Friday, December 26, 2014

Arpillera



Juana Petra Soler
 
Los pedazos de paño
Del verde al pardo
La tierra que da
La que espera dar
Los pájaros de pañolensi
lo sobrevuelan todo
Esas hebras de lana que son surcos
No sé si poner pedacitos de lata
En lugar de estrellas
Un vuelo de encajes semejando olas
Un sol no muy rubicundo
Es un botón de hueso
Del abrigo de mi abuela
El universo de fondo
Es de osnaburgo
Estos dedos rojos
Medio gordiflones
Que lo hicieron todo
No tienen velas en este entierro
 
 

 

Sunday, December 21, 2014

Ojos y futuro

Jorge Etcheverry Arcaya

Un ataque de gota en el pie derecho ha impedido que me desplace como solía hacerlo. Además, y quizás como respuesta al abigarramiento sanguinolento de la así llamada “situación mundial” (el microcosmos reproduce al macrocosmos), o de seguro como efecto de la edad—a estas alturas uno tiene que ponerse taoísta, o dialéctico, según cómo y de dónde se mire—me ha bajado un poco de depre, creo, o neurastenia, para recordar una palabra que estaba bastante de moda en in juventud. Mi mejor amiga, una niña menor que la mitad de mi edad, Guagua L’Amore  (ése era su nomme de guerre cuando hacía estriptease, el verdadero no lo voy a revelar) acaba de recibir una beca para terminar su postgrado en una universidad de Estados Unidos y viene a la ciudad solo de vez en cuando. Ella era la que veía más a menudo y ya casi no veo a nadie. Ni falta que me hace. Poco se interesa la gente en la política, la literatura, etc., a lo mejor es el fenómeno del dumbing down, como le dicen por aquí. En cristiano, como decía mi abuela,  es que la gente está cada día más bruta. Ahora salen por todas partes del mundo unos fulanos diciendo con toda frescura unas cosas que hace unos diez años nos habrían puesto los pelos de punta o los hubieran cubierto de ridículo a ellos. Pero nada. Todo el mundo como si no fuera gran cosa. Pero en fin, no nos pongamos líricos, o láricos, que entonces a lo mejor el amigo Jorge no me publica esta crónica, ya que ahora le ha dado por andar viendo clichés por todas partes, cosa que yo atribuyo a que lee tanta cosa en pantalla y parece que está medio saturado, ya que una de las leyes de la cibernética es, si mal no me acuerdo, que saturación es igual a esquema. Pero vengo de vez en cuando a este restaurante a tomarme un medio litro de tinto, comerme unas alitas picantes, no muy seguido por eso del colesterol, aunque dicen que el vino tinto es una receta de longevidad.  No me tratan de echar si me quedo un poco más de lo conveniente y la poca gente que todavía tiene interés en hablar conmigo sabe dónde encontrarme, para tomarse un par de tragos, pagármelos a mí si pueden, y darle un rato a la sin hueso.

No sé cómo ese individuo flaco, de edad imprecisa, de rasgos borrosos y ojos notablemente pequeños *se enteró de mi por así decir cambio de oficina. Sin pedir permiso, pero con gestos sorprendentemente gráciles—como los de un bailarín que anduviera de civil, se sentó a mi mesa sin pedirme permiso, me saludó con una breve inclinación de cabeza mientras yo no atinaba a hacer o a decir nada para impedirlo: ese personaje daba la impresión de estar rodado por un aura, algo así como cuando el día invernal es muy seco y uno se sirve un café, se le erizan los pelos del dorso de la mano y hace balancearse un poco a las copas de estererofón, por la energía magnética, o cuando al abrir el paquete de cigarrillos el papel celofán se le queda pegado en la mano a uno. Inmediatamente sentí que se acrecentaba ese zumbido que me viene a veces a los oídos, y que según el doctor es una tinitis. Luego, en un inglés muy internacional me dijo que en realidad venía del futuro, que me había ubicado a través de una búsqueda en un café internet—de los pocos que quedan, debo decir, porque la gente parece que lo hace todo (o casi) por los teléfonos nuevos, esos, con pantalla, que además de tener uno que pagar un dineral, no se avienen mucho a mis dedos artríticos, según el mismo doctor, aunque todavía no se me note—en pocas palabras, había gente que venía a hablar conmigo a veces, yo escribía a veces sobre esas entrevistas, pero nadie las tomaba muy en serio. En resumen, yo era ideal para que me desenrollara su culebra y como nadie como digo me iba a tomar en serio, no había la posibilidad de alterar el rumbo de la historia con una paradoja inaceptable. Es decir, a nivel anecdótico, de perros chicos, todo vale. Si no creen manoseen un poco a la internet. Pero vamos al grano. En resumidas cuentas, y por lo que le pude entender, me sentía un poco mareado, aunque me tomo la píldora para la presión en la mañana, como me dijo este doctor que tengo ahora, se trataba de que en el siglo veintiuno (este de ahora), se había producido la globalización—yo pensaba “cuéntate una nueva”—y como respuesta la gente en todos lados se había refugiado en sus raíces, la famosa identidad, lo que había derivado hacia la mitad de siglo en una plétora de estados y para estados y mini estados nacionalistas, en guerras de baja intensidad (low intensity conflicts, el tipo hablaba en inglés) que se habían hecho permanentes, pero cuyas capas dirigentes, que en general tenían en sus manos el poder político, económico, militar y religiosos, más bien trataban de mantener, aunque para ese entonces contaban todos más o menso con la misma tecnología y el mismo así llamado modo de producción, capitalista en sus diversas manifestaciones, puesto que a esas alturas del partido ya todos estaban globalizados, salvo en América latina, donde se llevaban a cabo en diversos países diversas formas de sistema más o menos socialistas. Cuando la atención del mundo se volvió hacia los asuntos siempre presentes en sus efectos de la contaminación ambiental, el agotamiento de los recursos naturales, la explosión demográfica, que las religiones principales fomentaban, la desigualdad social y genérica, era casi demasiado tarde. Lugo los sectores más conscientes, después de prolongadas luchas, pudieron imponer un sistema mundial de gestión humanista, que en realidad había sido el núcleo la semilla que encerraban las concepciones socialistas y comunistas del pasado, y cuya regla de oro, por así decir, aparte de la igualdad de oportunidades para toda la gente, era la estasis: 0 crecimiento económico, 0 aumento de la población. Pero sólo después que el terrorismo ecológico, anti industrial y feminista obligó a la adopción de medidas universales que forzaban la igualdad de géneros  y controlaban la explotación de recursos y la economía hasta en sus menores detalles. Si esos cambios se hubieran producido unos cincuenta años antes (por los 2025-30, había dicho), se hubieran ahorrado no sólo innumerables vidas y casi inimaginable sufrimiento, sino que se gozaría de un ambiente de mejor calidad y la compañía de cientos de especies animales y vegetales hermanas que se extinguieron. “En breve, me dijo, me gustaría que dedicaras tu vida a un solo mensaje nuclear, que viniendo de ti no se ve a tomar mucho en cuenta, casi nadie te lee, y así no va a cambiar la historia y no es una paradoja. Por otro lado, en una de estas a lo mejor agarra esta idea alguna de esas lumbreras progresistas, de esas que se invita a dar conferencias pagadas y cuyos libros se venden bien en las librerías progresistas. Entonces quizás se pueda aminorar el impacto de la Edad Oscura. No suprimirla, sino aliviarla un poco. Podemos, tú y yo, engañar al tiempo, a la historia, por el bien de la humanidad, como el viejo tonto ese de Mao que movía montañas. Podemos aportar nuestro granito de arena. Cualquier cambio es  importante. Por cada viejo que mueve montañas hay cientos de miles que no: “el viejo tonto que no movía las montañas”. Tu mensaje debe ser entonces, “La identidad es reaccionaria”. Después pasó a un tema más común y corriente. Me dijo que como era del futuro, por supuesto que no tenía dinero de esta época y me pidió que le pagara sus cervezas.

 

·         Existe la hipótesis de una correlación entre el tamaño de los ojos y la inteligencia “la agudeza visual de los Neanderthals en las condiciones de poca luz del norte de Europa era mucho mayor que la del Homo Sapiens, pero se produjo a costa de otras habilidades cognitivas como la capacidad de desarrollar extensas redes sociales y el mantenimiento de la innovación.”, más en http://www.veoverde.com/2013/03/los-ojos-grandes-pueden-haber-causado-la-muerte-del-hombre-de-neanderthal/

 

Monday, November 24, 2014

El falso profeta (II)

Jorge Etcheverry Arcaya
i

Pero sin que lo supiera el falso profeta, formado y perfeccionado en planteles educaciones de lo más granado y caro del occidente—aquí ya no sabemos si se está hablando de la misma persona. Muchas incidencias que incluso se oponen, para una vida tan corta—

Un enjambre tan nebuloso como vasto, abejas parece, entontecidas se lanzan contra los cristales de los edificios nuevos de cristal parece, porque reflejan o más bien son parte

Del cielo que se encapota súbito, como parece que siempre sucede en estas latitudes que todavía nos son extrañas

Que se encabritan como yeguas en celo—incólumes y persistentes—la marca de la (así llamada) civilización no podrá nunca amansarlas

Aunque borre y tape los paisajes—así las abejas se lanzan ciegas y embadurnan los cristales al reventar contra ellos—su brújula instintiva indicando flores que ya no existen

Así, sin que lo supiera, lanzado como otra abeja u otro animal pese a la cuidada musculatura que se arquea en la polera con un logo reconocible y reconocido, arquea las addidas el fuerte empeine, los muslos, pantorrillas y glúteos bajo los pantalones fit con cada paso elástico

Entrando saliendo del mall del café mientras guarda su tableta y atrae las miradas de las niñas, de las señoras jóvenes

Pero se pueden entregar algunas precisiones: 1) Entre los malls que hay en la ciudad el mejor para gente como uno es el de Billings Bridge, en cuya cafetería se pueden ver viejos eslavos jugando a las cartas y al ajedrez, a somalíes hablando y gesticulando, que a veces asustan al paseante casual que no sabe que no están peleando sino que es su estilo de hablar

2) La mesa a la que se sientan ciertos personeros para dividirse lo que queda del mundo es larga, los comensales son numerosos. Uno de los discípulos renegados afirma que no se trata de 12, sino de 12 x 12, 144. No vamos a disputar sobre cosas de números, puede que sean hasta 666. Las insignias, distintivos, símbolos de los que atienden el banquete son variados, y uno podría decir, incluso opuestos. El estudioso o el interesado (no soy ni uno ni otro) podrá reconocer algunos emblemas milenarios entre algunos muy nuevos. Tampoco queda claro quién hizo, o envió, las invitaciones, o si se autoconvocaron. O cómo.

Ellos a medias han llegado a creer lo que dicen las teorías conspirativas que proclaman gran parte de la edípica izquierda anglosajona: una conspiración de estadistas, magnates y empresarios que se dividen el mundo—que inventan guerras y ocupaciones—financian y entrenan movimientos y grupos. Desconfiados escudriñan las expresiones de los otros asistentes. Al menos eso es lo que quisiéramos creer. Por doctrina sin embargo sabemos que esta imagen oculta una pavorosa dialéctica sin sujeto

II

Los humores recorrían las venas y arterias, impregnaban los tejidos de este protagonista, incluso su cerebro mismo. Su piel respondía a las variaciones de la humedad ambiente y llevaba ese mensaje a las terminaciones nerviosas ellas mismas viscosas hasta el instante y lugar mismo de la sinapsis con otras como ellas, donde por un instante florecía la energía eléctrica, pura y seca, luminosa, antes de perderse otra vez en ese miasma acuoso que identificaba ese ser con la otra infinidad de la vida a la postre marítima. Un científico premunido de todos los adelantos y avances de la ciencia en un laboratorio intocado por las múltiples guerras debido a su auspicio por un consorcio de las mismas corporaciones que financiaban el armamento de las facciones en lucha y que  a través de intermediarios les vendían productos de diversa sofisticación y poder de fuego infirió que ese momento electrónico era el que señalaba el nacimiento del espíritu

En otro extremo del planeta el artista urbano no concilia el sueño pese a dos masturbaciones, la lectura de viejos comics, dos cigarrillos y unas uvas, ¿es acaso el despeñadero de la historia contemporánea que en las pantallas, la chica y la grande, se desbarranca en multitudes sin fin de fanáticos que enceguecidos por la religión de desmiembran, crucifican  y decapitan entre sí, avizorando allá en lo alto multitudes de vírgenes, ríos de miel y leche? ¿O simplemente que decide que el único libro que lo puede entretener o divertir es ése que tendrá que escribir él mismo, pero que nunca podrá publicar?

Thursday, October 30, 2014

Me voy por el cuerpo de Chile (nota sobre "Reflexión hacia el Sur"


 Roberto Rivera Vicencio
 
La voz de Jorge Etcheverry (1945) desde el Grupo América y la Escuela de Santiago en el Instituto Pedagógico de los setenta, se consolida con “Reflexión hacia el Sur” como una de las más singulares y representativas de la poesía chilena, pese a su ya demasiado largo exilio canadiense.

Voz que se ubica equidistante de una lírica de la ruptura y a la vez de la tradición, en un curioso engranaje de estilo que recuerda el Chile fundacional de Pezoa Véliz llevado por un fluir de modernidad y post modernidad, una voz colectiva e íntima que engarza en la conformación de la historia reciente de nuestro país, ese modo de “no ser” que se extiende hasta la divagación para luego hacernos sentir en el temblor subterráneo, la semilla, de este “pueblo extrañamente dotado por la naturaleza” y la duda de estos “hijos de mirada sensible y perpleja”.

El Chile oficial y mítico de nuestras representaciones toma cuerpo en esta poesía para mostrarnos su revés, la otra historia, la de los movimientos sociales, la de la mujer de ojos grandes y amplio regazo que proyectan su estirpe desde la Araucanía, desde el perfil anguloso de Inés de Suárez, el mestizaje, la íntima y secreta historia de la familia de Chile, la mujer, siempre la mujer en su centro, en tanto hombres borrosos toman cuerpo y consistencia pasando a cuchillo a los mayores de ocho años en la campaña de exterminio de Arauco, al lado o frente a los hijos de Caupolicán que cargan hoy sacos de harina en las panaderías, hijos de voces agudas que hablan con los pájaros y un buen día emigran a las ciudades a buscar trabajo.

Etcheverry reinterpreta, encuentra nuevos referentes y significados, actualiza el Chile mítico en una suerte de mosaico en movimiento, esa parte que subyace de nuestra historia cubierta por la neblina, cada vez más imprecisa y lejana, presente en esta mirada solitaria y huérfana que no sube a nacer conmigo, no podría (“Dejemos a ese gran pájaro alejarse”, dice Etcheverry), sino que surge de un nosotros desplazado y disperso por la perdigonada por los cuatro puntos cardinales, deambulando por ciudades irreales cuando “Tienes razón, aunque te has puesto un poco gordo y se te ve demasiado tranquilo últimamente”.

En esta suerte de promiscuidad, en “Postales I y II”, no sabemos si los hijos de pescadores se ponen ropa deportiva. O si los veraneantes se tostaron en la playa, lo que sí sabemos es que la señora pasa con la bolsa de las compras, jadeando, subiendo la cuesta, como diciendo “Hasta aquí no más llegamos” que casi podemos ver y nietos que hablan otra lengua y comen otros alimentos, tratan de pensar que los montes y los valles y la larga costa eran un sueño. Etcheverry nos recuerda a Gabriela Mistral, nos recuerda “Montañas Mías”: “Y aunque me digan el mote / de ausente y de renegada, / me las tuve y me las tengo / todavía, todavía, / y me sigue su mirada” y “ Salto del Laja” esos versos: “cae la mártir indiada / y cae también mi vida”. Un constante rediscutirse nuestros orígenes como parte de nuestros proyectos y anhelos, “metiendo primero el pie y luego la mano y el cuerpo entero en el engranaje del día, recomponiendo los objetos y las relaciones sociales”, una poesía donde la social y lo íntimo y subjetivo se juntan para tomar nuevos caminos y sentidos, la poesía actual y vigente de nuestro Chile.

Sunday, October 5, 2014

Delirium, de Akiles de Castro


Ottawa: Split Quotation/La cita trunca, 2013, 91 páginas (prólogo de Jorge Etcheverry).

L. Fernando Veas Mercado

Nota sobre el libro más reciente de "El alba volante", rama de poesía en castellano de Split Quotation/La cita trunca


Akiles de Castro es el seudónimo de David Castro Rubio. Nació en 1957 en Santiago, Chile. Su adolescencia y edad adulta las ha vivido en Montréal desde 1974. Desde niño habla inglés y puede escribir indistintamente en esa lengua y en español. Sus viajes han enriquecido sus poemas que han sido publicados en Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, México y Perú. En 2003 publicó, Cleo su primer libro (en edición bilingüe) y posteriormente, en 2008: By this River

Delirium aparece como un poema narrativo que podríamos pensar como inicial de un joven poeta. En realidad es una remembranza, como toda poesía: evocación de un hablante que inicia un viaje, motivo recurrente en literatura. El yo que emite el discurso decide salir de un entorno siniestro en el cual su degradación no tiene atenuantes; decide terminar con una vida hueca, zambullida literalmente en el alcohol y partir en busca de libertad, de cariño, de vida. Lo único que posee es su posible destino de poeta. Poeta no sólo marginal sino casi maldito, mal amado, dipsómano y solitario, pero libre. El delirio del hablante es su salida de lo habitual; de su cotidianeidad y de la de los demás: la libertad. El suyo será un viaje catártico hacia las alturas y pureza de la Rockies donde tal vez encontrará lo que le falta, tal vez más que un dios que no se manifiesta, al menos para él, en casi nada. Sí, tal vez en los amaneceres que los confortarán en su vagabundeo en busca no de El Dorado o de una Ítaca sino del deseo de conformarse en su fe de poeta.

Más que la llegada o el posible encuentro de una meta, de un algo iluminador, interesa más el viaje en sí, el estar en un tiempo de su existencia:

“Soy un momento en el tiempo”

que tal vez podrá perdurar en un espacio; en los Rockys, alturas:

Donde se respira un aire tan puro
Que es de llenarse los pulmones y
Sentirse contento. Alturas,
Donde se puede ver el sol brillante
Fundir la nieve blanca
De vuelta en agua pura

Y en ese paisaje, Ícaro aún no se quema las alas. Por eso, al pesimismo inicial sucederá el deseo de vivir.

Eso le ayuda a superar el falso atractivo hiperrealista de las ciudades especialmente de la falsa entre las falsas: La Vegas; charada del mundo moderno, al final del cual puede estar su lugar de descanso…Hay algunas “tentaciones”, como las notadas por Etcheverry, homologables a las de Ulises en su viaje de regreso y el estado de ánimo beatniks.



Esta mezcla de desconcierto y desencanto ya está al comienzo:

Pude haber hecho algo mejor
Que vagar solitario para encontrar
El verdadero significado de la vida.
Para descubrir que nada
Importa realmente,
después de todo.

Pero el hablante se puso en movimiento, inició una búsqueda, por eso, lo que resalta en la escritura es el ansia de libertad y de vivir que a ratos podría sugerirnos la explosión vital de un Whitman pero también la poesía de Dylan Thomas y Kerouac y esos viajes iniciáticos como los de los road movies como Easy Rider o, como lo señala el prologuista, de las “novelas de formación”. Es la búsqueda de la casa:

A casa ya voy.
Desgraciadamente el último hotel,
Con la gorda ancha y su iguana regalona.
Pero a casa voy

En Delirium todo es personal, como un delirio provocado por el alcohol o las drogas pero que son recuperación de la sobriedad del hablante lo que, le lleva a sus frases finales.

El hablante, cuando cree llegar al término de su periplo quedará tan desconcertado como al iniciar su marcha a través de una Norteamérica vista a grandes rasgos por un veloz viajero desencantado pero que goza con los deslumbramientos mínimos a que puede tener acceso.

Al final, está el comienzo se cambia un puta gorda y rubia por otra mujer gorda que fuma cigarro y que desaparece después de un ¡OM! que lo reenvía a recomenzar, o empezar de verdad su vida.

El hablante poético en este delirio y con su salida de él, ha terminado su prehistoria. En ese final de viaje no hay meta alcanzada sino reintegración, no a los surcos de una vida normal u ordinaria, sí a su propia huella, a su propio sendero vital. El final del viaje es el principio de su verdadera vida, el comienzo de la historia, de su historia.

El volumen incluye un llamado: Revuelta joven que implica una opinión sobre la realidad en relación a la juventud. De lo personal se pasa a lo colectivo y a un compromiso que recuerda varias doctrinas. Estimo que esta parte implica el deseo de este otro hablante para que nadie pase de largo por una realidad que no tiene nada de la hiperrealidad de Las Vegas, por ejemplo, o la cotidianeidad absurda llena de todo lo que da el mundo actual en todos los países, regalo neoliberal. Más que una realidad, son deseos dicho textualmente, anarquistas, lo que despista un poco ya que el llamado es una invitación expresada ya por muchos hace mucho tiempo y, visto así, lo considero un recordatorio, y un deseo de no envejecer consintiendo a pesar que poco se pueda hacer para cambiar la situación denunciada. Estimo que es una obligación moral que se impuso el hablante y que le ayuda a vivir.


Wednesday, October 1, 2014

Amenazaban lluvia

Juana Petra Soler

Las nubes amenazaban lluvia
Cuando chica en mis cerros
Pedrosos y dorados como una iglesia antigua
La lluvia nos perseguía como un sueño
Era rara su venida
A ese nido de roca en que el pueblo se anidaba
Abajo un lago azulísimo
En el centro de una palma pétrea y arenosa
De casi todos los tonos del amarillo y el naranja
Y el cielo un dolor azul
Y las escasas nubes pasaban raudas
Negábannos su carga
casi siempre
Pero nos provocaban imaginaciones de animales
O rostros

Pero ahora que añoro
Por la ventana citadina
Veo ese otro paisaje
Aquí la lluvia es sucia
Demasiado frecuente
Pero no me miento

Cuando como pájaros o arañas
Nuestra niñez anidaba en las rocas
No veíamos esos colores
Aunque estaban
Ahora sí
y me los invento
Con ansias
Sobre la tela de esos días

Wednesday, September 10, 2014

Lorca

Jorge Etcheverry

Se abre la puerta del cielo y se suelta hacia la tierra el bullicio de la música, el cantar, el jolgorio y los requiebros
Ambiguos gitanillos de camisa abierta, cinturas tan delgadas que casi inexistentes alargan sus brazos para recibir esa alma que llega anulando con su vuelo el estruendo de las bombas

De aceituna y de jazmín, como él decía, pero también de sangre, como también alguna vez dijo la faz de esa mujer que cubre el horizonte y no sabemos si llora, ríe o canta

Si celebra o deplora la muerte de los descerrajados violentamente por las fuerzas parsimoniosas y torpes de las historias
Si celebra o deplora el llanto primero y ansioso de las miríadas de niños dispuestos a vivir

Los pájaros también ambiguos de la religión o las religiones, que son varias, se ponen la cabeza bajo el ala pero no pueden evitar mirar de costado con el ojo que dejan afuera

La revolución, ella, acoge al alma del poeta que no es alma pero que llega a alguna parte que no es cielo, pero sí algo que construimos nosotros para ponerlo a él y a otros como él

Con los brazos tendidos lo acoge pese a la presencia innegable de todos los estereotipos que se arremolinan y dramatizan tan eficazmente en su gran obra poética

Situada allá arriba, como la situamos, mujer como la concebimos es su presencia misma genérica, celestial y rebelde, redentora, la que absuelve a esos hombres machistas y pendencieros, que sacan cuchillo y matan por honor, por la sangre, el terruño, la familia

Esas mujeres de su casa, destinadas a criar hijos después de casarse con los varones que las ganan en esos entreveros, cuya única rebeldía o realización son formas del canto que exprese su sensualidad y angustia

La traición y la coquetería que las acercan—ya lo hemos dicho—al cuchillo vengador del marido o el novio

Friday, August 8, 2014

Ciénaga

Juana Petra Soler

O pantano
De miasmas exhalas
Un abanico intangible
Que nos retrotrae al vientre materno
Nos hiere las fosas nasales
Con el olor a comida podrida
O a los que la sabemos
Los hedores de la muerte
Pero también eriza los pelos de la nuca
Recorre con dedos sabios la espina dorsal
Hasta asentarse en el bajo vientre
Y la premonición muchas veces inconclusa
Del placer que se desborda
Húmedo
Así como la vida
Putrefacta y brillante
Te abres tú también como una herida ambigua
En el seno de la tierra

Friday, July 11, 2014

Nota sobre la disolución de la literatura

Jorge Etcheverry (versión de la nota en ingles de Kate Grim-Feinberg, publicada en Context N°24 http://www.dalkeyarchive.com/dissolution_of_literature/


 

Es probable que la literatura como entidad separable y distinguible por ejemplo de lo que se denomina para literatura, testimonio o documento, no sea en la actualidad más que una reminiscencia anclada a la convención de un nombre, ya que las fronteras que separan la una de la otra se vuelven cada vez más nebulosas. Pero lo que aquí nos interesa es su singularidad en lo que concierne a un país, como por ejemplo la literatura chilena o la literatura canadiense.

El cambio cultural es lento, en gran medida subterráneo y por algún tiempo las antiguas etiquetas siguen adheridas a los nuevos frascos. Aunque a estas alturas ya sea casi un lugar común, habría que hablar de las literaturas. Ya se acepta la defenestración de un cánon literario único y universal, que desde su caída ha pasado a calificarse como occidental, patriarcal, dominante, etc., y ha surgido o se ha manifestado un abanico de literaturas y estimativas en general vinculadas a la edad o a los géneros, a grupos sociales, regionales, culturales, políticos, religiosos, étnicos, de causas e intereses determinados, etc.

Así parece que, aún siendo germinales o preexistentes, adquieran pasaporte las literaturas gay y lesbiana, femenina, feminista, indígenas, regional o sectorial, de clase social. Por primera vez aparece en Chile, junto a la literatura ‘popular’, que tiene el aval histórico político de una forma canónica de la literatura comprometida, otra que muestra y reconoce sin tapujos modos de vida y discursos de la clase media urbana y de sus jóvenes (o ex jóvenes).

Correlativamente, la crítica agrupa a los autores por regiones y provincias, no tan sólo por su pertenencia a una generación determinada, ni únicamente a los autores del sur, como se hizo con la poesía en los 60–70 del siglo pasado, o la literatura exilada cuya existencia no pudo seguir siendo ignorada y que surge a raíz del golpe de 1973, que ya no es exilada, sino ‘de afuera’, de la ‘Región XIV’ o ‘diaspórica’, si se la sitúa en el contexto de otras literaturas exiladas y de la inmigración en contextos no chilenos.

Aunque es dable esperarlo, aún no se da en Chile la situación de la existencia de literaturas trasplantadas, que en los países desarrollados anglosajones produce lo que llaman literaturas ‘étnicas’ y que por ejemplo en Canadá, al menos en ciertos círculos, se denominan ‘literaturas de menor difusión’.

Pero dado el carácter de Chile de enclave relativamente exitoso, si bien no en términos de equidad, de la globalización, y de cabeza de puente de la economía neoliberal, el país se ha convertido en un imán para las poblaciones asiáticas que tradicionalmente emigran a mercados comerciales y para la población de países vecinos más pobres. Es sólo cuestión de tiempo que las comunidades inmigrantes de los países vecinos o del Asia desarrollen sus propios enclaves culturales y también su literatura.

A manera de ejemplo, conozco por lo menos una antología virtual de escritores chilenos árabes, “escritores que son parte de la migración palestina o descendientes de la ‘tierra milenaria’ y otros intelectuales nacidos en cualquier rincón de América, que se encuentra en el sitio del Comité Democrático Palestina – Chile. Y, perdonando el autorreferencialismo, una vez de vuelta a Canadá luego de un encuentro de poetas de la Región XIV, organizado por Chilepoesía, me encontré con el email en que un programa de la televisión vascongado que me quería entrevistar como escritor vasco.

Las literaturas particulares han logrado o están logrando un lugar en Chile en el contexto literario institucional. Ya existen atisbos de una institucionalidad y mercado paralelos, en el caso de la literatura femenina, la más desarrollada y sólida, que cuenta con una incipiente crítica, editoriales y sitios web feministas. También existe actividad editorial, alguna crítica y un cierto sentido de cuerpo en la literatura chilena de algunas regiones en el exterior.

Pero este corrimiento hacia el rojo de la literatura a las literaturas es por supuesto un fenómeno social. De alguna manera, el escritor como individuo, con toda la carga romántica del caso, su excentricidad, malas pulgas, etc., está siendo reemplazado por, o se ve obligado a coexistir con, el autor representativo, que se destaca más que por sus peculiaridades específicas, por el hecho de poder ser percibido como la ‘voz’, la ‘expresión’del colectivo que representa y que, en casos ideales, lo ‘encarna’.

Es más bien un portavoz y su tarea como escritor suele ser inseparable de su gestión pública como promotor del avance de su grupo o de una situación de equidad en la macro sociedad que pueda garantizarle igualdad de condiciones cívicas o libertad de expresión. Por lo menos en el Norte —como se denomina eufemísticamente a los países desarrollados del viejo y el nuevo mundo— no es bien visto que alguien no perteneciente al grupo de que se trate, hable o escriba por él o desde el punto de vista de sus miembros, cometiendo una apropiación cultural.

No es necesario mencionar que en estas nuevas literaturas la dimensión de lo que a ojo de buen cubero se puede denominar contenido predominará sobre la ‘forma’. El distanciamiento se sacrifica al mensaje o se le subordina, ya que de lo que se trata es de retratar un estado de cosas y la situación del emisor literario frente y sobre todo al interior del mismo.

Más bien en las ciencias sociales y sobretodo a nivel de las organizaciones de asistencia al desarrollo del así llamado Norte, al proceso de globalización con su imposición de homogeneidad, correspondería el surgimiento de una especie de afirmación de las singularidades en peligro, la así llamada localización, que sería una especie de polo dialéctico positivo, en tanto movimiento de salvaguarda o inclusión institucional de aquellos grupos, culturas, modalidades de vida e incluso idiomas cuyas características particulares se ven como amenazadas por la simplificación sobredeterminada del sistema de intercambio económico y por ende de las relaciones humanas, patrones de producción y consumo, y modos de vida, que se ven forzados a hacerse más expeditos, o bien a sucumbir o al aislamiento vestigial.

Si bien erigidas sobre una base de intensas luchas reivindicativas sectoriales en el así llamado Primer Mundo, a las que en muchos casos acompañaron al dar sus primeros pasos como escrituras diferenciales, las más importantes de estas literaturas han llegado a obtener una parte apreciable del mercado literario y por ende un cómodo lugar en la institución literaria.

Ese es el caso de la literatura y cultura de preferencias sexuales alternativas, la cultura negra y hasta cierto punto la indígena americana (del norte), que adquirieron un perfil distintivo en momentos en que de alguna manera y en diverso grado se pensaba que para obtener derechos y posibilidades plenos para los colectivos minoritarios o subordinados había que reemplazar el sistema vigente.

Vayan como ejemplo la temática de las relaciones entre marxismo y feminismo y los movimientos afroamericanos de derechos civiles y afirmación política. El surgimiento de literaturas exiladas en el mismo ámbito constituyó un elemento importante, que ya tenía un precedente en la literatura comprometida y combatiente en el caso latinoamericano.

Es así como en Canadá lo que hace unas décadas era una escritura exilada latinoamericana, sobre todo chilena, constituyó el núcleo inicial de una literatura latinoamericana en el país Por otro lado, en un régimen democrático, no era posible afirmar la legitimidad de las manifestaciones culturales de algunos sectores subordinados o minoritarios sin hacerla extensiva universalmente. Así, en los países más institucionalmente avanzados del primer mundo se dieron instancias políticas que apuntaban hacia el multiculturalismo, paralelas al incremento demográfico de las poblaciones exiladas/inmigrantes en la región.

Pero esta tendencia no puede ir más allá de la etapa que se vive en el sistema mismo. Los actores principales y sus instituciones están funcionando dentro del sistema, que proporciona los únicos vehículos importantes de difusión e institucionales.Los diversos sectores marginales, minoritarios o subordinados no secretan una institucionalidad literaria que necesitaría de un mercado paralelo, en general un mercado nicho o un micro mercado.

Entonces, por ejemplo en el caso de Chile, la institución literaria actual y vigente acoge en mayor o menor medida a ciertos autores ‘representativos’ de los grupos minoritarios o subordinados, cuyos representantes y activistas no se plantean una institución cultural paralela, con su propio aparato editorial, su crítica, su distribución, sino que aspira al ‘reconocimiento’ de la corriente principal, cuyas instancias editoriales y críticas escudriñan con nerviosismo los rincones del país para ver si surge un brote nuevo regional, cultural, generacional, genérico, idiomático, para llevarlo a la ‘luz pública’ y la integración a través de la consagración crítica y académica y de su publicación.

Thursday, July 3, 2014

Aproximación a Sarah Ellen Q.E.P.D., novela de Borka Sattler, Hipocampo Editores, Lima, Perú, 2013

Jorge Etcheverry


El mito del vampiro, leyenda y elemento de la cultura popular mundial, rebasó sus límites culturales originarios para hacerse universal con el príncipe Vlad Draculea III, descrito como príncipe valaco de ojos verdes, y cuyo sobrenombre era Vlad el empalador.  En la Rumania del siglo XV, habría mandado empalar a 120.000 personas. La transformación de este personaje en un mito de la cultura contemporánea es obra de Bram Stoker, escritor inglés, que lo convierte en el personaje central de la novela gótica Drácula, de 1897.  El reflejo literario de esa figura de un señor de horca y cuchillo entre tantos resulta en su conversión en una celebridad de la cultura contemporánea y  una figura histórica principal en su país. El Conde se convierte en un personaje literario en la Inglaterra finisecular y de ahí pasa a ser un arquetipo universal, además de una entidad emblemática de la historia y la mitología popular en su lugar de origen. Pero echa alas de la Rumania que lo vio nacer, un territorio medio dentro de los márgenes exóticos que rodean a occidente y donde se agazapan los sueños de la razón.

Un vástago del vampirismo en Inglaterra es la historia y leyenda de Sarah Ellen Roberts, supuestamente encadenada y enterrada viva en una provincia de Inglaterra en 1913, por prácticas de brujería, y que habría llegado por mar en su ataúd, transportada por su esposo John Roberts, al puerto peruano de Pisco. Este habría sido el único lugar del mundo que aceptó sepultar  sus restos. Pero esta historia es también un mito: el método de ejecución de brujas era habitual en Lancashire, región del poblado donde ocurren estos hechos,  en 1612, pero en 1913 habría estado un poco pasado de moda. La heroína se llamaba en realidad Sarah Gargett, una tejedora nacida en 1872, y murió en un viaje cruzando el Atlántico con sus esposo para visitar la fábrica textil de algodón que tenía su cuñado en Lima. Pero la versión más legendaria y popular de estos hechos ha tenido como resultado el aumento de un 60% del turismo en el pueblo de Pisco y ha probado tener una persistencia que se superpone a la realidad. Al cumplirse los 90 años del entierro de Sarah en Pisco, en 1993, se esperaba su resurrección, que ella misma habría predicho y que no tuvo lugar, pero provocó todo un evento mediático.

Este es el marco de la novela de Borka Sattler, redactada en los 1990 y que incluye la leyenda y la historia y entrelaza ambas hebras en esta narración del arribo de Sarah y su marido al puerto/pueblo de Pisco luego de cruzar el Atlántico. Esta historia se nos presenta en un contexto realista y a veces descriptivo  hasta al detalle.  Pero abundan los elementos mágicos o fantásticos en esta novela que a la postre es de alguna manera una novela de vampiros. Estos componentes van apareciendo sobriamente, para así ir creando una atmósfera que los legitima  y los dimensiona, justamente porque se arraigan en el mundo real. No aparece volando por ahí  Un viejo con alas enormes ni se deja sentir la presencia agobiante del a veces empalagoso realismo mágico. Pero sin embargo,  una cierta magia y fantasía recorren las páginas de esta novela.

Por ejemplo, al describir a una partera que de joven había sido prostituta, se dice “de joven Juliana había sido una brava moza de esbelta figura, caderas pronunciadas y senos insolentes que se ganaba la vida satisfaciendo a las tripulaciones que llegaban al puerto en busca de diversión” (14). Esa imagen se modifica luego para hacerla ingresar en un territorio intermedio entre realidad y la fantasía mediante el incremento o la exageración, que sin embargo no llegan a la inverosimilitud  “se había pasado la voz de sus virtudes entre los marineros, y, en su casa se veían largas colas de hombres impacientes por recibir sus favores” (15).  Así, la atmósfera propicia a la introducción  de lo fantástico se va construyendo en forma mesurada. La llegada de la forastera es casual  “La impresión que les causó la mujer de capa gris y velo sobre la cabeza fue muy extraña” (15), pero a poco andar se revela como objeto de una visión “atrás iban los dos ingleses, pero, ¿y la dama?” (16) Sarah no aparecía en el reflejo de una mampara, introduciéndose en la obra el tema clásico de de la falta de reflejo de los vampiros en espejos y similares.

En en esta versión de la supuesta vida de Sarah, lo fantástico, mágico o sobrenatural que el personaje aporta en la mejor tradición gótica, se va introduciendo naturalmente en la vida cotidiana y tiene su correlato en las creencias y tradiciones de la población del hasta entonces tranquilo y casi feliz puerto/pueblo de Pisco. Este ámbito se representa mediante un realismo que no es naturalista. Sus objetividades  y habitantes aparecen de alguna manera mitificados. Valga como ejemplo esta descripción “era un hombre apuesto, alto, de músculos pronunciados y tez curtida por los aires marinos. Sus ojos negros y profundos siempre estaban atentos…” (22). Por tanto, nos parece advertir una nostalgia por ese pasado y de ese lugar hasta cierto punto idílico, la que se asocia con el illo tempore del mito,  pero que no oscurece la reconstrucción histórica de la novela, sino proporciona el tono justo para la introducción del elemento fantástico de manera por así decir “natural”. A lo anterior ayuda la gran sensorialidad o sensualidad presente a nivel del lenguaje con que se nos presenta este microcosmos de los personajes que componen el entramado social del puerto/pueblo, sus costumbres y quehaceres. En medio de estos ires y venires, y paulatinamente, se comienza a hacer sentir la presencia de esta Sarah borkiana, que a la manera de Camilla (1971), la seductora vampira de Sheridan Le Fanú, altera de manera ambigua la vida de quienes la tocan o vislumbran y la vida misma del pueblo.

Si bien está presente el elemento maligno e incluso la muerte,  hay augurios nefastos, nacen monstruos,  aparecen fantasmas, se pierden barcas, aquí no se trata de la plaga que desencadena en Wisborg la llegada del Conde Orlok, en la película Nosferatu, una versión fílmica inicial del tema vampírico realizada en 1922. El despertar erótico, sensual, que la presencia de Sarah provoca en Pisco ya estaba latente en el pueblo y no es ajeno al tema del vampirismo, cuyo elemento sexual ha sido vastamente puesto de manifiesto, ni a la fascinación que Sarah despierta en sus víctimas. Hay además elementos que insinúan en ella—al menos en una de sus instancias—al súcubo, que se liga al vampiro por su mezcla del mal con lo erótico y la absorción de la vida de la víctima. Aquí, esta versión femenina del íncubo suplanta a la mujer amada, objeto de deseo de un durmiente. El lector no tiene problema para asimilar esta entidad a la vampira “De pronto, ya no era ella, su amada Remedios…ahora era fina, de blanca porcelana, y sus ademanes tenían toda la furia de las olas de un mar en tormenta absorbiendo su cuerpo…Cambiaba de posturas, deslizándose por su cuerpo con ávidos deseos, lo hacía revivir una y otra vez. (113).  La presencia de la anemia en el vampiro es otro elemento tradicional del vampiro presente en esta novela “A la señora le falta el elemento vital, la sangre, tiene una anemia aguda” (116), dice el doctor que examina a la postrada Sarah.

Otros elementos clásicos, como la necesidad de sangre y dormir en un ataúd también están presentes.  Esta figura ambigua, a las finales quizás más mala que buena, es extranjera, lo que lleva a la novela—como otro elemento enriquecedor de su trama—a la siempre presente y literariamente fructífera contradicción o pugna entre colonizados o ex, o la periferia, contra el hemisferio norte,  la metrópoli, que ocasiona o trae el mal hasta el paraíso del buen salvaje: “Los únicos culpables son los ingleses que llegaron el viernes. Ellos trajeron al demonio consigo, sobre todo la mujer” (92) exclama otro personaje. Pero eso es ocasional. Sarah manifiesta, a contrapelo de su presencia etérea por las calles y sobre todo la playa, conductas muy sensuales. Pero la mitad pueblo, la más cerrada en sí misma de  Pisco, tiene que adecuarse a su parte puerto, que es una puerta al mundo y a los marineros extranjeros que dejan su simiente, y abrirse a la presencia inquietante del mar. Tanto el mal importado como el de raíces locales son ambigüos y tienden a rescatarse por el lado de una vitalidad rayana en lo exuberante quizás con un pansexualismo subyacente. Esta novela, difícil de clasificar,  no es una novela de vampiros clásica, sino que este personaje y sus elementos conexos sirven de disparador para ir desplegando las mentalidades de los personajes, en una atmósfera con toques de irrealidad. De contenido multifacético y entretenida lectura, esta novela  parece ser otro intento de rescate, reinterpretación, entendimiento, etc., de la historia, algo  que parece caracterizar a la narrativa peruana contemporánea.

Friday, June 6, 2014

Vínculos poéticos entre Quebec/Canadá y America Latina: una ojeada personal


Jorge Etcheverry
 
Nota leída en el “Colloque sur les liens entre la poésie du Québec et celle de l’Amérique latine
Échanges culturels et littéraires, collaborations institutionnelles et traduction”, en el marco del 15e FESTIVAL DE LA POÉSIE DE MONTRÉAL


Dentro del marco de un intercambio poético entre la poesía latinoamericana y Quebec y Canadá, creo que recurriré bastante, pero no exclusivamente,  al ejemplo de la poesía chilena en Canadá y Quebec, caso que conozco de más cerca por mi diversa implicación en este tema, así como a mi experiencia personal, necesariamente limitada.  

El activismo cultural formaba parte de las tareas de denuncia de la dictadura en Chile a que se entregaba la comunidad exilada chilena y por consiguiente los poetas y escritores chilenos, que, con contadas excepciones (Ludwig Zeller, Renato Trujillo), llegaron a Quebec y Canadá después de 1973. Estos autores de alguna manera aglutinaron en sus iniciativas a los demás autores que escribían en castellano en el país o fueron un elemento clave en el desarrollo de sus eventos. Esto por su llegada colectiva, su imbricación con su propia comunidad, el bagaje que les ofrecía el lugar de la cultura en el proyecto de  la Unidad Popular y la izquierda chilena, y el hecho de formar parte de lo que podría llamarse la institución literaria chilena en gran parte trasplantada, en gran parte bajo la bota de la dictadura. Así, se mantuvieron vínculos con Chile y la diáspora, que se manifestaron en la solidaridad con la Sociedad Chilena de Escritores, organismo gremial de los escritores chilenos, y las revistas y encuentros del exilio literario chileno. Por consiguiente, en el caso de la poesía, los autores siguieron en general adscritos a los parámetros escriturales poéticos chilenos, sus tendencias coetáneas en poesía. Lo que permitía en Canadá el desarrollo y existencia de proyectos escriturales poéticos que no expresaban tan solo el compromiso, la nostalgia, la comparación de un aquí y un allá o el proceso de aculturación, que eran (quizás son) las temáticas de las expectativas de lectura en Canadá de las literaturas trasplantada de menor difusión producto del exilio.

Valgan a manera de ejemplo la literatura erótica de Luis Lama o la novelística de Francisco Viñuela, y entre otros la novela iniciática de Camila Reimers, el rock y la política juvenil de los sesenta de Ramón Sepúlveda, el desafortunadamente inédito Homo Eroticus de Leandro Urbina, la poesía de Jaime Serey, la reconstrucción del mundo de Coquimbo de Gabriela Etcheverry, la vasta poesía de la Escuela de Santiago, etc.  La conexión Chile Quebec/Canadá, en lo poético, se mantiene hasta ahora, y se manifestó por ejemplo en el proyecto Adrianne (por Adrienne Clarkson, entonces gobernadora general de Canadá e iniciadora de esta iniciativa). Este proyecto  entre las bibliotecas nacionales de Chile y Canadá duró dos años y consistió en la recopilación de material literario y documental del exilio chileno y su envío a Chile. Esta iniciativa contó con un gran número de autores chileno quebequenses y era administrado en parte desde Chile por Alberto Kurapel, dramaturgo y poeta que vivió y produjo en Montreal, ahora retornado a Chile[i].

La estadía en Quebec/Canadá muestra su productividad para el desarrollo de los discursos poéticos de los autores chilenos exilados. En el caso de la agrupación neo vanguardista chilena la Escuela de Santiago, mayoritariamente exilada en Canadá, sus miembros escriben sus primeras obra en forma de libro en este país, y tiene lugar su reinserción como agrupación poética en la historia de la poesía chilena contemporánea.  En quizás la más reciente antología nacional de poesía publicada en Chile aparecen cuatro autores, (Gonzalo Millán, Naín Nómez, Alfredo Lavergne y el autor de esta nota). En el caso de Alfredo Lavergne, ex residente en Montreal y retornado a Chile, incluso empezó a escribir en Montreal. El autor y dramaturgo Alberto Kurapel es muy activo en Chile. La Sociedad de Escritores de Chile, organismo gremial de los escritores chilenos, cuenta con miembros en Quebec, como Jorge Cancino, Aspasia Worlitzky y Yolanda Duque Vidal.

Quebec, sobre todo Montreal, ofrecía a los trasplantados chilenos y los autores de habla hispana en general, una cierta comunidad histórico cultural,  ideológica y política, los ismos filosóficos y artísticos, las vanguardias, corrientes políticas, la institucionalidad laica—incluso en el seno de naciones creyentes—ligada al origen de los tiempos modernos, la constitución de las naciones, la revolución francesa y el nacimiento de la democracia, el socialismo y el marxismo. Estos elementos están menos presentes, creemos, en el Canadá inglés.

Fruto de este entorno, los eventos culturales/políticos hispano hablantes en Quebec, no tan sólo chilenos, existen desde temprano. Uno de los primeros encuentros literarios chilenos en Canadá fue en un local de la Confédération des syndicats nationaux (CSN), en 1979, titulado “Literatura y realidad política”.  Está el libro La ciudad, de Gonzalo Millán, obra emblemática de la poesía chilena bajo la dictadura y  que parece resumir las características de la poesía chilena exilada según The Canadian Encyclopedia “Their sophisticated poetry, which draws on both European and Chilean traditions of surrealism, is both political and personal. Though they are preoccupied with Chile, the émigrés also address Canadian experience”.  No es casualidad que este libro fuera publicado originalmente en  Les Editions Maison Culturelle Quebec- Amerique Latine, en 1979, editorial del Bureau Des Prisonniers Politiques Du Chili, de simpatizantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. El nombre en francés y el vínculo con América Latina dan un testimonio ya en ese entonces de la situación única que gozan los poetas castellanógrafos en Quebec en relación con el resto de Canadá. Los recitales y espectáculos, etc. que participan poetas francófonos y castellanógrafos, son una realidad permanente en Quebec ya desde hace décadas.

En la imbricación de la poesía quebequense con otros países de las Américas, cuya existencia conozco pero cuyo detalle en general ignoro, solo podría dar unos ejemplos.  Un caso es la conexión con Cuba, representada por el grupo Sur, agrupación iniciada en Montreal a fines de los 80, dirigida por Tito Alvarado y que actualmente es una de las organizaciones que realiza el festival Palabra en el mundo, evento poético que se realiza paralelamente en diversos países, incluyendo Canadá,  y cuya sede principal en está en Habana, Cuba. Otro, bastante puntual, sería el de un seminario en la universidad de Oriente, el Sexto seminario sobre estudios canadienses, en 2013. “Otros espacios se dedicaron a la Literatura y la Lingüística con acercamiento a la poesía canadiense contemporánea, el joual como variante lingüística del francés de Québec y la literatura chilena en ese país vista a través de la poesía de Jorge Etcheverry[ii]. La conexión continental hispano quebequense dejó publicaciones como los números de la revista Ruptures, un ingente esfuerzo básicamente de Hugo Hazelton y la revista Vice/versa, y en el plano de la traducción literaria Ellipse.  Existen diversas iniciativas editoriales que conjugan en Canadá la presencia del francés, el inglés y el castellano, como la editorial White Dwarf Editions / Les Éditions de la Naine Blanche / Las Ediciones de la Enana Blanca Antares, que dirige Hugh Hazelton, Antares, que dirige la poeta ítalo—argentina—canadiense Margarita Feliciano,  y Alondra, de Montreal, que dirige Yolanda Duque Vidal.

Hay ilustres ejemplos de poetas latinoamericanos famosos que han residido en Canadá, como el mexicano  José Emilio Pacheco, que enseñó, creó y publicó en Canadá, valgan textos en inglés en The Malahat Review y Poetry Canada, Humberto Díaz Casanueva, que fue embajador  de Chile en Canadá y el chileno Ludwig Zeller, el último surrealista chileno,  que escribió en Canadá parte importante de su obra. Con Perú está la conexión del trabajo de la poeta y profesora Lady Rojas, el narrador y poeta Guillermo Rose y el poeta Paolo de Lima, de la llamada “generación postmoderna” o “generación X”, que escribe parte importante de su obra estando en Canadá. Aparte de la estancia en Vancouver del renombrado prosista y poeta Alfonso Quijada Urías. A título anecdótico personal me tocó participar en el IX Festival de Poesía en El Salvador, en 2010, curiosamente representando a Canadá, junto a la poeta quebequense Françoise Roy, que entonces residía en México. No estoy muy al tanto de las vinculaciones o acuerdos en lo relativo a la cultura, literatura y especialmente poesía entre Canadá/Quebec y América latina a nivel institucional gubernamental o universitario, por estar fuera de esos ámbitos, pero estoy seguro que estas limitadas experiencias demuestran la presencia en crecimiento de de las relaciones poéticas de Canadá y sobre todo Quebec con América Latina. Ya no se trataría solamente de  Une certaine latino-américanité de la littérature québécoise, según un artículo de Peter Klaus[iii], sino una especie de consustantividad que integra al Quebec con América Latina. Las TIC han acelerado el desarrollo de estos vasos comunicantes.

 

El internet habría venido a transformar las relaciones entre los actores culturales, superando en gran medida las limitaciones geográficas. Las comunicaciones virtuales anteceden o se superponen, ampliándolas, a los medios institucionales e impresos de la difusión e intercambio literarios y también poéticos. “En teoría, el texto puede ser reproducido infinitamente y llegar a un vasto público, salvando los escollos y arrecifes de la institución mercantil literaria que comprende a la crítica en medios impresos, a la radio y la televisión, y a las universidades, ya que definitiva, la historia de la literatura y la crítica académica forman un continuo con la industria en lo relativo a la comercialización de las obras literarias…A la vez que soslaya la institucionalidad literaria establecida, la publicación virtual se salta las fronteras nacionales y por tanto impositivas y legales que aquejan al libro- mercancía[iv]” . La Editorial Poetas de América (poetas.com), fue un pionero de la poesía virtual.  Este portal  tiene gran importancia para la literatura y poesía en castellano producida en Quebec y Canadá y el intercambio y presencia poéticas en el ámbito geográfico de habla hispana en el mundo virtual. Este portal se planteaba y se plantea como hemisférico americano, en oposición a la dicotomía Norte Sur tan cara a los antiimperialistas.  Esta iniciativa era originalmente la Editorial Poetas Antiimperialistas de América y su gestor y websmaster sigue siendo el poeta Elías Letelier-Ruz. Se publicaron libros de autores latino canadienses, anglófonos de Quebec, latinoamericanos y chilenos, en versiones impresas y electrónicas, amén de antologías. Fue instrumental para la participación en eventos internacionales en Chile, Italia y Francia de algunos de estos autores. La productividad del medio virtual en lo relativo a la poesía quebequense queda por ejemplo de manifiesto en la muestra de poesía quebequense en castellano del poeta retornado del Quebec y residente en Chile Alfredo Lavergne, que selecciona y traduce al castellano esta Pequeña selección de poetas de Québec, Canadá http://www.poesias.cl/poesia_quebec.htm, publicada en Chile.

El panorama de la interrelación y por qué no decir pertenencia, de la literatura de Canadá, especialmente de Québec en el vasto friso americano se constituye, además de las instancias particulares aquí mencionadas, de muchas otras iniciativas universitarias, editoriales y de intercambio cultural a nivel institucional. Podemos afirmar que la literatura canadiense, especialmente quebequense, se inscribe en el marco de una literatura y cultura hemisférica americana.




[i] Artículo mío en http://www.escritores.cl/base.php?f1=articulos/texto/adrienne.htm .  Una cita de un documento del proyecto ilustra la participación de autores chilenos con vínculos canadienses “Chilean writers in Canada included poet Gonzalo Millan, whose work was influenced by Canada's Alden Nowlan; short-story writer Leandro Urbina; poets Carmen Rodriguez of Vancouver and Jorge Etcheverry of Ottawa; and poet Naín, who edited an anthology of Chilean-Canadian writers several years after the Pinochet coup”.
[ii] http://luzdemiciudad.blogspot.ca/2013/04/seminario-en-santiago-de-cuba.html
[iii] Ce texte a été présenté dans le cadre d’une conférence lors de la Semaine de la Francophonie à
l’Universidad de Puerto Rico, San Juan, le 13 mars 2008

Wednesday, May 21, 2014

Aproximación al compromiso en la autora hispano canadiense

Jorge Etcheverry


La literatura se asocia frecuentemente al compromiso. Se le dice al escritor que debe comprometerse. El compromiso es un término muy común y una realidad.  Es una dimensión que ligada al vocabulario de la política, sobre todo de izquierda, adquiere aspectos éticos cuando se vincula al tema de la responsabilidad  que tendrían los escritores hacia la sociedad, hacia el mundo en el que se sitúan. Las facetas y acepciones del compromiso son múltiples. En la difundida versión sartreana, el compromiso es la elección que hace una conciencia que se ha liberado de toda determinación, un para sí que mediante él elige dar uso a su libertad. Según esta concepción el compromiso es el ejercicio último de una libertad arduamente lograda cuando la conciencia reconoce y acepta su trascendencia respecto a toda determinación, incluyendo las determinantes físicas, sociales, culturales e incluso el cuerpo mismo. Al lograr esa libertad, el individuo renuncia a ella, la entrega al comprometerse. Esta concepción muy en boga en ciertos medios intelectuales coexistía con otras formas del compromiso que operan en sentido opuesto, y que actualmente han cobrado mayor vigencia: el compromiso surge de la asunción de las determinaciones y no del alejamiento de éstas. Así, sería la aceptación en un autor o autora, de las determinaciones de clase, nacionales, étnicas, sociales, genéricas, generacionales y corporales en un momento y situación determinados. Esto revela la parcial sustitución de la conciencia, como máxima entidad definitoria de lo por así decir humano del modernismo, a un indiscutible reconocimiento de otras instancias ligadas al ser material, concreto, social. La trascendencia permanente de la conciencia aparece como instrumento del mundo concreto, material. En el caso de la mujer, las dimensiones de género y la corporeidad física y biológica son elementos que se agregan a los condicionantes ya mencionados y que parecieran ejercer un imperativo para el compromiso que las escritoras asumen en mayor o menor medida. Si bien hay una historia prolongada de discurso femenino/feminista y los derechos de la mujer están establecidos en el discurso oficial mundial—siendo cada vez más escandaloso donde no lo es—ese discurso, como en el caso del discurso ambiental, la autodeterminación de los pueblos, los pueblos autóctonos, la paz y los derechos humanos dista de cumplirse en la realidad vivencial y concreta de los países. Así, los imperativos a las y los escritores se multiplican. Los diversos elementos del compromiso raramente aparecen aislados en las obras literarias, aunque una dimensión de este conjunto que se asume, explícitamente o no, aparezca como predominante en los textos de que se trate.

El compromiso político con la revolución social es el más conocido y del que más se habla y más se invoca como dimensión que los autores tienen que asumir en su obra. Su presencia resalta en las autoras hispanocanadienses producto de los exilios latinoamericanos del último tercio del siglo pasado, exilio no siempre oficial, ya que la línea entre exilados y otros tipos de transmigración se difumina si el foco se pone en la situación contextual del país de origen. El origen de las escritoras es otro elemento importante y variado—cultural, étnica y lingüísticamente—en que las reivindicaciones femeninas se armonizan en medida diferente con otros parámetros como la pertenencia originaria al Sur como opuesto al Norte y la inserción como minoría en el nuevo entorno, compartida por los escritores hispanocanadienses en general. Así, las opciones identitarias de estos autores se ven sobredeterminadas en el caso de las escritoras. También creo que aparte del contenido, existen compromisos con formas o proyectos de escritura. Pero entonces, ¿qué diferenciaría al compromiso—palabra fuerte—de otras formas de asunción o manifestación de la realidad?  Según Carolin Emcke Se denomina literatura comprometida a esa forma de literatura que no se ha creado para sí misma, sino que persigue un objetivo político, social, religioso o ideológico. He aquí, que la literatura comprometida no formula ninguna demanda concreta. Ella quiere llamar la atención por medio del lenguaje sobre los problemas e injusticias sociales y buscar soluciones”.  (Literatura comprometida: para cambiar y describir el mundo, 2014). Dejamos aparte la falsa dicotomía entre “literatura para sí misma” y la comprometida, remanente lucaksiano que tiende a excluir lo que tenga apariencia de vanguardia e implica un cierto imperativo de accesibilidad, a la vez que menoscaba la visión del arte como siendo esencialmente reflejo,  ya que al serlo convertiría al compromiso literario en una especie de tautología. En todo caso, en la visión contemporánea, el compromiso sería una asunción volitiva y por eso fuerte e intencional, en gran manera política, aunque no programática, no tan solo el reflejo o representación de una circunstancia o estado de cosas, lo que está presente por lo demás prácticamente en toda literatura.  Pero es difícil afirmar que haya un paso, un salto o una mutua exclusión entre la creación como acto por así decir lúdico a la decisión de quien escribe de poner su escritura al servicio de una causa.

Como quiera que se entienda y matice, el compromiso es y ha sido un componente central, históricamente, de la literatura en castellano en Canadá, y por consiguiente la escrita por mujeres. No puede sino encontrarse en el exilio chileno que fue el más masivo, por ejemplo en obras como: La forastera, Aproximación al compro Nelly Davis Vallejos, 1983 Nieves Fuenzalida, (el testimonio comprometido Three of Us Remain, the 39th Fragments of the Clan, publicados por Verbum Veritas en 1998) Carmen Rodríguez, poeta y narradora, (Guerra prolongada, 1987). En general en ese momento, las reivindicaciones genéricas estaban en esos textos subordinadas respecto a las demandas de las luchas sociales en Latinoamérica y productoras de los exilios, pero no estaban ausentes, confundiéndose con las del pueblo en general:

Todo lo pintas,
sabia compañera;
la paz que el humano anhela,
la búsqueda imperiosa
de justicia
y trabajo (Nelly Davis).

El compromiso articula de diversa manera conglomerados axiológicos, donde unos valores prevalecerán sobre otros, pero se puede intentar su presentación global

Y la solución

hombre sí

trabajo             sí

revolución            sí

poesía              sí

todo                 sí

la vida a todo grito

                        sí     

                  (Carmen Rodríguez)

 

Tampoco el compromiso, básicamente situacional y basado en un estado de cosas, tiene que dejar de lado otras preocupaciones más universales, como las determinaciones del ser humano en general:

El hombre

único animal

que tiene recuerdos

de la muerte,

quiere pasar como gacela

desapercibida

de una manada

que bebe rocíos

en la madrugada ( Nieves Fuenzalida)

 

La presencia de las posturas femeninas/feministas tenía más presencia e historia en el ambiente norteamericano y el mundo desarrollado, lo que no tarda en ser asumido por las autoras, cuando paralelamente se incrementan esos aspectos en la región de origen. A las ya mencionadas autoras originadas en el exilio chileno, se han ido agregando o dando a conocer otras autoras como Yolanda Duque, Aspasia Worlitzky, Gabriela Etcheverry, Camila Reimres, Anita Junge-Hammersley y Constanza Durán, que en diversos géneros y estilos manifiestan el compromiso inicial y su transformación y evolución, que en general se reproduce en los diversos exilios: al primer compromiso básico ligado a la denuncia de las dictaduras, la muestra de la lucha de los pueblos y el llamado a la solidaridad se han ido agregando temas relativos al trasplante y la aculturación, la adscripción o pertenencia etnocultural y hemisférica, y la condición femenina, además de tópicos como la defensa de le medio ambiente y la paz que recorren todo el vasto espectro de la escritura y sus diversos niveles. Pero no toda asunción intensa o su proclamación constituyen compromiso en tanto escritura expresa y voluntariamente teleológica, según la estrecha definición ya citada al comienzo. Por ejemplo el testimonio, cultivado en sus diversas formas por las autores y autoras hispanocanadienses está muy cerca del compromiso en esos términos—como en el caso de las difundidas novelas autobiográficas de las autoras Carmen Aguirre y Carmen Rodríguez, a veces la biografía  de otra protagonista, como en la reciente obra de la escritora peruano canadiense Roxana Orué, Biografía de Magdalena Morataya. Camila Reimers, en Tres lotos en un mar de fuego hace lo mismo al ficcionalizar tres historias de mujeres. En la mayoría de los casos el compromiso es la asunción de las determinaciones de la escritora. Entonces veremos que en el caso de la escritura femenina hispanocanadiense se abre todo un abanico de compromisos, que están definidos en mayor o menor medida al asumir, exponer y defender el origen y circunstancia de las autoras. Por ejemplo, en la poeta Ama Luna, diversas facetas de su adscripción se entreveran en su poesía. Se ve una actitud básica que permea la escritura, por ejemplo en el poema Allow Me To Tell You de dónde soy, podemos advertir la presencia de la reivindicación femenina, idiomática, política y del país y región de origen

“Soy de un little country, the más pequeño of them all”, 

donde vemos que se establece una comparación implícita entre un aquí y ahora de alguna manera degradado y el ámbito originario visto o recordado a través de un lente utópico

“I am de donde the people se abraza and care for each other,
where you share with others tears of felicidad and pain,”

pero por otra parte

“But in that same place, mis derechos were violated también”

y se equilibra esta visión al rescatar al presente respecto a la utopía del origen, rompiendo la dicotomía del aquí y allá tan presente en la literatura trasplantada

“I am from one of the most humanitarios countries
un país that opens its doors and welcomes people like you and yo.”

“is it here? or is it there?
or tal vez just a mixed of the two
donde la linea divisoria
of where I am from has faded out
making me of a special and unique blend”,

lo que resulta en un nuevo compromiso y una nueva identidad personal y colectiva :

Wherever I come from does not matter, lo que importa is what I share with you and what I have decided to be

Just like this Spanglish that mucha gente now speak”

En Aspasia Worlitzky, la escritura comprometida puede surgir de una petición de un otro significativo, que no es tan sólo un individuo. En una gran parte de la literatura exilada y comprometida está presente la pareja de compañeros, que de alguna manera tiene una significación colectiva:

  Y quieres que escriba,
que publique, que diga,
que denuncie, que te hable. (Poema tu mujer)

El cuerpo, como se decía, es una dimensión muy presente en la literatura femenina. Campo de batalla, territorio a reivindicar, derecho inalienable y objeto de la cosificación masculina, en mayor o menor grado, y con raíces que se remontan al alba de los tiempos. Parte de una mitología y tradición que tiende a equiparar a lo masculino con la claridad, el pensamiento y la conciencia, y lo femenino con la tierra, la materia, la regeneración, pero también la tentación y la impureza. No faltan ejemplos entre las autoras hispano canadienses que asumen este tema. Cito: “El cuerpo torturado, el cuerpo mutilado, el cuerpo envejecido, pero siempre amado y dotado de poder, se erigen en el sistema poético de Nela Rio, no sólo como enunciado que recurre permanentemente en sus libros, sino también como lugar de enunciación privilegiado por donde discurrirá un auténtico discurso de la identidad  (El cuerpo torturado y mutilado en la obra poética de Nela Rio), de Elena Palmero González. Así, el cuerpo escenario material de horrores en las circunstancias que originaron los exilios, revela su carácter político y la política adquiere corporeidad.  Los elementos míticos y tradicionales subyacentes incluso en las sociedades más modernas refuerzan el papel tradicional de la mujer a nivel institucional y político. Otros elementos de compromiso que han adquirido un carácter casi imperativo para los escritores(as) son el medio ambiente y la paz, que gracias a los medios virtuales han producido ingentes cadenas de partidarios, sobre todo a nivel de practicantes de la poesía en todos los niveles de desarrollo. Las proposiciones o demandas para el compromiso de las escritoras siguen en general las pautas y conjuntos de valores vigentes, que no es lo mismo que su existencia o concretización social e institucional concreta. Pero se cuenta en todo caso con una historia y un panteón de íconos que apuntan a valores, conductas e incluso instituciones. La autora peruano canadiense Lady Rojas presenta algunas de esas figuras. Aparecen Mandela y Martí, María Parado de Bellido de la historia nacional peruana, además de  figuras femeninas y expone la situación general de la mujer contemporánea, inseparable de la situación general, como en el poema Y si soñara.  En otro, Elena Poniatowska es celebrada en cuanto desenmascara la historia y el discurso axiológico oficial, y sitúa a la mujer como sostén de la realidad social. Ese proletariado definitivo cuya redención conllevará la de toda la humanidad:

“ellas que ya son gobierno, ellas, el pueblo, guardianas de los hombres, repartidoras de los víveres, sus hijos a horcajadas sobre la cadera o recostados en las hamacas de sus pechos”

Para terminar con estos ejemplos, veremos que el compromiso se instaura como una necesidad ineludible, al menos para quien lo acepta:


¿Complicidad?

No entiendo la ruta verdadera
de un poeta que no grite verdades
en estos intrincados tiempos “ 

nos dice Yolanda Duque. Porque los tiempos son intrincados. Si bien se está configurando un conjunto de posiciones o principios axiológicos que tienden a una universalidad humana, y que parecen ser la base del compromiso actual, hay una zona gris y están circunstancialmente determinados, amén de que existen básicamente solo a nivel del discurso institucional. El grupo de valores que se tiende a constituir como polo del compromiso se ve modificado según se habite en una ciudad occidental o en ciertas regiones del así llamado “Sur”, y a veces chocan con versiones locales o globales del progreso económico o los derechos humanos universales. Una concepción ambiental choca contra las pretensiones de propiedad territorial de algunos pueblos. La afirmación etnocultural se valida en ciertos contextos como afirmación legítima y en otros se convierte en germen o realidad de movimientos o estados integristas y xenofóbicos. Las aspiraciones minoritarias oscilan entre la demanda de espacio cultural y político o el aprovechamiento institucional de grupos de interés especial. La expresión, apoyo y difusión cultural se limita por factores externos ligados a la pertenencia concreta material de los presuntos autores, cuya trasgresión conduce a la apropiación cultural. La navegación y manejo de esta compleja maraña es una tarea más que se agrega a la agenda de las autoras que escriben en castellano en Canadá.

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Ottawa, Ontario, Canada
Canadá desde 1975, se inicia en los 60 en el Grupo América y la Escuela de Santiago. Sus libros de poemas son El evasionista/the Escape Artist (Ottawa, 1981); La calle (Santiago, 1986); The Witch (Ottawa, 1986); Tánger (Santiago, 1990); Tangier (Ottawa, 1997); A vuelo de pájaro (Ottawa, 1998); Vitral con pájaros (Ottawa; 2002) Reflexión hacia el sur (Saskatoon, 2004) y Cronipoemas (Ottawa, 2010) En prosa, la novela De chácharas y largavistas, (Ottawa, 1993). Es autor de la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá, 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de www.escritores.cl con El diario de Pancracio Fernández. Ha sido antologado por ejemplo en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple; Latinocanadá, Hugo Hazelton; Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras; The Changuing Faces of Chilean Poetry. A Translation of Avant Garde, Women’s, and Protest Poetry, de Sandra E.Aravena de Herron. Es uno de los editores de Split/Quotation – La cita trunca.

Instalación en la casa de Parra en Las Cruces

Instalación en la casa de Parra en Las Cruces
Chile, 2005, Foto de Patricio Luco. Se pueden ver en esta "Biblioteca mínima indispensable" el Manual de Carreño, el Manifiesto Comunista y Mi Lucha

Chile, 2005

Chile, 2005
Una foto con el vate Nicanor Parra, candidato al premio Nobel de Literatura