Uno sube al
bus y también los demás pasajeros que esperaban, entre ellos un joven más bien
delgado, de estatura que se describe en general como regular, más común de
facciones, pero que tiene un cierto aplomo, o más bien gestos y movimientos,
poses que una vez bien digeridas e incorporadas—se trata de un estudiante—se
pueden convertir en garbo, para contrarrestar así una
cierta—digámoslo—mediocridad en lo que respecta a lo físico, cosa bastante
seria en la juventud y a pesar de la afirmación en los discursos sociales
oficiales de la carencia de valor y la superficialidad de los atributos de
belleza, que por otra parte son fruto de un canon y según algunos, quizás
incluso de origen patriarcal, colonial, occidental y decididamente, para los
más pasados a la punta—blancos. Pero hasta donde yo sepa. Nadie hasta ahora ha
intentado hacer la apología, la oda de la fealdad y proclamar su superioridad
moral. Pero ya nos estamos yendo por las ramas, por los Cerros de Úbeda como
dirían los peninsulares, que en mi país de origen llaman familiarmente los
coños. Hay una niña sentada junto a la ventana con las piernas muy bien
torneadas que aparecen por casualidad bajo una minúscula faldita negra y se nos
ocurre automáticamente que no tiene nada de malo que el cuerpo de uno sea
admirado o apreciado por los demás, especialmente por los del sexo opuesto
según la elección de cada uno—cuyo reciente abanico de posibilidades aceptadas
y rampantes saludamos. Mucha ciudadanía de ambos sexos dirá que esa niña
contribuye a que la mujer sea objetivada sexualmente rebajando a todas las
mujeres. Incluso algunos jueces y curas de diversas confesiones culparán a esa
niña por exhibirse y así despertar la furia de los primates que según ellos
parecen pensar implícitamente que llenarían calles, plazas, paseos públicos
esperando el espectáculo que desencadene su concupiscencia, que necesitaría
satisfacerse incuso de manera violenta. Pero ahora, como buenos primates que
somos, nos estamos yendo otra vez por las ramas
Blogista de algún modo personal, pero que acepta anuncios, colaboraciones y comentarios de lectores y etcheverroides. Dedicada sobre todo a textos, literatura (eventos, artículos, crítica, metacrítica, etc.), política en sentido amplio--y en el otro-- e ideas. Dirigir la correspondencia a jorgecheverry@yahoo.com o a jorgeetcheverry@rogers.com
Wednesday, September 14, 2016
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About Me
- j.etcheverry
- Ottawa, Ontario, Canada
- Canadá desde 1975, se inicia en los 60 en el Grupo América y la Escuela de Santiago. Sus libros de poemas son El evasionista/the Escape Artist (Ottawa, 1981); La calle (Santiago, 1986); The Witch (Ottawa, 1986); Tánger (Santiago, 1990); Tangier (Ottawa, 1997); A vuelo de pájaro (Ottawa, 1998); Vitral con pájaros (Ottawa; 2002) Reflexión hacia el sur (Saskatoon, 2004) y Cronipoemas (Ottawa, 2010) En prosa, la novela De chácharas y largavistas, (Ottawa, 1993). Es autor de la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá, 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de www.escritores.cl con El diario de Pancracio Fernández. Ha sido antologado por ejemplo en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple; Latinocanadá, Hugo Hazelton; Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras; The Changuing Faces of Chilean Poetry. A Translation of Avant Garde, Women’s, and Protest Poetry, de Sandra E.Aravena de Herron. Es uno de los editores de Split/Quotation – La cita trunca.