitarra eléctrica. Voy a escribir un poema sobre la última generación chilena. Vamos a escribir un poema vasto sobre los pistoleros
Ulises & Magaña han tenido la enorme suerte de verme en Europa. Vuelan sobre los Antiguos Campanarios Góticos de la así llamada Ciudad Luz unos pájaros imprecisos, medio incalificables. Hemos sabido de cómo BARCELÓ inmovilizó todo menos el PICO mientras otros buscaban un fácil asilo en la CONVERGENCIA. Mi pulso tembloroso me hizo arrepentirme de mis tendencias insurreccionales al hacer temblar la trayectoria y la incisión de los postones a mucha distancia del blanco
--No hay nadie parece trabajando el PAÍS VASCO, cuna de mis ancestros. Ahí debiera haber habido un Urriola, un yo (XX), un Gutiérrez, mientras los turistas lavan los montes y las umbrías casas, las calles de SAN SEBASTIÁN DONOSTIA como un agua permanente, pero muy clara, que no gasta ni araña las rocas
--Pero nosotros no defendamos la subsistencia de un territorio de 4x4. Esa cosa de países chicos se ve en la pura Europa...
Sunday, August 23, 2009
Convención y distorsión: Regiones de José Carlos Sánchez-Lara
Nota mía sobre el libro Regiones, del poeta neo vanguardista cubano american José carlos Sánches Lara
Al enfrentar la descripción de esta tarea de intención poética, uno advierte inmediatamente la distorsión a que somete este conjunto de textos a eso que el lector espera cuando le entregan lo que se llama poesía. Ya el primer texto del libro es una para-reflexión entre la poesía y la prosa ¿Pero porqué se decide uno por la palabra ‘distorsión’ en vez de ‘innovación’? Quizás por que esta última palabra está ligada al optimismo del ‘desarrollo’, del ‘progreso’ y si uno la usa, se está adscribiendo implícitamente a la misma ideología omnipresente que este libro contribuye a combatir. Lo que quizás sea una exageración, a lo más uno puede enunciar que hay un intento o gesto de combate, el barrunto de una alternativa, —frente al poderoso estado de cosas vigente, que se extiende hasta los bordes mismos de otras ideologías aún más tautológicas e integristas cuyas derivaciones extremas nos son casi inimaginables—después de todo aún somos occidentales. Una alternativa por necesidad balbuceante frente al Estado de Cosas que opone a los inevitables terrores que se vislumbran a futuro la reiteración de las repeticiones y lugares comunes a medio morir disfrazados de verdades y valores evidentes—que se transmutan y disfrazan y parecen mirarnos desde cualquier lado de la trinchera.
principio y fin
Entonces parece adecuado descartar o reducir la presencia de las divisiones y clasificaciones que insuflan la escritura y la poesía en el presente—en todo presente—y la insertan en el marco de los objetos de percepción habitual, así el texto
FRAGMENTOS DE UN
TABLOIDE
DE SUPERACIÓN HUMANA
QUE PERTENECIÓ A T.B. (pp. 52-53)
se inicia a medio camino
“(...) Quien estremeció su sangre ha muerto, deseo o arte suponen declive”
y termina con una afirmación breve y rotunda, “Fidelidad es destierro”, que es y no es un fin, ya que está antecedida de otras similares. El lector no asume necesariamente esta última como definitiva, por ende final. Porque la serie de afirmaciones puede ser infinita y el poema se asume como la aparición o puesta momentánea en foco de un segmento de un cierto friso, que discurre en el poema acompañado por unos momentos por una voz que a la vez dice de sí misma, de eso ahí presente, de ambos, de algo más allá, detrás y anunciado por esta misma distorsión, en el curso de su momentáneo desenvolvimiento.
expresión, descripción, poesía, prosa, ensayo, crónica
Ya parece que no existen los géneros, sino como referencia y contexto de textos diversos o de su combinatoria—en realidad ellos mismos aleatorios y fragmentarios, sacados de los lugares que los delimitan en el fondo con gran esfuerzo aperceptivo, mediante la imposición aceptada y consensuada de marcos y límites, permisos de estilos y expresiones, jerarquías y adecuaciones que se cimientan en las necesidades institucionales sobre el cual se elaboran los fragmentos que de alguna manera los desgastan y corroen al parasitarlos
artefactos sádicos que la realidad procuraba a nuestras
madres ---del 71 al 89, aproximadamente-:
engendros de costura hiper-ruidosos; aurikas; radios
zajonofóbicos (extirpado el núcleo en subtalleres);
cuchillas sputnik con que suprimir los callos, etc.:
esculpieron las-discales, hemorroides, cistitis, caspas -y
otras circunvalaciones. (Destacar el pensamiento).
objetivo, subjetivo, uno, muchos
el mismo poema o la intención textual presentada como poema, o serie de poemas—porque por último este libro se presenta como libro de poemas a un concurso, sólida fortaleza de la mantención y salvaguarda de un estatus quo que ahora sí que parece a veces y momentáneamente que se fuera a acabar y a breve plazo—sólo en virtud de lo que esperamos como lectores se puede asumir como siendo la voz de un individuo, mónada, persona—aunque ésta sea una máscara—sólo en virtud de lo que sabemos ya de antes podemos establecer estas dualidades enfrentadas previas que el texto simultáneamente junta y destruye en su sucesión combinatoria, y entonces ya no podemos llegar e instalarnos así como así en medio de ese retazo de universo que se nos despliega porque anuncia y niega esas categorías básicas . Pero en virtud de ese mismo conocimiento previo, de suposiciones y presuposiciones, es que opera como amenazante el hecho de dar cabida a esos elementos distorsionados en la linealidad de sucesiones que constituyen el texto, que al no empezar o terminar en sentido estricto sugiere implícitamente un friso alternativo que se extiende antes y después de su aparición
poesía uno y poesía dos
así, el intento de este libro se contextualiza gracias a que hay dos momentos o dimensiones en la poesía. La poesía como reafirmación de la pertenencia al género humano que comparte valores y estética y camina hacia un perfeccionamiento y universalización de la ‘condición humana’, instaurando, reafirmando y postulando institucionalidad y tradición. Y está esa otra escritura que parece ir a contrapelo de la primera y que aparentemente buscaría por el contrario la suspensión del proceso anterior a través de su distorsión en diferente grado. Es un producto derivativo de la primera y de su entrada en la repetición inevitable inherente a todo lenguaje, que sólo podría mantener su frescura en una correlación menos abstrayente entre el fenómeno y su articulación verbal o escrita. La otra escritura destruye y al hacerlo pone en peligro lo vigente, actual, el estado de cosas o como se llame, pero a la vez abre las puertas hacia lo desconocido o lo otro, es decir vulgo y míticamente ‘el mal’ y entonces pasa a ser vista como peligro por la otra poesía que reafirma y repite lo humano cuya enunciación, presentación o representación entretanto se ha ido desgastando en proporción directa a su tarea de preservación. A mayor preservación mayor desgaste de lo preservado que se va convirtiendo en monumento y pieza de museo en la misma manera en que pierde su vigencia. Así la mutua necesidad de ambas instancias de la poesía queda a la postre de manifiesto. Las instancias de esta dialéctica en este libro planteado desde intento de Poesía Dos insinúan como producto la necesidad de refundación del lenguaje poético—de alguna manera del mundo o universo que representa, o tiene que ver, etc. —, y así a la vivencia del poeta como dios, pequeño o grande, a la escritura como génesis, acaso a la necesidad de la generación de una ontología, en este caso por ejemplo las partes Doméstica 1 y Doméstica II de esta colección.
La proliferación de la alienación al interior de la sociedad global achurada de transhumancias y multiculturalismo, en plena y apresurada urbanización que simultáneamente dispersa, jerarquiza y tribaliza en su frenética universalización del intercambio comercial, hace que prolifere la poesía como instancia de expresión, encuentro con el otro, testimonio y validación personales y colectivos—quizás en la misma medida de la pérdida de las opciones políticas colectivas en las urbes metropolitanas. La neocolonia es la trinchera. La búsqueda de alternativas no es ajena a la búsqueda de alternativas en la expresión poética, experimento que cuando supera la fase de distorsión revitaliza a la expresión humana y sus valores subyacentes y pasa a ser renovación.
DEPOSICIÓN
Los excrementos puros reconstruyen / en la fluidez de su
desgaste / otros proyectos / admirables mecanismos. / Parte
indisoluble de una trama / Formas que se anudan y se
quiebran / en el bosque de ciclos y de Caos.
Friday, August 21, 2009
Asiento y conversación gratis
Texto mío publicado en Letras de chile http://www.letrasdechile.cl/mambo/index.php
. . . extraña es la condición de aquellos dejados de la mano de Dios, de una edad variable entre los treinta y los cincuenta, la flor de Generaciones, que se persiguen de café en café de casa en casa, por las calles humeantes de húmedas. Ella venía acercándose en su bicicleta y yo me acordaba en esos mismos instantes de que le decían a mi mujer cuando estábamos recién casados “por ahí está el flaco, frente a Español de punto fijo, esperando que pase alguien para agarrarlo para chacharear". Y ella se reía, mostrando los enormes y bellos dientes brillantes, caballunos, de italiana, pero no del sur de Italia, que son gente chica —hechos como a la fuerza, y ahora uno dice eso “de italiana”, pero con más base, en ese tiempo allá no teníamos más marco de referencia que la hija del bolichero de la esquina, o la Sofía Loren, con esos pómulos grandes y salidos, que en realidad no tiene tipo de italiana. Bueno, en fin. Como le decía yo estaba sentado en la mañana en el banco ése y ahí venía, en la bicicleta (o ahora que me acuerdo, parece que venía caminando al lado de la bicicleta, en fin, no importa) y yo estaba fumando y pasó un francés, seguramente de Hull, con pinta casi de chileno, pero de ese tipo de chileno que se parece un poco a mí, que siempre me confunden con francés —¿Y vos que no soi chileno? me diría uno demasiado sensible, pero yo estoy contando nomás y eso pasa y qué se le va a hacer — Pero ella misma me dijo, me preguntó cuando recién nos conocimos en la peña si yo también era chileno y me pasa con otros gringos y gente de otras razas, además de aquí uno que nunca había salido al extranjero y tenía una idea medio mítica de las razas, ligerito se da cuenta de que todos somos como toda la gente. A lo que iba. A uno le preguntan que si viene del Líbano, hay otros que parecen vietnamitas, o será que en realidad a lo mejor son los vietnamitas los se parecen a los chilenos de las poblaciones. Es un chiste. Y claro una vez una gringa le dijo a uno que en el lado inglés de la ciudad había algunas partes en que a un amigo que tengo y que no voy a nombrar no lo dejarían entrar, porque era muy oscurito aunque se suponía que esto era ilegal y que había otros clubes en que todavía no dejaban entrar mujeres y es por eso que nosotros nos sentimos un poco más a las anchas con los quebecois que con los gringos.
Y mire, yo leí hace un tiempo en una revista Liberté justamente dedicada a ese tema y un poco al tema de las relaciones entre los franceses de aquí del Québec y los de allá de Europa, y hablaba algo de una sociabilité paysanee, y por eso yo le explicaba a la gringa con mucho cuidado, de a poquito, porque ligerito se aburren, no saben conversar, que a los chilenos le gustan las francesas, y claro porque ella no es francesa y todos los otros fulanos se lo sacaban en cara — claro que para sacarle pica— las minas de Quebec esto y lo otro y lo simpáticas que eran y la cacha de la espada.
Porque encerrados entre dos cordilleras, una al este, otra al oeste, la mayoría de la gente pobre, una gran parte de la gente más que taciturna, somos los ingleses de América Latina, la gente de las provincias habla despacio—menos en el Norte Chico, que parece que tuvieran una papa en la boca y hablan como ametralladora—sobre todo la del sur, poetas de los lares que les dicen a los que celebran el campo, el laconismo campesino y todas esas vainas, que lo mismo se dice de los quechuas, patita. ¿Y qué me dice de Arturo Pratt, ¿Ha almorzado la gente??, cuando todo el mundo estaba pensando para sus adentros "Aquí nos llegó al pihuelo", como cuando nos atrincheramos en el Peda en noviembre del 67 y el pelado Michel— que lo vieron, me dijeron que todavía estaba en Chile— No, yo no lo vi cuando fui, vi a otra gente, de esos otros ya casi no quedamos. Una vez entrevistaron al Loco por televisión cuando la dictadura y andaba bien terneado, le preguntaron sobre el reajuste, y dijo “a mí personalmente no me afecta, quizás puede que afecte a otros". Seguramente que andaba medio fondeado, clandesta, pero la pinta igualita. "No me afecta" —Claro, esas no son palabras con que hablamos todos los días por allá, es una palabra para la televisión, los discursos, los profesores primarios. En los diarios, los periódicos —Newspapers—usan siempre esos términos; "Los afectados. Los damnificados" —No, eso viene del latín, una palabra hecha hace poco, la gente no la usa, sólo cuando se pone de moda, con los terremotos, los incendios de Valparaíso —se queman las casas por manzanas, en los cerros. Es un puerto. El Negro es de allá. Las inundaciones, entonces todo el mundo habla de Los Damnificados, y salen tallas, bromas—Y todo el mundo, los cabros de las escuelas, los vecinos, salen a recolectar ropa, y se huevea su poco, y la ropa luego queda almacenada y se pudre. También llegaban barcos con mantequilla, con leche en polvo de Estados Unidos o Europa, no sé—muy mala, hostigosa, que hostiga, para que la diera Caritas Chile ¿Todavía ahora? —No sé. Y ligerito empezaban por la radio los diarios las noticias de las cosas pudriéndose, de los empleados —funcionarios—que se hacen la América, porque antes la gente venía a hacerse rica —Que yo sepa no hay muchos que hayan venido por aquí, salvo Joaquín Murieta (——). O cuando Vicente Pérez Rosales—ahí vino una oleada—que cuenta de un tipo que venía con ellos, por eso de la fiebre del oro, y lo dejaron a la orilla de un río y se fueron a dormir y cuando volvieron estaba negro con una capa de mosquitos. Pero lo más de nosotros—no mío, pero en una de estas—, es eso de Pratt, "El que sea valiente que me siga". En todas las escuelas, el veintiuno de Mayo. El veintiuno y el primero de Mayo. Lo que sigue es medio artificial, no me acuerdo, nadie se acuerda de eso, nadie habla así aunque uno haya estudiado en el Instituto. Nadie habla así. Pobre Pratt. Me va a venir a tirar las patas esta noche.
Tuesday, August 18, 2009
Una noche, un libro, la presentación de “La voz y la memoria”
Arturo Méndez-Roca
Pese al calor de uno de los primeros días verdaderos de verano, a la conjunción de tres días feriados consecutivos y al hecho de que no se dio ni café, ni vino ni nada, un público inesperado de más de veinte personas se dio cita en una sala de la Universidad de Ottawa ese viernes en que todo parecía predecir que no iba a haber ni cuatro gatos y que la gente iba a estar empacando para echárselas hasta el lunes. Además de que como dije no se ofrecía ni vino, ni queso, ni un café y en estos años la comunidad chilena—y en parte la latina— se ha ido acostumbrando a que la compensen por tener que ir a una presentación de libro, además de que hay que entregarles por lo menos unas cancioncitas.
Así se presentó este libro “La voz y la memoria. Antología de la poesía chilena en Canadá”, y pese a la progresiva pérdida de espacios públicos accesibles a las comunidades y la cultura sin promoción o resguardo oficial o institucional, participaron Fernando Veas, profesor y crítico chileno residente en Ottawa que a partir del título “La voz y la memoria” y la presencia de textos referentes a la memoria en las selecciones de varios de los autores en el libro, se explayó en su introducción del evento sobre las dimensiones que adoptan la memoria y el recuerdo que son categorías infaltables en toda literatura nacida del transplante, y su configuración en cada uno de los antologados. Carmen Contreras leyó textos breves y concisos, enraizados en los avatares de la vida cotidiana y que esbozan implicaciones y despiertan de manera sorprendente en el lector o escucha resonancias diversas y a veces remotas. Luciano Díaz, uno de los coautores de esta antología, junto con el profesor de literatura y poeta Luis Torres, que no pudo asistir, leyó algunos de los textos del ya clásico libro de poemas ‘El flaco y yo’ de su versión española, relativamente reciente y un poema que intenta la descripción de una ciudad utópica, cosa que en general falla porque cada persona cree que la faltan algunos elementos que ellas hubiera puesto en su utopía personal. Claudio Durán viajó especialmente de Toronto para leer en esta presentación y nos leyó del libro algunos textos que comunican de manera casi arquetípica esa nostalgia sobredimensionada que constituye una de las marcas del exilio y que han hecho que algunos de sus poemas que tratan este tema hayan alcanzado una dimensión casi paradigmática. El polígrafo chileno Jorge Etcheverry decidió leer, quizás un poco demasiado rápido, un texto de prosa poética de la edición en castellano de La Bruja, que nunca había leído y que comunicó esa mezcla de experimentalismo y cotidianidad con apoyatura rítmica, gran imaginería y contenido multiforme que caracteriza a parte de su poesía. Erik Martínez, como Etcheverry ex miembro de la Escuela de Santiago, que se dice que está vivita y coleando, leyó trabajos recientes ejemplos de una búsqueda hacia el forma poética más tradicional, pero que mantienen la extrañeza, la atmósfera y ese humor insólito que son su marca de fábrica.
Y después de la firma de libros y conversa con los asistentes, en su mayoría activistas sociales y culturales, escritores y editores latinos y chilenos, algunos nos dirigimos a un restaurante del barrio italiano en la calle Preston, sector donde en otros años menos neoliberales algunos dueños de establecimientos optaban por darle lugar a la palabra aunque perdieran algunos pesos y cobijaban a las lecturas mensuales de El Dorado. Y brindamos por esa clase de mecenas ya idos.
Tuesday, July 28, 2009
Sobre la pintura
Jorge Etcheverry
Nota puesta alguna vez en http://poesia-sexo-marihuana.com/etcheverry/filo_arte_etcheverry.html
Para mí la pintura, el dibujo, en general las así llamadas artes plásticas son básicamente el otro camino, el que no seguí. En la encrucijada de los dieciséis años vi pasar una vez a una niña alta, de un metro ochenta por lo menos, con un pelo ondulado negro, un perfil acentuado y blanquísima, delgada, quizás un poco desgarbada. Por supuesto ni me vio. Pero en las horas o días que siguieron hice un poema muy tradicional, con rima, y traté de hacerle una témpera. La imagen resultante, aunque relativamente buena, equidistaba del original y de la concepción previa que yo tenía en la cabeza. O sea ni lo uno ni lo otro. Más de cuarenta años después seguí clases con una amiga pintora española para pulir técnica y perfeccionar la reproducción de lo así llamado ‘real’, que es ahí donde me aprietan los callos. Por un verano ella trató de que centrara la atención en lo que veía y tratara de copiarlo, pero yo terminaba haciendo lo que estaba en mi cabeza. Por ejemplo pintar con una curva la parte inferior de una botella que es el modelo, porque uno ‘sabe’ que la botella tiene una base curva, pero en realidad se ve derecha, recta, y ella me lo remarcaba una y otra vez. A las finales me di cuenta de que iba a tener que pasar diez años educando la mirada para lograr lo que quería hacer. Y a mi edad eso es mucho tiempo. Claro que por otro lado pienso que en las artes visuales la reproducción en sí la invalidó la fotografía y en mis gustos parto desde los impresionistas, que ya deformaban el objeto por el lado de la luz, y me detengo un poco a veces a la orilla de las instalaciones y el arte así llamado conceptual, muy cargado al mensaje unilineal y que tiene muy poco de pensamiento, agotándose las más de las veces en una sola idea central. El asunto es que me decidí más bien por escribir y siempre he mantenido a la pintura o el dibujo como un señorón latinoamericano mantiene una amante por ahí escondida y la visita a veces. He venido haciendo afiches para eventos, portadas de libros e ilustraciones y dibujos diversos, ‘monos’, como decimos nosotros, experimentando ocasionalmente con diversas formas y materiales, a veces haciendo descubrimientos, pero sin pretensiones profesionales. Quizás porque esta otra es tan peligrosa que terminaría por obsesionarnos o quizás a nuestra edad ya no sabríamos satisfacerla.
Friday, July 24, 2009
Nota de Juan Cameron sobre "La voz y la memoria", antología de poetas chilenos en Canadá
Juan Cameron
En una recopilación hecha por Luis A. Torres y Luciano Díaz, La voz y la memoria, entregada recientemente por RIL editores, de Santiago, se muestra la obra de diez poetas chilenos con residencia en Canadá. La bipolaridad que obliga a enfrentar el hecho del exilio, primero, y de la integración, después, es el motivo que cruza en forma constante el imaginario de estos autores. La muestra resulta un tanto parcial y el lector reconoce entre aquellos a Jorge Etcheverry, Blanca Espinoza, Erik Martínez y Jaime Serey.
Canadá fue sin duda uno de los destinos importantes para el exilio chileno luego de la tragedia de 1973. El país, como tantos otros, fue primero el escenario del destierro y de la lucha para convertirse, con el transcurso de las décadas, en el país elegido y en la nueva casa desde donde se proyectó la vida. Este cambio repentino y paulatino a la vez fue marcando el espíritu de estos inmigrantes, situación que los poetas pueden registrar con mayor precisión.
Así lo consideran, al menos, Luis Torres y Luciano Díaz, autores e integrantes a la vez de esta nueva muestra de poetas chilenos que contribuye a la difusión de sus nombres y al establecimiento en la historia literaria local. «Los poemas que presentamos en esta antología -nos dicen- se enfrentan a las trabas personales y sociales que acabamos de identificar (los idiomas, el aprendizaje, los chilenismos, etc…) pero ellos también delinean un cuestionamiento de lo que hemos llamado adaptación e integración».
En una primera lectura destacan los nombres de aquellos ya conocidos o recibidos en el ambiente literario nacional: Blanca Espinoza y Jorge Etcheverry y, en cierta medida, Jaime Serey y Erik Martínez. Pero hay ausencias, también: Ludwig Zeller, Gonzalo Millán, Naín Nómez y Alfredo Lavergne, entre varios, bien podrían aparecer en estas líneas.
Blanca Espinoza Cáceres nació en Valparaíso, en 1951. Hija del escritor Manuel Espinoza Orellana, es M.A. por la U. de Lovaina. Ha publicado Ojos de agua (1985) y Tango (Montreal, 2001), más un par de recientes trabajos no registrados aquí, en idioma francés. Espinoza destaca entre los contribuyentes al volumen por un mejor manejo formal y una notoria cercanía hacia la palabra y su uso. Lo femenino y lo formal son tópicos recurridos por la autora: «Heme aquí/ desde mi claridad de palabras agotadas/ perfectamente inútiles/ acomodando el rincón de tus recuerdos/ y digo/ que ya puedo reiterar/ la poesía».
Jorge Etcheverry Arcaya tiene una producción bastante extensa en variados registros y formas. Residente en ese país a partir de 1975, ha publicado The scape artist/ El evacionista (1975), La calle (1986), Tánger (1990), A vuelo de pájaro (1998), Vitral con pájaros (2002) y Reflexión hacia el sur (2004), además de libros y textos en otros géneros literarios. Miembro de un grupo de muchachos que se auto proclamaban como la Escuela de Santiago, la escritura de Etcheverry pronto se va destacando por su fuerza y su precisión: «Nos dijeron que se iban/ que muy pronto volverían (…) Ellos habrán de echar sus raíces lejos/ fuera de nosotros (…) Vedlos ahora remontar el vuelo/ como una bandada de pájaros espantados/ por el perdigonazo del cazador»; retrato que en el tiempo presente cobra otro cariz: «Enrabiados, enajenados/ recorriendo las calles de las ciudades con un pucho sin filtro/ colgado de la comisura del labio, la barba a medio crecer».
Este aire de generación perdida aparece con frecuencia también en Erik Martínez, el otro miembro de la Escuela de Santiago. Nacido en Santiago (no se indica fecha) estudió pedagogía en Castellano y es autor de Tequila Sunrise (1985)
Jaime Serey nació en Viña del Mar en 1951. Es miembro del taller literario Sur de Montreal y de la revista québécoise Artmage. Ha publicado Soledad casi culpable (1994), Vivir por beber y escribir (2003), Aguacero de Palabras (2005) y Poemas de una edad (2006).
Obtuvo los premios Renacery de los Padres Maristas, en Limache. Serey incorpora al texto recursos gráficos en uso -como arroba, signo de copyright y la y comercial- al tiempo de buscar y experimentar con fórmulas de otros autores que va citando en los mismos textos. Pero en cierta medida su discurso no alcanza la perfección semántica y muchas veces queda en el territorio objetivo: «La ampolleta descubierta por Edison,/ no nos ha servido en absoluto de nada, ni para alambrar nuestros ojos ciegos,/ ni nuestros escarpados senderos de la imaginación».
La muestra también incorpora el trabajo literario de dos profesores eméritos con larga residencia en el país del norte. Uno de ellos es Jorge Neff (Santiago, 1942), con doctorado en Santa Bárbara y autor de La región perdida (1997). El otro, Claudio Durán (no señala nacimiento), con publicaciones en su país. Ha sido profesor de Filosofía y Ciencias Sociales en Toronto y es autor de Homenaje (1980), Más tarde que los clientes habituales (1982), Después del silencio (con Jaime Gómez Rogers, 1986) Santiago (1988) y La infancia y los exilios (2006). Dos mujeres completan este recorrido. La una, Carmen Rodríguez, natural de Valdivia, es profesora de Inglés por la Universidad de Chile y tiene estudios de post grado en Canadá. Actualmente ejerce la docencia universitaria. En poesía ha publicado Guerra prolongada (1992). Carmen Contreras, en cambio, nació en New Haven, Estados Unidos, y estudió en el Liceo Manuel de Salas en la capital chilena. Ambas poesías abordan con menor o mayor intensidad la cuestión de la mujer, problema que se suma conceptualmente a las dificultades propias del destierro.
Incompletos resultan los fichajes presentados por los autores. No indican, entre otras menciones, los datos de nacimiento, lo que impide la ubicación de aquellos para su estudio. Luis Torres, profesor de francés, italiano y castellano en Calgary, ha publicado en poesía El exilio y las ruinas (2002), texto que obtuvo una mención en Casa de las Américas un par de años antes. Luciano Díaz, nacido en Santiago, estudió literatura española en Carleton y en Ottawa. En poesía ha publicado Las estaciones de un tren fantástico/ The Stops of a Phantom Train (1990) y The Thin Man and Me (1994) y es autor de varias publicaciones antológicas sobre el mismo tema
Wednesday, July 15, 2009
Declaración sobre Honduras del Primer Festival Internacional de Poesía de Resistencia
Por favor envienos su adhesion a los siguientes correos:
resistancepoetryfest@gmail.com, car, Carlos Angulo Rivas,
Maria Elena Mesa,
DECLARACION:
El Presidente de Estados Unidos Barack Obama ha reiterado su declaración inicial de que el único presidente constitucional de Honduras es Manuel Zelaya, sin embargo en Washington a exigencia de El Pentágono, la Secretaría de Estado a cargo de Hillary Clinton inició a través del presidente de Costa Rica Oscar Arias una negociación con los golpistas y usurpadores del gobierno encabezados por el mandatario de facto Roberto Micheletti, quien beneficiado por este espacio de diálogo pretende imponer condiciones en contraposición a lo acordado por la OEA, la ONU y otros organismos internacionales y los gobiernos del continente.
Habida cuenta de la censura y desconocimiento universal a los golpistas estaba sobre entendido que el señor Oscar Arias como negociador sólo podía exigir el retiro de Micheletti y el regreso de los militares a sus cuarteles; y cuidar las formalidades de la restitución del presidente Manuel Zelaya, luego de la negativa de los golpistas a dejarlo aterrizar en Tegucigalpa a cumplir su mandato constitucional y terminar con la ola represiva y la comisión de asesinatos contra el pueblo.
Mediante los acuerdos internacionales y de los gobernantes de todo el mundo no sólo están en juego la presidencia de Zelaya y el respeto al orden constitucional en Honduras sino también el irrestricto derecho de los pueblos de América Latina a elegir a sus gobernantes y participar activamente en la vida democrática de cada país. Por ello no basta sólo la censura y reprobación a los golpistas sino la destitución de Miceletti y de cualquier gobierno de facto nacido de un golpe militar a la antigua usanza latinoamericana de etapas ya superadas por el avance de la cultura política regional y continental. En esta dirección la mediación emprendida por el presidente Arias de Costa Rica para buscar soluciones a las nefastas circunstancias que está viviendo el pueblo hondureño no tienen futuro, menos cuando Micheletti insiste en quedarse y los pobladores se mantienen en pie de lucha a riesgo de sus vidas.
Dos hechos sumamente graves se han conjugado en los últimos acontecimientos en Honduras, el primero la aparición de “escuadrones de la muerte” y el segundo la censura total de información y prensa. Los “escuadrones de la muerte” han eliminado físicamente a dos dirigentes populares antigolpistas: Roger Bados en su propio domicilio de la norteña ciudad de San Pedro Sula y Ramón García, quien fue obligado a bajarse de la unidad de transporte colectivo donde viajaba en el sector de Callejones, departamento occidental de Santa Bárbara. Y el gobierno de facto ha expulsado del país a los corresponsales y periodistas de la cadena Telesur, luego de haberlos apresado y vejado mientras cubrían sus informaciones y tareas profesionales; atentado a la libertad de expresión todavía no censurado enérgicamente por los órganos de expresión empresariales del continente y la deshonesta y arbitraria Sociedad Interamericana de Prensa SIP.
Como poetas, escritores, musicos, intelectuales, organizadores, y participantes del Primer Festival Internacional de Poesía de Resistencia realizado en la ciudad de Toronto los días 24- 30 de abril, 2009, en Honor a los Cinco Héroes Cubanos presos en Estados Unidos, hacemos un llamado para el retorno a la paz y la reposición de Manuel Zelaya en su cargo de presidente constitucional de Honduras, en aras de la reconstrucción del estado de derecho, la justicia, la equidad y la igualdad. Asimismo exigimos la intervención de una fuerza interamericana de paz que permita de inmediato la restitución del orden constitucional y asegure la continuidad de la democracia en ese país centroamericano.
Toronto, Julio 12, 2009
María Elena Mesa Mejia, Lisa Makarchuk, Carlos Angulo Rivas, Jorge Etchevarry, José González, Nina La Porta, Ama Luna, …..
Sunday, July 12, 2009
Cristo se dirige al Abuelo en sueños como a seis meses de la pascua
El Abuelo
La tradición cristiana de la Pascua despliega sus alas y cubre gran parte del hemisferio Occidental con la enorme sombra de sus alas que proyecta buenos deseos, sentimientos de ternura, compasión incluso digamos humanismo, y que brota de las míticas circunstancias de mi nacimiento. Algo hemos logrado, parece. Esta mi figura crucificada se ha convertido en uno de los hitos del amaestramiento del Animal Humano. No por nada me cansé de decirles que cada vez que hicieran el mal a alguien me iban a estar dando otro trago de vinagre a mí, me iban a estar añadiendo otra espina en la corona, me iban a estar hundiendo un poquito más los clavos en las palmas de las manos. A mi padre no le gustó mucho el asunto de mi venida al mundo, pero reconocía la necesidad de mandarme para acá a que arreglara un poco el negocio. Y era la única manera de: 1.- obligarlos a amarme; 2.- hacerlos que me identificaran con todos los otros seres humanos y así eliminar o mitigar el abuso o la crueldad (caso ideal que no creo llegue a producirse nunca, aunque me tenga que quedar aquí colgado por toda la eternidad). Los fulanos prefieren quedarse enredados en el simbolismo, beber mi sangre, comer mi carne, pero ahí se quedan, a la hora de los quiubos no tienen problema para andar metiéndole mano a las señoras de los amigos, a los cabros chicos, para tratar de aprovecharse de los demás, contándoles cuentos para quitarles sus cositas, a veces en nombre mío, sobre todo cuando tienen plata y manija. En un momento me acuerdo que dije que no había caso que entraran los ricos en mi reino, (como Dios es mi papá es como si fuera mío), “Es más difícil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos”, clarito dije, eché a correazos a los bolicheros del templo, les dije a mis cronistas que escribieran eso destacado, pero con el correr del tiempo esto se fue haciendo más y más chico hasta convertirse en un parrafito, porque estaban entrando en la religión personas con bastantes medios, políticos importantes, y había que suavizar un poco el mensaje. Imagínense que con el correr del tiempo incluso salieron algunos en Europa, creo, que decían que si a uno le iba bien en los negocios eran signo de la buena voluntad divina y después se iban a ir al cielo. Pero en fin, está también toda esa otra cosa del infierno, que es como el cuco para esos cabros chicos, otra vez una idea para que se portaran bien, parece que no resultó mucho tampoco, pese a que en las últimas décadas le pasé el sobre azul a Gabriel, aunque no lo había contratado yo sino mi padre, y le di el trabajo a un señor ruso, Pavlov. Lo que pasa es que parece que la gente no tiene mucha imaginación, o como que les falta dar el pasito que falta. Me explico: cuando llega el momento de pasar del amor que me tienen a mí (dizque), que por otro lado se les despierta de puro verme sufrir, al amor al así llamado prójimo, ahí las cosas se hacen abstractas, el traspaso no se produce y se quedan dando vuelta en cosas de ritos, como esos canutos que vendían el curo cabelludo de los indios o comerciaban esclavos, para dar unos ejemplos, y después no tomaban café, o no se corrían la paja, claro, las cosas facilitas que no les tocaran el bolsillo. Le tengo bien dicho a Pedro que cuando se presenten a las Puertas del Cielo esos tipos y señoras, algunos incluso uniformados con ropa negra, me los mande derechito al infierno, por tontos o por vivos, con esto seres ni yo con mi sabiduría estoy muy seguro, para qué decir mi papá, que en lo que a ellos respecta ya botó la esponja y anda en otra.
Para ver otras crónicas del Abuelo: http://jorge-etcheverry.blogspot.com/
Friday, July 10, 2009
Candy Man, la Inmortalidad, el Arte, la Conciencia, el Humanismo
Jorge Etcheverry
En la película el Candy Man le dice a su víctima predestinada te ofrezco la eternidad y la dicha de no ser, sino en la mente de los creyentes. Entonces fue que me cayó la teja, expresión chilena que quiere decir lo mismo que se me prendió la ampolleta. El golpe súbito de la ocurrencia o la idea, en que casi podemos percibir el impacto del choque de esos elementos distantes que se conjugan por sí solos para producir la idea. La segunda imagen aludiendo al hecho de que pese a todos los humanismos y antropocentrismos todavía el pensamiento es esa luz que se prende de repente en medio de la pieza oscura y que se extingue en un instante. Pero a lo que iba, entonces es que me di cuenta. Darse cuenta. Esto que acabo de decir alude al carácter reflejo de la conciencia, que eso era lo que buscaban los artistas principalmente, pero también otros sujetos entregados a otras profesiones que ponen al reconocimiento de los semejantes como la única posibilidad de pervivencia, de inmortalidad, elección o creencia que no puede sostener con buena fe el creyente de ninguna religión
Saturday, July 4, 2009
Día de Canadá con harekrishnas
Siempre asisto al día nacional de Canadá, desde que llegué a Ottawa proveniente de Baton Rouge, Louisiana, por lo del Katrina, después de vivir casi treinta años ahí, prácticamente desde que salí de Chile en 1973, sin contar una fugaz estadía en Roma y otra en París. Aquí en la capital, este aniversario se celebra en la calle y en escenarios públicos el día primero de julio, a escasos tres días del día patrio de los Primos Grandes del Sur. En general, y en esto no soy el único, tiendo a saltarme los eventos centrales, es decir las presentaciones de los conjuntos musicales o artísticos canadienses conocidos de la ‘corriente principal’ que francamente no me gustan (a lo mejor cosa de la edad, la vejez, etc.) y me centro en los eventos más marginales: percusionistas improvisados de los más variados instrumentos, ortodoxos o no, saltimbamquis y predistigitadores, los infaltables músicos andinos que tocan muy bien y recolectan monedas sin cesar en sus anchos sombreros negros puestos sobre el pavimento, y que en esta ocasión se veían estorbados, como todos los intérpretes y el público más o menos cercano, por una rotunda banda de bronces diversos y muy marcial de los Falun Dafa y/o Falun Gong, como cien tipos y niñas con uniforme azul y formación y ademanes militares que hacían su cosa con absoluto desprecio del resto. ‘Fachos’, me dije, con un olfato que se ha hecho endémico entre muchos latinoamericanos y chilenos de mi edad, mientras rechazaba cortés pero firmemente un primoroso panfleto que me entregaba una chinita preciosa pero onda medio zombi, mientras reflexionaba que si bien a los comunistas chinos continentales parece que se les había dado vuelta el paraguas en forma completa y son a lo más un capitalismo de estado a quienes incluso el Canadá conservador podría dar lecciones de programas sociales, y los coreanos del norte una monarquía hereditaria con economía centralizada, sería mil veces peor que esas milicias de gestos milimétricos y de uniforme azul controlaran las vastas, ricas y populosas extensiones de la patria de Mao y Lao Tsé. Pero a lo que iba. Lo más interesante, vibrante y espontáneo se da en las márgenes de estas celebraciones, este año bastante disminuidas por haber caído un miércoles y la gente tiene que salir a trabajar al otro día, o por el incierto clima preñado de esa lluvia que en algún momento no pudo aguantar más, se bajó los churrines y nos meó bien meados, claro que por un rato nomás, o por la presencia implícita de los años de conservantismo que se dejan sentir agudamente en la atmósfera de la Ciudad Burocrática de Ottawa. O por el trabajo de zapa sostenido de una municipalidad regida por un señor con manejos dudosos pero en el fondo un hombre de negocios sumamente reaccionario. Me detuve admirado ante los break dancers, las agrupaciones de Hip Hop en frenética y fraternal competencia, los diversos acróbatas, y el espectáculo, que basta y sobra, de esa multitud multiétnica, y esa mutación temporal entonces del área del Parlamento y las manzanas colindantes, porque a veces se superponía un paraíso por el que circulaban ángeles de falda corta o larga de variados colores y formas, recuerdo un par de doncellas sin sostén, o brassieres, como se dice más elegantemente en el idioma de Descartes, Flaubert, Rimbaud y Baudelaire, pero con unas réplicas pintadas, de lo que uno sólo se daba cuenta cuando estaban muy cerca. Y a lo que iba. Los harakrisnas bailan y bailan repitiendo diversas combinaciones y recombinaciones de Hare Krishna Hare Krishna Krishna Krishna Hare Hare Hare Rama Hare Rama Rama Rama Hare Hare, y así ad infinitum. Plagados en los años sesenta y setenta de escándalos de todo tipo parece que ahora han recuperado cierto prestigio y levantan cabeza, se modernizan, los rostros sobre los amplios atuendos naranja de los monjes y aprendices varones no son tan estragados, niñas de indudable atractivo danzan girando en atuendos bastante variados y se ven más rostros hindúes en un culto que antes era más bien para jóvenes sajones. Todos los años me paso bastante rato escuchando y viendo a los haras, sintiendo cómo el corazón y el metabolismo todo se me sincopa al compás y ritmo de ese espectáculo marginal que junto a otros compensa los bodrios fomes anglo y franco que se despliegan en el escenario principal. Como este año la celebración coincide con el festival de jazz de la ciudad algunos grupos se presentan gratis al aire libre. Un extraordinario grupo de Australia incorpora instrumentos aborígenes de allá a su música y en un intermedio el intérprete portavoz expresa lo felices que están él y sus acompañantes de estar tocando aquí, en la ciudad de Québec, y luego se calla sorprendido por la hostil e inesperada reacción del público. Explica que han tocado como cincuenta veces en varias ciudades y pueblos, que disculpe el respetable, que es la primera vez que vienen a Canadá, y cuando reinician su música es un como borrón y cuenta nueva mientras la gente danza y se balancea, olvidando otra vez el mini problema del remoto (pero quién te dice en una de éstas) separatismo del Québec francófono, la leve tensión entre los anglos y los francos, que la mención de la capital del Quebec, la belle province, viene de ocasionar en Ottawa, la capital del país. Y más aún en este día en que, como pasa en el año nuevo, se abren las puertas de la moral anglófona protestante por un ratito y dejan salir un chorro o avalancha vital antes de volver a cerrarse después de la medianoche con las últimas reyertas de borrachos o pandillas (street gangs). Jorge que también anda por aquí con la Sharon me comenta que en verano, cuando él vivía en Montreal, todos los fines de semana de verano eran como carnavales y mira fijo hacia adelante, nostálgico. Yo aprovecho para ir baño del Arts Center aquí cerquita y veo a varios Hara Krishnas sentados y relajados a la sombrita, bebiendo tragos de botellas de agua mineral y pienso otra vez en que quizás sus éxitos de reclutamiento en estos últimos años se deban a esta disciplina un poquito más relajada.
Friday, June 5, 2009
Dos poemas míos
Jorge Etcheverry
Hable con la mano
Con esta
Mírela
Frente a su cara
Hable con la mano
como dicen los gringos
No me venga con cuentos
No me invente historias
No me venga con amenazas
Mire
No lo escucho
Quédese callado
Mejor
Hable con la mano
Con esta palma abierta
frente a su cara
Con estos cinco dedos
extendidos
No me moleste
No me busque
los ojos
Para usted
no tengo ojos
Hable con la mano
si quiere
No conmigo
Como dicen los gringos
con la mano
De nuevo
Terminemos
Hable con la mano
Diálogo reo y siquiatra
No me asusta la muerte
No creo en Dios
(ojalá no exista)
Hice cosas horribles
Me arrepiento
Pero a lo mejor
no se pudo evitar
Acordándome
Como usted dice
pero con otras palabras
Es como
ser el excusado
genético
que usaron mis padres
día tras día
No es culpa de ellos
Y luego
Como si fuera poco
ahí estaba el mundo
para empeorar la cosa
Como le digo
No creo en Dios
si creyera
a lo mejor
otro gallo cantaría
O habría cantado
en su momento
Tuesday, May 5, 2009
Tagore dice que
Jorge Etcheverry
dice que, específicamente en ese poema hecho melodía o canción hindú clásica, que se despliega con un fondo musical parejo, tan arcaico como electrónico, el acompañamiento de timbales y el elemento de una guitarra, y la voz se agrega o mejor surge de repente en ese idioma que no comprendo
pero no es Tagore, es la traducción al inglés hecha por el padre de esa familia de artistas, al inglés, que lee el hijo de esa familia de artistas, la madre canta, el padre en los timbales
y pasa que esa noche innúmeras flautas se dejan oir en alabanza a la vaca del cielo y me asalta la indecisión y la duda ontológica, a lo mejor el horror por la existencia, a la postre quizás la multiplicación del sufimiento
y visualizo esa voz, a lo mejor me visualizo a mí mismo como ese carácter que sumido en un confusión vagamente urbana--como lo veo en la pintura que se despliega al interior de mi cabeza, al reverso de mis pupilas--se pregunta ¿y qué hago yo entretanto metido en este caos?. Y no hay duda de que eso me lo dijo un pájaro que ahora insunúa sus vagos colores, sus penetrantes ojos a mi derecha, casi a la altura del hombro pero un poco más arriba
y el hijo me dice que eso pasa con los poemas de Tagore, que son pinturas y ese caos es lo que quizás tratamos de resolver al participar en este encuentro en Toronto de poesía de resistencia
Monday, April 13, 2009
El periplo inverso III
Jorge Etcheverry
Otro modelo teórico perteneciente a la Mecánica Cuántica, y que ya ha sido confirmado experimentalmente, es la ‘Paradoja E.P.R.’ (iniciales de Einstein, Podolsky y Rose), según la cual, dos partículas elementales que han estado alguna vez correlacionadas formando un único sistema, aunque sean separadas una de otra miles de kilómetros mantendrán una conexión no causal y seguirán transfiriéndose información de forma instantánea de FENÓMENOS PARANORMALES: ¿QUÉ LOS CAUSA? Moisés Garrido Vázquez
Pero la razón de esta elección que me ha favorecido radica fundamentalmente en otros motivos, derivados de la naciente ciencia de la neogeometría, que los países más desarrollados elaboran, perfeccionan y aplican experimentalmente en algunas instalaciones subterráneas y en otros lugares en la superficie, algunas de cuyas ubicaciones le resultarían sorprendentes si se enterara de ellas. No se conocen muy bien las implicaciones totales de la nueva física de base espacial, por así decir, derivada de hechos--por decir algo--, como la infinita divisibilidad del espacio y su atravesabilidad, que implica entonces atravesar un infinito de manera podríamos decir instantánea. En cierto nivel de la realidad esto funciona, como la física newtoniana y la relativa de cuatro dimensiones funcionan en otros niveles o bajo otras consideraciones o contextos. Pero yo no soy filósofo. Ni tampoco matemático, y ahora tocamos el porqué de mi presencia en esta embarcación que se acerca a ese gigante de nuestro sistema, Júpiter. Estos barcos (en realidad sólo dos)son la prueba máxima de lo que la conjunción de los recursos de los poderes fácticos más importantes pueden lograr si actúan de consuno. Se trata de naves de tamaño no muy considerable, pero cuyas aleaciones componentes y sus capacidades termostáticas las hacen increíblemente sofisticadas, ya que no se pretende que atravieses el espacio, sino que el hecho de su navegación significa la afirmación o díctum de su presencia en las coordenadas señaladas por los matemáticos, que podrían ser las de cualquier punto del universos, si así denominamos al conjunto de todo lo que existe. La teoría va más o menos como sigue: al atravesar cualquier distancia, digamos un milímetro, y si, como afirmaba, el espacio es infinitamente divisible, se está atravesando un infinito si se trata de un micrón, la milésima parte de un milímetro, o de, digamos, 4.500 kilómetros, o años luz (poco menos de diez billones de km), ya que un infinito es equivalente a otro, o más bien son el mismo, ya que no hay subsuciones ni jerarquías entre infinitos. No funciona eso de que hay infinitos que son más infinitos que otros, de la misma manera como no hay diferentes puntos o lugares, que al estar situados en el espacio son también infinitos, y por lo tanto uno. De ahí que esta nave espacial particular esté diseñada para soportar la atmósfera fiera de este planeta, y en gran parte está constituída por el amplificador de ondas mentales AOM--que nos perdonen los tibetanos--, que es el verdadero y unico sistema de movilización, ya que desde Vasiliev en los sesenta y setenta del siglo veinte se barruntaba el carácter de alguna manera material de las transmisiones u ocurrencias de la telepatía y la telequinesis, y se había barruntado la verdadera condición del espacio. Los matemáticos de a bordo se encuentran entre las mentes más brillantes del planeta, y ellos son los que, con ayuda de equipos sofisticadísimos, determinan las coordenadas. Luego viene mi papel. Yo soy, por así decir el piloto de a bordo. Dadas mis habilidades plásticas--en mi juventud practiqué con años y apasionamiento casi todas las formas de las artes plásticas y gráficas--y poéticas, que han valido galardones cuya obtención siempre me asombró un poco, tengo la función de imaginar, con ayuda de ciertos estímulos químicos muy sutiles, de sentir y patentizar, no la trayectoria ni el punto de origen, sino y luego de ingente esfuerzo, de intuir fugazmente, y de manera tan transitoria como no transmisible, ese espacio que nos permite la simultaneidad, o mejor, la coexistencia con cualquier otro punto, en este caso las coordenadas marcadas en líneas luminosas en una pantalla negra al frente mío.
Otro modelo teórico perteneciente a la Mecánica Cuántica, y que ya ha sido confirmado experimentalmente, es la ‘Paradoja E.P.R.’ (iniciales de Einstein, Podolsky y Rose), según la cual, dos partículas elementales que han estado alguna vez correlacionadas formando un único sistema, aunque sean separadas una de otra miles de kilómetros mantendrán una conexión no causal y seguirán transfiriéndose información de forma instantánea de FENÓMENOS PARANORMALES: ¿QUÉ LOS CAUSA? Moisés Garrido Vázquez
Pero la razón de esta elección que me ha favorecido radica fundamentalmente en otros motivos, derivados de la naciente ciencia de la neogeometría, que los países más desarrollados elaboran, perfeccionan y aplican experimentalmente en algunas instalaciones subterráneas y en otros lugares en la superficie, algunas de cuyas ubicaciones le resultarían sorprendentes si se enterara de ellas. No se conocen muy bien las implicaciones totales de la nueva física de base espacial, por así decir, derivada de hechos--por decir algo--, como la infinita divisibilidad del espacio y su atravesabilidad, que implica entonces atravesar un infinito de manera podríamos decir instantánea. En cierto nivel de la realidad esto funciona, como la física newtoniana y la relativa de cuatro dimensiones funcionan en otros niveles o bajo otras consideraciones o contextos. Pero yo no soy filósofo. Ni tampoco matemático, y ahora tocamos el porqué de mi presencia en esta embarcación que se acerca a ese gigante de nuestro sistema, Júpiter. Estos barcos (en realidad sólo dos)son la prueba máxima de lo que la conjunción de los recursos de los poderes fácticos más importantes pueden lograr si actúan de consuno. Se trata de naves de tamaño no muy considerable, pero cuyas aleaciones componentes y sus capacidades termostáticas las hacen increíblemente sofisticadas, ya que no se pretende que atravieses el espacio, sino que el hecho de su navegación significa la afirmación o díctum de su presencia en las coordenadas señaladas por los matemáticos, que podrían ser las de cualquier punto del universos, si así denominamos al conjunto de todo lo que existe. La teoría va más o menos como sigue: al atravesar cualquier distancia, digamos un milímetro, y si, como afirmaba, el espacio es infinitamente divisible, se está atravesando un infinito si se trata de un micrón, la milésima parte de un milímetro, o de, digamos, 4.500 kilómetros, o años luz (poco menos de diez billones de km), ya que un infinito es equivalente a otro, o más bien son el mismo, ya que no hay subsuciones ni jerarquías entre infinitos. No funciona eso de que hay infinitos que son más infinitos que otros, de la misma manera como no hay diferentes puntos o lugares, que al estar situados en el espacio son también infinitos, y por lo tanto uno. De ahí que esta nave espacial particular esté diseñada para soportar la atmósfera fiera de este planeta, y en gran parte está constituída por el amplificador de ondas mentales AOM--que nos perdonen los tibetanos--, que es el verdadero y unico sistema de movilización, ya que desde Vasiliev en los sesenta y setenta del siglo veinte se barruntaba el carácter de alguna manera material de las transmisiones u ocurrencias de la telepatía y la telequinesis, y se había barruntado la verdadera condición del espacio. Los matemáticos de a bordo se encuentran entre las mentes más brillantes del planeta, y ellos son los que, con ayuda de equipos sofisticadísimos, determinan las coordenadas. Luego viene mi papel. Yo soy, por así decir el piloto de a bordo. Dadas mis habilidades plásticas--en mi juventud practiqué con años y apasionamiento casi todas las formas de las artes plásticas y gráficas--y poéticas, que han valido galardones cuya obtención siempre me asombró un poco, tengo la función de imaginar, con ayuda de ciertos estímulos químicos muy sutiles, de sentir y patentizar, no la trayectoria ni el punto de origen, sino y luego de ingente esfuerzo, de intuir fugazmente, y de manera tan transitoria como no transmisible, ese espacio que nos permite la simultaneidad, o mejor, la coexistencia con cualquier otro punto, en este caso las coordenadas marcadas en líneas luminosas en una pantalla negra al frente mío.
Friday, April 3, 2009
El escritor latino, una persona difícil
Jorge Etcheverry
Uno de los rasgos, quizás el más importante, que caracterizó al período llamado modernismo en literatura, se afirme o no su ruptura con el postmodernismo, es la problemática de la identidad, que ahí se resuelve en la permanencia del yo, la subjetividad, la identidad, en términos de una conciencia cartesiana. Incluso en sus manifestaciones más tardías y extremas, como por ejemplo la trilogía de novelas de Samuel Beckett, Molloy, Malone muere y El innombrable, el yo se va despojando gradualmente de sus atributos físicos y sicológicos hasta quedar reducido a una conciencia irreductible, monádica, esencial e identitaria. Así, en esta concepción ‘occidental’, que en definitiva culmina un proceso iniciado por lo menos con la Edad Moderna, la identidad puede ser problemática, pero no está en entredicho. Existe un sustrato identitatrio monádico, cogitante, subjetivo y permanente. La identidad del mundo no occidental, que nunca fue plenamente ‘moderno’ siempre ha sido precaria. La subjetividad y la identidad ‘occidentales’ son producto del desarrollo de la modernidad y atributo de una burguesía emergente.
Las colonias y para colonias a que se impuso la concepción del mundo occidental hacen surgir manifestaciones ideológicas y culturales híbridas, reflejas o similares a las de la metrópolis, pero en cuya estructura y contenidos se dejan entrever otras concepciones implícitas o a medias expresadas, por ejemplo del yo y la identidad, que pueden aparecer como en ‘emergencia’ en el doble sentido de la palabra. Sobre todo en el siglo pasado, el avance del capitalismo, que significa entre otras cosas la homogeneización de los modos de vida, hace que en la metrópolis occidental se acentúe la alienación, que si bien no alcanza a eliminar la identidad moderna subyacente, la convierte en problemática. En la alineación uno se saldría de sí mismo, se enajenaría, pero hay un sustrato identitario previo al proceso. La urbe occidental produce al hombre unidimensional, pero se trataría de un proceso de ‘alienación’ de una identidad ya preexistente. En todo caso, esta precariedad de la identidad se viene a acentuar con esa otra extensión y profundización de los rasgos y dicotomías del capitalismo imperialista que se ha dado en llamar ‘globalización’.
En las metrópolis sujetas a la dinámica de la aceleración de la producción y el consumo, se produce una suerte de facilitación de las relaciones interpersonales y de las personas con las instituciones, para abreviar el intercambio de información entre los agentes y en lo ideal limitarlo a la practicalidad productiva y comercial. Muchos de los matices y fórmulas de intercambio interpersonal en sociedades más ‘tradicionales’, estáticas y estables, menos dinámicas y productivas, se ven simplificados o eliminados por un lenguaje ‘a la mano’ de ‘corriente principal’. La persona se define por su rol de trabajador asalariado, consumidor, objeto de consumo o administrador. Existe cada vez menos lugar para lo ‘alternativo’ mientras se subsumen las capas grises en la marginalidad. La identidad personal y colectiva se transforma y resiente con esta acentuación de los valores y formas del mercado en todos los aspectos de la vida. Ligada como está al reconocimiento social e institucional, la concesión o negación de la identidad es otro elemento del sistema para la subyugación y explotación del ser humano en tanto recurso laboral y natural. La transhumancia individual y colectiva, llámese exilio o inmigración, el desplazamiento, la accesibilidad del viaje, en general están sobredeterminados: es desde la periferia que los conglomerados humanos tienden a migrar hacia el centro, en un proceso que se reproduce al interior de las regiones y los países. El tema del provinciano en la capital se repite en todas las literaturas. Es así que, por ejemplo, por su imagen de desarrollo económico y estabilidad institucional, vecinos de países más pobres e inestables se trasladan a Chile donde rápidamente constituyen—como en el caso de los peruanos—, comunidades más o menos cerradas y discriminadas por sus anfitriones. Es decir que en alguna medida se reproduce la situación de los países occidentales desarrollados tradicionales. Con las comunidades refugiadas o exiladas, sobre todo en el caso de estas últimas, provenientes de lo que se llama Mundo en desarrollo o Hemisferio Sur, llegan a los estados metropolitanos desarrollados sus activistas políticos, profesionales y artistas, intelectuales y escritores.
Si bien se podría cualificar a estos exilios como ´progresistas’ o ‘de izquierdas’, enfrentados a estados totalitarios u oligárquicos de derecha, lo que puede haber sido la tendencia predominante en los 70 y 80 del siglo pasado, esto ya no es así. Los escritores exilados cubanos son numerosos, organizados y aparecen denunciando a una dictadura. Es de suponer que los opositores de Mugabe en Zimbawe, un régimen con un discurso antiimperialista y anticolonial, actúan de manera parecida. Si bien en las comunidades inmigrantes tradicionales sólo ocasionalmente las figuras destacadas llegan a los negocios o la política, sobre todo en la segunda generación, en el caso de los exilios son los intelectuales y escritores los que de alguna manera otorgan en gran medida el perfil de la comunidad.
En el caso de Canadá, por ejemplo, uno de los sectores profesionales con más perfil institucional y público es el de los intelectuales y escritores, cuya exposición y reagrupamiento fueron informales y asistemáticos, surgidos alrededor de las comunidades exiladas que huían o eran expulsadas de regímenes derechistas, y que definían al trabajo cultural como importante tanto para la denuncia del estado de cosas en su país como para el acopio de solidaridad. Lo que no es extraño, ya que la cultura, y la literatura en especial, por su carácter eminentemente representativo y reflejo, sobre todo en América latina, pareciera tener un signo progresista.
El escritor latinoamericano en un país desarrollado de habla inglesa se sitúa en el centro de un haz de contradicciones y solicitaciones diversas y a veces contrapuestas. Es una figura bastante marginal en el seno de la comunidad trasplantada, salvo la coincidencia variable con la misma en el caso de los exilios progresistas, caso en que la comunidad misma es de algún modo heterogénea en el seno de la sociedad nacional. Pero en general el escritor deja de serlo sin una distancia frente a la sociedad o el sistema que posibilita su producción, lo que introduce en este caso una mediación que no coincide con la linearidad de la expresión de denuncia o comprometida al cien por ciento. Así, no ‘calza’ completamente con su misma comunidad. Sólo a regañadientes y en aras de la mantención de una cultura literaria en pro de la solidaridad, una comunidad exilada tolerará mediaciones textuales que entraben la comunicación directa y comprensible universalmente ‘de suyo’ del mensaje. Por otro lado, el autor latinoamericano se inserta en una literatura subordinada, de ‘menor difusión’ como se la ha denominado eufemísticamente, externa o tangencial respecto a la de la corriente principal y por lo tanto del continuun crítica, academia y comercialización que constituye la institución literaria. Además, sigue existiendo el sentido de pertenencia cultural de los escritores latinos a la región o el país de origen, que entretanto sigue su evolución histórica, distanciándose más y más los contenidos e idioma obsoleto y contaminado de neologismos de los escritores exilados/emigrantes.
En Canadá, la adscripción del autor latinoamericano a la literatura del país pasa por la superación no tan sólo del idioma, sino en muchos casos de la tradición literaria local. La presencia de los ‘itsmos’, tan caros especialmente al Cono Sur es bastante reducida. El mercado editorial nacional determina ciertas temáticas afines con las presuposiciones y expectativas que se supone o espera del escritor inmigrante/exilado: el compromiso y la denuncia, el proceso de aculturación, lo exótico y la otredad. Las obras son relegadas por la institución literaria y el sistema de comercialización al ámbito del ‘mulculturalismo’ y su estudio a las temáticas de la literatura minoritaria, comunitaria, la diáspora y el exilio. Lo que ha generado, junto con el aumento de la población hispanoparlante, la creación de un mercado nicho y una micro institución literaria paralelos y anfibológicos: sin ser literatura canadiense a secas, las obras pueden ser clasificadas como del exilio, de la diáspora, neo-canadienses, productos de una literatura intersticial o subordinada, latinoamericana o nacional, en cada caso, regional o provincial, anglófona, francófona o alófona, latina.
En el caso chileno los autores se pueden adscribir a la vaga ‘Región XIV’, que abarcaría a los chilenos residentes en el exterior, sin que el requisito de la ciudadanía sea imprescindible. Este proceso que atañe a los productos del quehacer literario, afecta a los escritores individuales y al estamento de los escritores regionales transplantados, emigrantes, exilados. El rol social es inseparable del estado ontológico. Proveniente de una región cuyo concepto y vivencia de la identidad son explícita o en general implícitamente diferentes de la metropolitana y moderna, emergentes, como decíamos al principio, y por estar sujeta a la escasez identitaria de la sociedad urbana desarrollada global, la persona concreta del escritor se ve solicitada por diferentes complejos sociales e institucionales, identitarios. En que su mismo ser ontológico debe mutar y adaptarse en tanto ‘persona’ a diferentes ámbitos. La publicación y reconocimiento en un sentido de exposición significa una garantía de existencia e identidad, de un rol. De ahí a veces su atractivo doble como vehículo del ser social/comunitario y de expresión y mostración, rescate público de una biografía, lo que entrega sentido y afianza una identidad mutante, anfibológica y maleable. Fuera de su contexto original, en ausencia de la sedimentación jerárquica de discursos depositados históricamente en las sociedades de origen, que legitiman los discursos como ‘literarios’, adquieren importancia junto a las formas literarias canónicas practicadas por el escritor exilado/trasplantado en su país las formas testimoniales, comunitarias y, folclóricas, que pasan a coexistir con los cánones tradicionales más o menos consagrados de los países de origen, y sus criterios de calidad estilística. En muchos casos, lo que en un determinado país de origen sería catalogado como subliteratura adquiere credenciales. Es que ya no se trata simplemente de literatura. En una realidad multicultural, que a la vez que integra a los diversos y cambiantes elementos culturales de una sociedad definida en gran medida por la inmigración, sólo ocasionalmente se da espacio al vínculo entre las diversas ‘comunidades étnicas’ (interculturalismo), y está presente una actitud cultural más de defensa contra una invasión que de asimilación transformadora.
Pero esta literatura hispanohablante subordinada o marginal y sus escritores son parte importante del acerbo y el perfil institucional y social de su comunidad. No es extraño que a nivel latinoamericano en este país, lanzamientos de libros, publicaciones, recitales y lecturas sean eventos comunitarios y políticos, lo que sólo se da en los márgenes de la producción literaria de la corriente principal. Esta voluntad de afirmación y expresión que conlleva una marca identitaria, una búsqueda o afianzamiento de un perfil social y por ende ontológico, en y frente a la sociedad anfitriona y el seno de la comunidad, es lo que explica por ejemplo en parte la ausencia de empresas editoriales comerciales hispanas de envergadura, ya que la función editorial se convierte en vehículo de expresión y afirmación individual y colectiva, además de plantearse la distribución de una literatura.
Un autor latinoamericano en Canadá puede desempeñarse según las circunstancias como escritor comprometido, escritor anglófono o francófono, escritor alófono, escritor exilado de su respectivo país, escritor del exilio latinoamericano, escritor canadiense con guión. Pero el escritor anglo o francófono de corriente principal no miembro de minorías gozará de una identidad subyacente e inmutable frente a la identidad mutable y aleatoria de los escritores trasplantados, lo que es otra marca de separación y pertenencia o marginación frente al estado de cosas en un contexto de escasez de identidad y por ende de relevancia social y ontológica. La identidad del escritor canadiense es establecida, básicamente inmodificable e inmutable, privilegio original paralelo a su papel de productor de mercancías libro real y efectivamente comercializables y por ende registrables crítica e históricamente.
Para terminar con un ejemplo, tomemos al Proyecto Adrianne, consistente en la recolección de obras de autores exilados chilenos en Canadá por la Biblioteca Nacional de Canadá y su remisión a la Biblioteca Nacional de Chile es un ejemplo de dos versiones de un mismo proyecto que opera en dos contextos culturales. Surgido en Chile: “La Biblioteca Nacional de Canadá reunirá libros escritos por escritores exilados, así como manuscritos y documentación privada para su envío a Chile, donde formarán parte de una colección especial permanente en la Biblioteca de Santiago (IFLA Journal, Vol. 27 (2001), No. 4). Este proyecto, al hacerse operativo en Canadá, pasó a incluir automáticamente en principio todo trabajo en diferentes medios relativos al exilio y estadía chilenos en el país. El proyecto relativo a la recolección del material literario se convirtió en recolección documental sobre una comunidad exilada. Indudablemente mucho más rico y útil para una posible futura investigación- Pero lo que nos interesa recalcar aquí es la modificación automática del proyecto al pasar a manos institucionales canadienses: en Chile se pensaba en autores chilenos exilados en términos de una literatura nacional. En el contexto canadiense el proyecto pasa a documentar lo que se entiende implícitamente como una literatura étnica, que carece de una identidad perfilada y que se confunde con su comunidad, en un juego sistémico implícito de presuposiciones que salvaguarda la jerarquía de literatura en tanto tal para la de la corriente principal. En este caso, los autores chilenos exilados pasan de ser el foco de un proyecto de recopilación de obras literarias a un elemento testimonial entre otros de las vicisitudes de una comunidad exilada, en este ejemplo de mutabilidad y polivalencia identitarias.
Uno de los rasgos, quizás el más importante, que caracterizó al período llamado modernismo en literatura, se afirme o no su ruptura con el postmodernismo, es la problemática de la identidad, que ahí se resuelve en la permanencia del yo, la subjetividad, la identidad, en términos de una conciencia cartesiana. Incluso en sus manifestaciones más tardías y extremas, como por ejemplo la trilogía de novelas de Samuel Beckett, Molloy, Malone muere y El innombrable, el yo se va despojando gradualmente de sus atributos físicos y sicológicos hasta quedar reducido a una conciencia irreductible, monádica, esencial e identitaria. Así, en esta concepción ‘occidental’, que en definitiva culmina un proceso iniciado por lo menos con la Edad Moderna, la identidad puede ser problemática, pero no está en entredicho. Existe un sustrato identitatrio monádico, cogitante, subjetivo y permanente. La identidad del mundo no occidental, que nunca fue plenamente ‘moderno’ siempre ha sido precaria. La subjetividad y la identidad ‘occidentales’ son producto del desarrollo de la modernidad y atributo de una burguesía emergente.
Las colonias y para colonias a que se impuso la concepción del mundo occidental hacen surgir manifestaciones ideológicas y culturales híbridas, reflejas o similares a las de la metrópolis, pero en cuya estructura y contenidos se dejan entrever otras concepciones implícitas o a medias expresadas, por ejemplo del yo y la identidad, que pueden aparecer como en ‘emergencia’ en el doble sentido de la palabra. Sobre todo en el siglo pasado, el avance del capitalismo, que significa entre otras cosas la homogeneización de los modos de vida, hace que en la metrópolis occidental se acentúe la alienación, que si bien no alcanza a eliminar la identidad moderna subyacente, la convierte en problemática. En la alineación uno se saldría de sí mismo, se enajenaría, pero hay un sustrato identitario previo al proceso. La urbe occidental produce al hombre unidimensional, pero se trataría de un proceso de ‘alienación’ de una identidad ya preexistente. En todo caso, esta precariedad de la identidad se viene a acentuar con esa otra extensión y profundización de los rasgos y dicotomías del capitalismo imperialista que se ha dado en llamar ‘globalización’.
En las metrópolis sujetas a la dinámica de la aceleración de la producción y el consumo, se produce una suerte de facilitación de las relaciones interpersonales y de las personas con las instituciones, para abreviar el intercambio de información entre los agentes y en lo ideal limitarlo a la practicalidad productiva y comercial. Muchos de los matices y fórmulas de intercambio interpersonal en sociedades más ‘tradicionales’, estáticas y estables, menos dinámicas y productivas, se ven simplificados o eliminados por un lenguaje ‘a la mano’ de ‘corriente principal’. La persona se define por su rol de trabajador asalariado, consumidor, objeto de consumo o administrador. Existe cada vez menos lugar para lo ‘alternativo’ mientras se subsumen las capas grises en la marginalidad. La identidad personal y colectiva se transforma y resiente con esta acentuación de los valores y formas del mercado en todos los aspectos de la vida. Ligada como está al reconocimiento social e institucional, la concesión o negación de la identidad es otro elemento del sistema para la subyugación y explotación del ser humano en tanto recurso laboral y natural. La transhumancia individual y colectiva, llámese exilio o inmigración, el desplazamiento, la accesibilidad del viaje, en general están sobredeterminados: es desde la periferia que los conglomerados humanos tienden a migrar hacia el centro, en un proceso que se reproduce al interior de las regiones y los países. El tema del provinciano en la capital se repite en todas las literaturas. Es así que, por ejemplo, por su imagen de desarrollo económico y estabilidad institucional, vecinos de países más pobres e inestables se trasladan a Chile donde rápidamente constituyen—como en el caso de los peruanos—, comunidades más o menos cerradas y discriminadas por sus anfitriones. Es decir que en alguna medida se reproduce la situación de los países occidentales desarrollados tradicionales. Con las comunidades refugiadas o exiladas, sobre todo en el caso de estas últimas, provenientes de lo que se llama Mundo en desarrollo o Hemisferio Sur, llegan a los estados metropolitanos desarrollados sus activistas políticos, profesionales y artistas, intelectuales y escritores.
Si bien se podría cualificar a estos exilios como ´progresistas’ o ‘de izquierdas’, enfrentados a estados totalitarios u oligárquicos de derecha, lo que puede haber sido la tendencia predominante en los 70 y 80 del siglo pasado, esto ya no es así. Los escritores exilados cubanos son numerosos, organizados y aparecen denunciando a una dictadura. Es de suponer que los opositores de Mugabe en Zimbawe, un régimen con un discurso antiimperialista y anticolonial, actúan de manera parecida. Si bien en las comunidades inmigrantes tradicionales sólo ocasionalmente las figuras destacadas llegan a los negocios o la política, sobre todo en la segunda generación, en el caso de los exilios son los intelectuales y escritores los que de alguna manera otorgan en gran medida el perfil de la comunidad.
En el caso de Canadá, por ejemplo, uno de los sectores profesionales con más perfil institucional y público es el de los intelectuales y escritores, cuya exposición y reagrupamiento fueron informales y asistemáticos, surgidos alrededor de las comunidades exiladas que huían o eran expulsadas de regímenes derechistas, y que definían al trabajo cultural como importante tanto para la denuncia del estado de cosas en su país como para el acopio de solidaridad. Lo que no es extraño, ya que la cultura, y la literatura en especial, por su carácter eminentemente representativo y reflejo, sobre todo en América latina, pareciera tener un signo progresista.
El escritor latinoamericano en un país desarrollado de habla inglesa se sitúa en el centro de un haz de contradicciones y solicitaciones diversas y a veces contrapuestas. Es una figura bastante marginal en el seno de la comunidad trasplantada, salvo la coincidencia variable con la misma en el caso de los exilios progresistas, caso en que la comunidad misma es de algún modo heterogénea en el seno de la sociedad nacional. Pero en general el escritor deja de serlo sin una distancia frente a la sociedad o el sistema que posibilita su producción, lo que introduce en este caso una mediación que no coincide con la linearidad de la expresión de denuncia o comprometida al cien por ciento. Así, no ‘calza’ completamente con su misma comunidad. Sólo a regañadientes y en aras de la mantención de una cultura literaria en pro de la solidaridad, una comunidad exilada tolerará mediaciones textuales que entraben la comunicación directa y comprensible universalmente ‘de suyo’ del mensaje. Por otro lado, el autor latinoamericano se inserta en una literatura subordinada, de ‘menor difusión’ como se la ha denominado eufemísticamente, externa o tangencial respecto a la de la corriente principal y por lo tanto del continuun crítica, academia y comercialización que constituye la institución literaria. Además, sigue existiendo el sentido de pertenencia cultural de los escritores latinos a la región o el país de origen, que entretanto sigue su evolución histórica, distanciándose más y más los contenidos e idioma obsoleto y contaminado de neologismos de los escritores exilados/emigrantes.
En Canadá, la adscripción del autor latinoamericano a la literatura del país pasa por la superación no tan sólo del idioma, sino en muchos casos de la tradición literaria local. La presencia de los ‘itsmos’, tan caros especialmente al Cono Sur es bastante reducida. El mercado editorial nacional determina ciertas temáticas afines con las presuposiciones y expectativas que se supone o espera del escritor inmigrante/exilado: el compromiso y la denuncia, el proceso de aculturación, lo exótico y la otredad. Las obras son relegadas por la institución literaria y el sistema de comercialización al ámbito del ‘mulculturalismo’ y su estudio a las temáticas de la literatura minoritaria, comunitaria, la diáspora y el exilio. Lo que ha generado, junto con el aumento de la población hispanoparlante, la creación de un mercado nicho y una micro institución literaria paralelos y anfibológicos: sin ser literatura canadiense a secas, las obras pueden ser clasificadas como del exilio, de la diáspora, neo-canadienses, productos de una literatura intersticial o subordinada, latinoamericana o nacional, en cada caso, regional o provincial, anglófona, francófona o alófona, latina.
En el caso chileno los autores se pueden adscribir a la vaga ‘Región XIV’, que abarcaría a los chilenos residentes en el exterior, sin que el requisito de la ciudadanía sea imprescindible. Este proceso que atañe a los productos del quehacer literario, afecta a los escritores individuales y al estamento de los escritores regionales transplantados, emigrantes, exilados. El rol social es inseparable del estado ontológico. Proveniente de una región cuyo concepto y vivencia de la identidad son explícita o en general implícitamente diferentes de la metropolitana y moderna, emergentes, como decíamos al principio, y por estar sujeta a la escasez identitaria de la sociedad urbana desarrollada global, la persona concreta del escritor se ve solicitada por diferentes complejos sociales e institucionales, identitarios. En que su mismo ser ontológico debe mutar y adaptarse en tanto ‘persona’ a diferentes ámbitos. La publicación y reconocimiento en un sentido de exposición significa una garantía de existencia e identidad, de un rol. De ahí a veces su atractivo doble como vehículo del ser social/comunitario y de expresión y mostración, rescate público de una biografía, lo que entrega sentido y afianza una identidad mutante, anfibológica y maleable. Fuera de su contexto original, en ausencia de la sedimentación jerárquica de discursos depositados históricamente en las sociedades de origen, que legitiman los discursos como ‘literarios’, adquieren importancia junto a las formas literarias canónicas practicadas por el escritor exilado/trasplantado en su país las formas testimoniales, comunitarias y, folclóricas, que pasan a coexistir con los cánones tradicionales más o menos consagrados de los países de origen, y sus criterios de calidad estilística. En muchos casos, lo que en un determinado país de origen sería catalogado como subliteratura adquiere credenciales. Es que ya no se trata simplemente de literatura. En una realidad multicultural, que a la vez que integra a los diversos y cambiantes elementos culturales de una sociedad definida en gran medida por la inmigración, sólo ocasionalmente se da espacio al vínculo entre las diversas ‘comunidades étnicas’ (interculturalismo), y está presente una actitud cultural más de defensa contra una invasión que de asimilación transformadora.
Pero esta literatura hispanohablante subordinada o marginal y sus escritores son parte importante del acerbo y el perfil institucional y social de su comunidad. No es extraño que a nivel latinoamericano en este país, lanzamientos de libros, publicaciones, recitales y lecturas sean eventos comunitarios y políticos, lo que sólo se da en los márgenes de la producción literaria de la corriente principal. Esta voluntad de afirmación y expresión que conlleva una marca identitaria, una búsqueda o afianzamiento de un perfil social y por ende ontológico, en y frente a la sociedad anfitriona y el seno de la comunidad, es lo que explica por ejemplo en parte la ausencia de empresas editoriales comerciales hispanas de envergadura, ya que la función editorial se convierte en vehículo de expresión y afirmación individual y colectiva, además de plantearse la distribución de una literatura.
Un autor latinoamericano en Canadá puede desempeñarse según las circunstancias como escritor comprometido, escritor anglófono o francófono, escritor alófono, escritor exilado de su respectivo país, escritor del exilio latinoamericano, escritor canadiense con guión. Pero el escritor anglo o francófono de corriente principal no miembro de minorías gozará de una identidad subyacente e inmutable frente a la identidad mutable y aleatoria de los escritores trasplantados, lo que es otra marca de separación y pertenencia o marginación frente al estado de cosas en un contexto de escasez de identidad y por ende de relevancia social y ontológica. La identidad del escritor canadiense es establecida, básicamente inmodificable e inmutable, privilegio original paralelo a su papel de productor de mercancías libro real y efectivamente comercializables y por ende registrables crítica e históricamente.
Para terminar con un ejemplo, tomemos al Proyecto Adrianne, consistente en la recolección de obras de autores exilados chilenos en Canadá por la Biblioteca Nacional de Canadá y su remisión a la Biblioteca Nacional de Chile es un ejemplo de dos versiones de un mismo proyecto que opera en dos contextos culturales. Surgido en Chile: “La Biblioteca Nacional de Canadá reunirá libros escritos por escritores exilados, así como manuscritos y documentación privada para su envío a Chile, donde formarán parte de una colección especial permanente en la Biblioteca de Santiago (IFLA Journal, Vol. 27 (2001), No. 4). Este proyecto, al hacerse operativo en Canadá, pasó a incluir automáticamente en principio todo trabajo en diferentes medios relativos al exilio y estadía chilenos en el país. El proyecto relativo a la recolección del material literario se convirtió en recolección documental sobre una comunidad exilada. Indudablemente mucho más rico y útil para una posible futura investigación- Pero lo que nos interesa recalcar aquí es la modificación automática del proyecto al pasar a manos institucionales canadienses: en Chile se pensaba en autores chilenos exilados en términos de una literatura nacional. En el contexto canadiense el proyecto pasa a documentar lo que se entiende implícitamente como una literatura étnica, que carece de una identidad perfilada y que se confunde con su comunidad, en un juego sistémico implícito de presuposiciones que salvaguarda la jerarquía de literatura en tanto tal para la de la corriente principal. En este caso, los autores chilenos exilados pasan de ser el foco de un proyecto de recopilación de obras literarias a un elemento testimonial entre otros de las vicisitudes de una comunidad exilada, en este ejemplo de mutabilidad y polivalencia identitarias.
Sunday, March 29, 2009
Fronteras literarias, fronteras nacionales
Fronteras literarias, fronteras nacionales
Jorge Etcheverry (*)
La Insignia. Canadá, marzo del 2004.
En tiempos de la delimitación geográfica y la encarnación material de la escritura en el papel, todo era más claro. Estaban las cosas, y entre ellas los libros, revistas, etc. Aunque hubieran podido tener, como creyó Heidegger, un carácter que las diferenciaba de los otros objetos 'a la mano', como bautizó a la red de objetos naturales y materialidad práctica entre los que los occidentales nos movemos en un vasto sueño de poder y manipulación. Las obras de arte y literarias 'ante los ojos' están sujetas a las mismas categorías que el resto de la materialidad y mejor aún de la mercancía. Son producto de una actividad manufacturera, se distribuyen y venden para producir plusvalía que sufrague los costos materiales y humanos y deje ganancia. Tienen que ser atractivas para un mercado nacional o internacional, publicitadas y sancionadas mediante premios, comentarios críticos, consagración institucional, etc.. El escritor produce para complejos entramados de producción, distribución, publicidad, consagración y venta, compuestos en variedad aleatoria de empresarios-privados o estatales-, evaluadores, críticos literarios y académicos, publicistas y redes de distribución. Lo que caracteriza a estos aparatos es su inserción en el marco de la 'cultura', incluyendo sus componentes ideológicos y religiosos, lo que enmascara su condición industrial y comercial.
Para comercializar exitosamente el producto literario, es necesario un proceso de valorización de la mercancía-en este caso el libro. Frente a esto, hay dos posibilidades. O el libro se instala confortablemente en el medio de un conjunto de valores ya aceptados por la sociedad o un segmento significativo de la misma, insertándose en el conjunto de expectativas y presuposiciones en vigor sobre gusto y calidad, o se presenta como insurgencia, como la emergencia de algo novedoso o, mejor aún, revolucionario, siempre dentro de las expectativas y parámetros sociales, sin lo cual el autor y la obra pasan de largo y se hunden en el olvido. Ese fenómeno es más claro en el caso del arte visual. Casi siempre los experimentos más osados permanecen en los márgenes o notas a pie de página de las historias del arte. Las figuras que adornan con su obra las salas principales de los museos son quienes pueden mostrar a la vez que la innovación, el vínculo con lo anterior, es decir, lo lineal de la tradición, el equilibrio de continuidad y cambio, ya que básicamente, y en el fondo, se trata de representación, pero también del mercado.
Todo esto requiere de un proceso largo, de acumulación de recursos humanos, materiales y educacionales, de superposición en un mismo lugar de redes sociales, grupos afines, instituciones, de una jerarquización social y cultural, es decir de una sociedad. La extensión de esta industria literaria está limitada por las características del objeto libro o revista, cotizable en moneda, transportable y sujeto a impuesto al cruzar una frontera. El aspecto de distribución y de precio es insoslayable.
La existencia del espacio virtual viene a cambiar, no a abolir, todo eso. En primer lugar, desaparece en gran medida el soporte material del libro, y su valor comercial disminuye cada día al pasar al formato virtual. El público potencial aumenta exponencialmente, ya que teóricamente un libro se puede leer cientos o miles de veces en todo el mundo, para qué decir de otros textos más breves y fáciles de manejar, como artículos, poemas, cuentos, etc. La industria editorial, como la musical, se acerca a la bancarrota con cada mejora, expansión y disminución de precio de esta tecnología. La engorrosa cadena de la presentación del manuscrito, la evaluación, las conexiones que hay que establecer, la espera, el meterse en la máquina, el estar 'in', se pueden obviar mediante una página web y suficientes direcciones, o simplemente poniendo un texto en un mensaje o adjunto y mandarlo a los cuatro vientos, como un genio en una botella virtual echada por la borda a la mar océano. Lo más probable es que no mucha gente se moleste en leer el envío, pero siempre cabe la posibilidad. En teoría, el texto puede ser reproducido infinitamente y llegar a un vasto público, salvando los escollos y arrecifes de la institución mercantil literaria que comprende a la crítica en medios impresos, a la radio y la televisión, y a las universidades, ya que definitiva, la historia de la literatura y la crítica académica forman un continuo con la industria en lo relativo a la comercialización de las obras literarias.
A la vez que soslaya la institucionalidad literaria establecida, la publicación virtual se salta las fronteras nacionales y por tanto impositivas y legales que aquejan al libro- mercancía. Este proceso es paralelo a la globalización, estado superior-hasta ahora-de la homogeneización y universalización del sistema. (Hasta ahora, ya que antes, cada cierto tiempo, ciertos vates proclamaban la llegada de la 'fase' superior y última del capitalismo, así como los del otro lado proclamaban a su vez el 'fin de la historia'). Esta tecnología ofrece la posibilidad de una conexión global entre los seres humanos, y viene a culminar una época en que la inmigración y el exilio, económicos y políticos-quizás haya que agregar para el futuro, ambientales-se han extendido y multiplicado. Ahora existen decenas o quizás centenas de exilios y diásporas, que sin embargo y potencialmente han cambiado de carácter. No para todos, ya que estos recursos no tienen la misma presencia o precio en todas partes. Con televisión vía satélite, tarjeta de llamadas telefónicas y el Internet , las formas de alejamiento forzado o elegido del terruño han cambiado de carácter. La comunicación de los miembros de un exilio entre sí y con sus connacionales 'del interior' se hace cotidiana y casi inmediata. Las repercusiones políticas y culturales son evidentes.
Los gobiernos sagaces han reconocido el potencial de esta situación y buscan establecer maneras de llegar a la 'diáspora', antes fuente de divisas para el país de origen y ahora cuna de un electorado potencial, dimensionado por el interés que despiertan los eventos de 'la patria' cuando la información es fácilmente accesible, relativamente barata y casi instantánea, y reviste gran importancia para el sujeto 'foráneo' inmerso en una cultura y modo de vida percibidos como extraños o alienantes, acicateado por la nostalgia y dotado a veces de una visión del país esencializada por la distancia, la nostalgia, y la falta de implicación directa en el teje y maneje cotidiano de relaciones y necesidades.
Pero esta nueva 'democracia' virtual' está muy lejos de cambiar esencialmente la institución literaria. Según algunos, la proliferación de textos virtuales habría reinstaurado el valor jerárquico del libro, que contraponen con el Internet, ese fárrago sin criterios estimativos donde todo vale. Pero la industria del libro impreso ya se había 'desliteraturizado' un poco, entre otros factores por la presencia cotidiana de medios con predominio de imágenes y sonido, la aceleración de los modos de vida, la irrupción postmoderna al canon literario de discursos antes marginales o populares, sectoriales, genéricos, culturales y sociales. Por otro lado, surgen verdaderas revistas virtuales especializadas, gestionadas por comités expertos, bajo la sombra poderosa del webmaster, pequeño Dios de la nueva tecnología. Algunos portales literarios incluyen antologías bellamente producidas y que presentan un panorama real del estado de los géneros en un ámbito determinado. Aunque esto último tiene sus limitaciones. No se alienta poner o presentar textos muy largos o difíciles, ya que la presuposición del lector virtual pareciera pedir textos cortos y relativamente sencillos. En términos de crítica o periodismo, se ha tendido a propender al artículo ágil, de difusión e información somera, más bien la viñeta, con el riesgo de la simplificación excesiva y el cliché. Pero por otro lado el Internet es un vehículo nunca visto de difusión de eventos e intercambio de ideas. Como nunca antes ha estado a disposición del lector una tal cantidad de campañas, declaraciones, manifiestos, informes, incluso ensayos, que hacen imposible mantener en la sombra hechos que suceden en cualquier parte del mundo, lo que hace que los escritores también se vean instados a 'comprometerse', produciendo a veces para el nuevo medio algunas de sus mejores piezas de principios y argumentación.
En este ambiente es donde se plantean y resuelven día a día los problemas de la literatura, su ser y su propósito, su papel social, su calidad de industria de bienes de consumo y su carácter de representación de la realidad; su proposición, implícita o manifiesta, intencional o no, de ideas, proyectos, programas, sociedades, etc. Si bien es seguro que los intereses en juego lograrán adaptarse a este nuevo fenómeno, por ejemplo mediante control de contenido, gravámenes impositivos o precios, nunca el mundo va a ser el mismo para los escritores, el público y los centros de decisión. Incluso para las fronteras. Ya se acabaron los países geográficos, por lo menos a nivel de la así llamada 'superstructura', o 'noósfera', o 'mundos alternativos'. Las listas virtuales de escritores nacionales se enriquecen con nombres ausentes de los recuentos impresos y críticamente sancionados de personeros e instituciones literarios atrincherados detrás de las fronteras.
Diversas iniciativas de reencuentro y reunión con la así llamada 'diáspora' surgen en el interior y el exterior de los países, en parte como respuesta al hecho de la imparable difusión virtual, en un intento de transacción y compromiso con este nuevo vehículo. No con los brazos abiertos, sino por necesidad, ya que la institución literaria, como cualquiera otra, se alimenta de la continuidad social, de la cohabitación territorial, de la comunidad de intereses y de discurso, de la segregación de estructuras de poder y el establecimiento de vínculos entre sus personeros, etc.
Hay otros elementos importantes para escritores y lectores en este fenómeno. Hace unas décadas se profetizaba el fin de la escritura y la lectura, el imperio de la imagen. Hoy en día, además de una liberalización, democratización y abaratamiento considerables de las posibilidades de expresión literaria y discursiva en general, producto del Internet, hay muchísima gente que ha pasado a 'chatear' y a comunicarse en general y con mayor frecuencia a través de palabras, con el nivel lingüístico o la temática que sea. Por otro lado, respecto al formato libro, sus elementos tradicionales-- portabilidad, la página-- son perfectamente reproductibles en esta tecnología: un computador tamaño libro, con una memoria compuesta de quizás cientos de obras bajadas directa y económicamente vía Internet, para su posterior escaneo o lectura, en una micro, esperando a la polola en un café, en el consultorio médico, etc. Por ahora, es la pantalla de la computadora (en femenino), la que nos mantiene hipnotizados, dado su carácter 'espectacular', vestigialmente teatral, que míticamente, y quizás por imperativos de la percepción misma, opone al espectador esa representación teatral en que se juegan los avatares de su destino, mediación originaria y estructural que posibilita todo conocimiento.
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About Me
- j.etcheverry
- Ottawa, Ontario, Canada
- Canadá desde 1975, se inicia en los 60 en el Grupo América y la Escuela de Santiago. Sus libros de poemas son El evasionista/the Escape Artist (Ottawa, 1981); La calle (Santiago, 1986); The Witch (Ottawa, 1986); Tánger (Santiago, 1990); Tangier (Ottawa, 1997); A vuelo de pájaro (Ottawa, 1998); Vitral con pájaros (Ottawa; 2002) Reflexión hacia el sur (Saskatoon, 2004) y Cronipoemas (Ottawa, 2010) En prosa, la novela De chácharas y largavistas, (Ottawa, 1993). Es autor de la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá, 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de www.escritores.cl con El diario de Pancracio Fernández. Ha sido antologado por ejemplo en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple; Latinocanadá, Hugo Hazelton; Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras; The Changuing Faces of Chilean Poetry. A Translation of Avant Garde, Women’s, and Protest Poetry, de Sandra E.Aravena de Herron. Es uno de los editores de Split/Quotation – La cita trunca.