Tuesday, August 18, 2009

Una noche, un libro, la presentación de “La voz y la memoria”

Arturo Méndez-Roca Pese al calor de uno de los primeros días verdaderos de verano, a la conjunción de tres días feriados consecutivos y al hecho de que no se dio ni café, ni vino ni nada, un público inesperado de más de veinte personas se dio cita en una sala de la Universidad de Ottawa ese viernes en que todo parecía predecir que no iba a haber ni cuatro gatos y que la gente iba a estar empacando para echárselas hasta el lunes. Además de que como dije no se ofrecía ni vino, ni queso, ni un café y en estos años la comunidad chilena—y en parte la latina— se ha ido acostumbrando a que la compensen por tener que ir a una presentación de libro, además de que hay que entregarles por lo menos unas cancioncitas. Así se presentó este libro “La voz y la memoria. Antología de la poesía chilena en Canadá”, y pese a la progresiva pérdida de espacios públicos accesibles a las comunidades y la cultura sin promoción o resguardo oficial o institucional, participaron Fernando Veas, profesor y crítico chileno residente en Ottawa que a partir del título “La voz y la memoria” y la presencia de textos referentes a la memoria en las selecciones de varios de los autores en el libro, se explayó en su introducción del evento sobre las dimensiones que adoptan la memoria y el recuerdo que son categorías infaltables en toda literatura nacida del transplante, y su configuración en cada uno de los antologados. Carmen Contreras leyó textos breves y concisos, enraizados en los avatares de la vida cotidiana y que esbozan implicaciones y despiertan de manera sorprendente en el lector o escucha resonancias diversas y a veces remotas. Luciano Díaz, uno de los coautores de esta antología, junto con el profesor de literatura y poeta Luis Torres, que no pudo asistir, leyó algunos de los textos del ya clásico libro de poemas ‘El flaco y yo’ de su versión española, relativamente reciente y un poema que intenta la descripción de una ciudad utópica, cosa que en general falla porque cada persona cree que la faltan algunos elementos que ellas hubiera puesto en su utopía personal. Claudio Durán viajó especialmente de Toronto para leer en esta presentación y nos leyó del libro algunos textos que comunican de manera casi arquetípica esa nostalgia sobredimensionada que constituye una de las marcas del exilio y que han hecho que algunos de sus poemas que tratan este tema hayan alcanzado una dimensión casi paradigmática. El polígrafo chileno Jorge Etcheverry decidió leer, quizás un poco demasiado rápido, un texto de prosa poética de la edición en castellano de La Bruja, que nunca había leído y que comunicó esa mezcla de experimentalismo y cotidianidad con apoyatura rítmica, gran imaginería y contenido multiforme que caracteriza a parte de su poesía. Erik Martínez, como Etcheverry ex miembro de la Escuela de Santiago, que se dice que está vivita y coleando, leyó trabajos recientes ejemplos de una búsqueda hacia el forma poética más tradicional, pero que mantienen la extrañeza, la atmósfera y ese humor insólito que son su marca de fábrica. Y después de la firma de libros y conversa con los asistentes, en su mayoría activistas sociales y culturales, escritores y editores latinos y chilenos, algunos nos dirigimos a un restaurante del barrio italiano en la calle Preston, sector donde en otros años menos neoliberales algunos dueños de establecimientos optaban por darle lugar a la palabra aunque perdieran algunos pesos y cobijaban a las lecturas mensuales de El Dorado. Y brindamos por esa clase de mecenas ya idos.

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Ottawa, Ontario, Canada
Canadá desde 1975, se inicia en los 60 en el Grupo América y la Escuela de Santiago. Sus libros de poemas son El evasionista/the Escape Artist (Ottawa, 1981); La calle (Santiago, 1986); The Witch (Ottawa, 1986); Tánger (Santiago, 1990); Tangier (Ottawa, 1997); A vuelo de pájaro (Ottawa, 1998); Vitral con pájaros (Ottawa; 2002) Reflexión hacia el sur (Saskatoon, 2004) y Cronipoemas (Ottawa, 2010) En prosa, la novela De chácharas y largavistas, (Ottawa, 1993). Es autor de la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá, 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de www.escritores.cl con El diario de Pancracio Fernández. Ha sido antologado por ejemplo en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple; Latinocanadá, Hugo Hazelton; Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras; The Changuing Faces of Chilean Poetry. A Translation of Avant Garde, Women’s, and Protest Poetry, de Sandra E.Aravena de Herron. Es uno de los editores de Split/Quotation – La cita trunca.

Instalación en la casa de Parra en Las Cruces

Instalación en la casa de Parra en Las Cruces
Chile, 2005, Foto de Patricio Luco. Se pueden ver en esta "Biblioteca mínima indispensable" el Manual de Carreño, el Manifiesto Comunista y Mi Lucha

Chile, 2005

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Una foto con el vate Nicanor Parra, candidato al premio Nobel de Literatura