Monday, December 14, 2009

El fin de la humanidad

Jorge Etcheverry

Qué rico. No creo que en otra revista uno pudiera escribir una cosa con este título. ¿Pero por qué no? ¿Acaso no es más o menos eso lo que se deja entrever en casi todos los ítemes noticiosos realmente importantes de cualquier noticiario que se respete?. Aquí no estamos hablando de las guerritas étnicas o religiosas que se arrastran más o menos soterradas hasta que brota una nueva que eclipsa por unas semanas a las demás, o una pasa a primer plano, cuando alguna pandilla de lunáticos le corta la garganta a una cantidad tal de niños y mujeres que se considera digna de aparecer en las noticias internacionales. No. Aquí se trata de la aniquilación de la especie debido al agotamiento de las fuentes de vida, o su empobrecimiento o ruina: el agua, el aire, los vegetales y animales. No es algo que carezca de precedentes. Cuando los pascuenses se comieron y gastaron todos sus recursos, comenzaron a comerse entre ellos casi hasta extinguirse. Es posible que las ciudades mayas sufrieran una suerte parecida de agotamiento de recursos, lo que habría llevado a su abandono. Es que el animal humano “se come todo lo que camina”, frase de Burrougs en una de sus novelas. Y se multiplica hasta cubrir todo el territorio disponible. La confluencia de ambos impulsos se puede dar en dos condiciones: la especie es infinita y el hábitat es infinito, o ambos son finitos, es decir se terminan. Pareciera no haber posibilidad de equilibrio entre hábitat y especie humana, ya que el progreso ha eliminado los factores limitantes naturales. Sin embargo, se pueden plantear utopías y existen los remanentes de pueblos que en un pasado no demasiado remoto equilibraban sus necesidades con la preservación del medio ambiente, los pueblos indígenas. Aún se puede plantear como alternativa para la supervivencia la relación indígena con el entorno, pero es casi imposible su puesta en práctica sin reducir muy drásticamente la relación entre persona y hábitat. En otras palabras no se puede llevar a cabo en las sociedades modernas, por el mero número de gente involucrada. Además, el control de las necesidades de consumo y desarrollo, tanto en el mundo desarrollado como en el otro, tanto en el Norte como en el Sur, es una tarea imposible, ya que implica imponer limitaciones—de producción, de crecimiento de la población, de urbanización, de consumo, etc.. En este momento no se cree en la centralización absoluta de todos los medios y recursos, ni se tolera la rígida jerarquización de la sociedad en una élite culta de manejadores paternales y el resto, lo que podría aminorar el proceso de desgaste del medio ambiente y sus recursos. La caída del así llamado ‘Bloque socialista’ empeoró las cosas al desacreditar la centralización del poder, el estado, la economía dirigida, etc., siendo que un gobierno de extensión universal y poderes casi inimaginables sería una solución para establecer por lo menos una ‘detente’ en el así llamado desarrollo, no una reversión, que parece imposible, sino una ‘stasis’, una situación de cero crecimiento económico y cero aumento de la población. Un gobierno así tendría las características de un socialismo, ya que reglamentaría y controlaría la economía. Pondría el acento en aspectos ajenos a lo económico en tanto empresa individual y competitiva, y haría hincapié en valores y discursos comunitarios, medioambientales y culturales. Desde el momento en que las religiones promueven de una manera u otra el “creced y multiplicaos” o ejercen el control genético tribal (por ejemplo mediante la circuncisión femenina y el enclaustramiento de las mujeres), tendría que ser un estado tan universal como ateo. Pero esta alternativa va contra dos impulsos incontrarrestables del animal humano: la multiplicación hasta el límite del ambiente y la ingestión de la realidad objetiva. Los detractores de este verdadero y utópico ‘socialismo real’ verían este tipo de sociedad como una especie de panal o colmena, y se preguntarían si sus ciudadanos serían todavía gente. A lo que cabría responder que lo más probable es que se instaurara una individualidad concreta, basada en sexo, inteligencia, habilidades, edad, raza, cultura, apariencia física, etc. Es en la sociedad mercachifle que la gente se define por su función económica, que pasa a obliterar la verdadera—concreta-- individualidad. Otra posibilidad que se está comenzando a esbozar, al menos en algunos medios, es el ‘cyborg’, cuyo equivalente en español no conozco. Es un ser compuesto en gran medida de metal y plástico, cuyas funciones vitales pueden depender en gran medida de otros componentes de creación artificial. La supervivencia del tejido nervioso sería lo único imprescindible, y la nanotecnología ya anuncia la posibilidad de la combinación de la célula nerviosa con un ‘microchip’ de silicón. Esta segunda alternativa ofrece la posibilidad de que no hay que preocuparse demasiado ni del agotamiento de los recursos naturales ni de la degradación del medio ambiente, total de alguna manera vamos a seguir cascando. Tampoco es motivo de alarma que la conquista del espacio no siga con el ritmo que se esperaba hace algunas décadas, ya que el confinamiento al medio ambiente terrícola ya no implica a largo plazo la desaparición de la especie, pudiéndose vivir de alguna manera en un mundo ya desprovisto, o casi, de elementos orgánicos superiores. En una variante de este escenario, se prevé una confrontación final entre hombres y máquinas, que terminarían por adueñarse del mundo una vez que nosotros perfeccionemos la inteligencia artificial (Terminator II). ¿Para qué quedarse a medio camino?. Desde la perspectiva de la máquina, el componente humano del hombre-máquina (La Mettrie) es imperfección perecedera, que la máquina visualizaría con repugnancia como una especie de cáncer (The Matrix). El tercer escenario es que surja una mutación del ser humano, adaptada a las nuevas condiciones ambientales y que termine por imponerse por la fuerza de las cosas, por ejemplo su inmunidad frente al SIDA y a las nuevas enfermedades mutadas que causarían estragos en el hombre actual. Habría que preguntarse cuáles serían las características de este recién llegado. El doctor Robert Leech de la Universidad de Medicine Hat sostenía que así como el Cro-Magnon había suplantado paulatina o súbitamente (con las implicaciones de esto último) al Homo Neardhentalensis, él estaba seguro de que una nueva mutación del Homo Sapiens estaba echando los primeros brotes en el árbol genealógico de la humanidad. Incluso se adelantaba a suministrar algunas de las características potenciales o factuales de esta nueva subespecie: si el Cro Magnon se estaba multiplicando hasta el agotamiento del medio ambiente, la nueva mutación tendería a ser numéricamente limitada compensando quizás mediante la longevidad, aunque era de esperar que en el período de su brote inicial pasara por algo así como una explosión demográfica. El nuevo mutante tendría que tener por fuerza una mayor resistencia al SIDA y a los contaminantes atmosféricos, radioactivos, emisiones solares, etc., que ya producían cánceres en todo el mundo, así como mutaciones letales, y quizás esta misma mutación fuera el resultado de los anteriores factores. Hay que recordar que las mutaciones inducidas en la mosca de fruta eran casi todas letales, pero algunas producían variedades resistentes. Las otras características de este mutante serían difíciles de conjeturar desde una perspectiva por así decir humana, pero era de suponer que así como el Cro Magnon había exterminado (o ingerido) al Neardhental,y luego había llevado al borde de la extinción a los otros primates, el Homo Actualis (como el científico denominaba al Homo Sapiens Sapiens), habría de ser la víctima, por la fuerza de las cosas, del Homo Diferens, como el académico llamaba a la subespecie por venir. En resumen, estos tres caminos son los que aparecen y reaparecen por aquí y por allá, Uno producto de la naturaleza (el tercero) y dos fruto de la volición humana, aunque no creo que se hayan plateado de manera programática.. Hasta donde yo sé, ningún partido o agrupación tiene entre sus metas a la Stasis, repetimos, cero crecimiento económico, cero aumento de la población. ¿Y qué pasa a todo esto con la entidad orgánica de todo el planeta, la famosa Gea, o Gaia? Bueno, que escriba y que mande fruta.

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Ottawa, Ontario, Canada
Canadá desde 1975, se inicia en los 60 en el Grupo América y la Escuela de Santiago. Sus libros de poemas son El evasionista/the Escape Artist (Ottawa, 1981); La calle (Santiago, 1986); The Witch (Ottawa, 1986); Tánger (Santiago, 1990); Tangier (Ottawa, 1997); A vuelo de pájaro (Ottawa, 1998); Vitral con pájaros (Ottawa; 2002) Reflexión hacia el sur (Saskatoon, 2004) y Cronipoemas (Ottawa, 2010) En prosa, la novela De chácharas y largavistas, (Ottawa, 1993). Es autor de la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá, 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de www.escritores.cl con El diario de Pancracio Fernández. Ha sido antologado por ejemplo en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple; Latinocanadá, Hugo Hazelton; Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras; The Changuing Faces of Chilean Poetry. A Translation of Avant Garde, Women’s, and Protest Poetry, de Sandra E.Aravena de Herron. Es uno de los editores de Split/Quotation – La cita trunca.

Instalación en la casa de Parra en Las Cruces

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Chile, 2005, Foto de Patricio Luco. Se pueden ver en esta "Biblioteca mínima indispensable" el Manual de Carreño, el Manifiesto Comunista y Mi Lucha

Chile, 2005

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Una foto con el vate Nicanor Parra, candidato al premio Nobel de Literatura