Monday, May 28, 2012

El poeta portavoz

Jorge Etcheverry

Dado que yo mismo practico o en buen cristiano hago poesía, prosa, crítica, artículos sobre cultura, literatura, política, algo de plástica, lo que se llama crónica, con mayor o menor éxito, pero dentro de lo que se entiende más o menos por esos términos, me llama la atención el hecho de que el poeta sea más y más un portavoz o un vehículo de las posiciones, ideologías, programas, denuncias, reivindicaciones, condenas, alabanzas, absoluciones, santificaciones y demonizaciones, etc. provenientes de políticos, periodistas, sociólogos, culturólogos, líderes, la institucionalidad de países enteros, iglesias y cultos, la ciencia, etc.—muchas veces causas tan justificadas como loables, como la paz, la preservación del planeta, la autodeterminación de las naciones y los derechos humanos. Todo del uno. Pero quizás será por la compartimentación de papeles y funciones de la sociedad capitalista productiva—características que como otras a las finales se impusieron por el impulso ciego de la especie para reproducirse y comérselo todo—no se ven muchos poetas ambidextros que operan en la producción de las ideas a la vez que su difusión y carnalización a través de la poesía. Por eso cuando veo por ahí la nota crítica de un poeta sobre un libro, una incursión del poeta en la reflexión política cultural, ecológica, etc. no puedo negar que eso me encanta. Está bien expresar las cosas, expresarnos nosotros, dar voz a lo humano genérico—aunque ahí no termine la poesía, aunque quizás lo otro un poco más allá o más acá o al lado, a lo mejor ya es otra cosa—pero no inferir que por eso el poeta es tonto, ya que eso significa recoger esa tradición que jerarquiza las partes de la psique y adjudica al pensamiento—masculino y solar—una posición superior al sentimiento y la expresión, cosa de mujeres y lunar. Pero ya nos estamos yendo un poco por las ramas.

Sunday, May 27, 2012

Thursday, May 24, 2012

Retrato mío (muy antiguo e idealizado) por Joan MacCarthy, amiga y colaboradora, que en paz descanse

Monday, May 14, 2012

La poesía en el marco de la representación. (nota preparatoria para un taller de poesía)

Jorge etcheverry



¿Para qué las artes en general?. El arte es una representación de la realidad. Los intentos que en su rebeldía –como la pintura abstracta—bregan para superarla, así lo testimonian. Representar la realidad, o lo que se cree esencial de la misma, según el caso, se combina con el impulso a hacerlo. Ya sea que se trate de un imperativo que se enmascare bajo una necesidad o compulsión social, ideológica o religiosa, siempre se trata de un impulso individual a hacerlo—desde ese punto de vista, toda arte es de alguna manera lírica y volitiva—hasta que las inteligencias artificiales del futuro desprovistas de ego se propongan la mímica de esa actividad humana

Todo conocimiento es representativo, ya que es necesario que aparezca como algo real, aunque se pueda definir esto real como convención, como una realidad más allá de nuestras percepciones, como una distorsión de nuestras percepciones o como una emanación del sujeto, etc., que en cada caso pasan a ser lo real.  Para poder conocer, conocernos a nosotros mismos, la realidad, etc. de una manera válida, necesitamos que de alguna manera se sobrepase el nivel del puro aislamiento y la autosuficiencia solipsista. Si lo que se conoce no se representa y adquiere una cierta objetividad que también puedan percibir otros, u otro, o el universo humano, no hay acreditación de ese sentimiento o conocimiento. En los seres humanos pareciera que no es posible el conocimiento sin la representación, artística u otra. El mismo sueño de los chamanes, como palabra de dios, o en el caso del psicoanálisis proveniente del inconsciente, ya nos coloca de alguna manera como espectadores de ese mismo sueño, que se anota, descifra, interpreta o analiza

La representación conlleva la contraposición de espectador y espectáculo, frente a frente. El valor de la representación reside en su presencia como objeto—material virtual o imaginario— al frente de uno. Mientras más objetiva, menos ligada a una persona u otra, o mejor, mientras más ligada potencialmente a la totalidad de los seres humanos, es más válida y creíble, es decir más general. Así, los productos artísticos o de intención artística comparten la objetividad con que se presenta el objeto representativo en general. Pretenden no estar ligados a una persona o colectivo originante sino que implícita o explícitamente se quieren universales. La expresión más personal necesita de alguna manera poder hacerse universal, potencialmente análoga a lo que sentirían todos los seres humanos. Así presuponen implícitamente un público colectivo, que idealmente abarca, como se decía, a todos los seres humanos.

Así, el poema pretende intencionalmente o no esa universalidad, implícita o explícitamente—y es una presuposición básica , ya que aunque sea poesía femenina, aborigen, comprometida, etc. se quiere universal—aunque se presente como una pura expresión de sentimientos o ideas explícitas de un ‘yo’ o colectivo determinados.

Respecto a la poesía, su diferencia con la prosa es a la vez intencional e institucional y objetiva. De partida porque el autor o el medio de difusión la presenta y contextualiza como poesía—en el caso de un artefacto parriano uno se podría parar con un micrófono en una fiesta y decirlo como chiste. Es la parte social, institucional, contextual e intencional, volitiva. Los poemas épicos de muchos pueblos eran considerados historia, crónica o cosmogonía, o todas esas cosas juntas

En principio, la poesía es más inmediata que la prosa en su situación de lectura o escucha, es más breve que la prosa, al menos en los tiempos modernos. La prosa, por convención, es intencionalmente detallada, descriptiva y en los tiempos modernos se quiere fiel a la realidad. La prosa tiene un supuesto de veracidad, sobre el que se construyen sus alteraciones. Se supone que se refiere al mundo real, cuyo despliegue detallado ofrece el marco para la narración de aventuras, fantástica o experimental, e incluso para una factible antinovela.

La poesía, en esta división del trabajo vigente, se supone libre de la necesidad de referirse fielmente al así llamado mundo real y como siendo territorio de la expresión—aunque necesita forzosamente de los elementos de lo real, lo que se dice de un correlato objetivo. A esa expresividad se le denomina la lírica. La división de trabajo asigna a la prosa la autoridad de lo verdadero o que se pretende serlo de modo distinto al de la poesía, aunque su diferencia básica reside en su modo de composición y su forma y tiempo de lectura, así como al formato de su presentación. Ambas formas tienen por así decir efectos en la realidad social y cultural que las producen: al leer Las desventuras del joven Wherter, de Goete, muchos jóvenes sajones cometieron suicidio en la época romántica y Rushdie recibe edictos que lo condenan a muerte. El reciente poema de Ghunter Grass despertó una polémica mundial y figuras de poetas como Lorca, Neruda, Guillén o Pound se hicieron símbolos.

En los límites de estos géneros, o en situaciones inter o para genéricas, las presuposiciones entran en juego. Hay casos de poemas en prosa o relatos breves que se pueden considerar como prosa o poesía.  En última instancia lo que decide es si el texto se presenta o percibe como prosa o poesía.

En el caso de las artes, y de la representación o mediación artística—es decir de su presentación como tales por el autor o las instancias de su distribución—se manejan elementos finitos de la objetividad de imágenes o palabras. La comunicación implica el uso de elementos universales: las palabras son de uso común y tienen significados y referentes más o menos fijos, lo que posibilita la comunicación.

La poesía usa un lenguaje que es un acerbo común, cuyo uso tiende a desgastarse y a hacerse habitual. Lo que en un momento resulta novedoso, atrae la atención y muestra un aspecto inusitado, pierde esa calidad, por necesidad se hace manido, en virtud de la reiteración y repetición que justamente hacen del lenguaje un instrumento de comunicación, un conjunto de términos aplicables a objetos y situaciones análogos en variadas circunstancias. De ahí que para conseguir ser percibida, notada, y por ende sus referentes internos (yo) y externos (mundo), la poesía—y las artes—necesitan de la alteración, la distorsión, la mutua fecundación de diversos campos genéricos, discursivos y textuales, las imágenes—poesía visual—la actuación performativa, etc., en otras palabras, de lo inhabitual que por algún momento atraiga la atención, para luego volverse a sumir en lo habitual y cotidiano.  Lo que no quita que la misma reiteración de palabras e imágenes pueda ser de alguna manera un valor en sí, así como lo es en los rituales religiosos, indicando a la cofradía de los creyentes—religiosos o no—la pertenencia a un grupo o adscripción comunes.

Jorge etcheverry, Ottawa, Canadá, mayo de 2012 

Sunday, May 6, 2012

Con las estatuas del Viejo Miralles al hombro bajando la cuesta bajo el sol hacia la Parte baja de Coquimbo ya hace décadas--con mención de poetas

Jorge Etcheverry

El viejo que se sale de madre e hilvana una poesía de chatarra que uno lleva a cuestas pese a la fragilidad de la esquelética del cuerpo—arriba graznan gaviotas—descendemos por las calles de barro hasta llegar a las adoquinadas que se anidan en el centro del puerto. Cada obra con su pedazo de papel que cuenta una historia del origen de cada pieza—arriba brilla uno de los soles más puros que aparecen sobre la tierra. Y más allá, más bien por el lado de la noche se acurrucan estrellas como puños que se cubren como pueden, sosegadas pero tranquilas—total tienen millones de años luz y a lo mejor ahora ni siquiera existen. Todo eso se arremolina en mi cabeza cuando bajo apenas junto al viejo que habla y habla yo cargado con el saco de esculturas de chatarra que a lo mejor en una de éstas atraen la atención de los marineros, fugitivos, a lo mejor gente corriente de por ahí no más, del barrio—que se zampan las escudo las pílsener el vino tinto sempiterno y se cuentan historias casi al lado del mar. Y El Tololo enfoca su ojo de vidrio sobre las desnudas estrellas—ahora las tapa el sol pero a él no le importa. De ahí quizás brota la vertiente que habrá junto con otros elementos de la geografía y la historia—seamos materialistas—dar a luz en unas décadas y conmigo allá lejos, en el otro extremo del mundo a las fantasmagorías concretas de Volantines, Julito Miralles y Del Cerro. No del Piñones que es y será (siempre) de Santiago, con otros fantasmas

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Ottawa, Ontario, Canada
Canadá desde 1975, se inicia en los 60 en el Grupo América y la Escuela de Santiago. Sus libros de poemas son El evasionista/the Escape Artist (Ottawa, 1981); La calle (Santiago, 1986); The Witch (Ottawa, 1986); Tánger (Santiago, 1990); Tangier (Ottawa, 1997); A vuelo de pájaro (Ottawa, 1998); Vitral con pájaros (Ottawa; 2002) Reflexión hacia el sur (Saskatoon, 2004) y Cronipoemas (Ottawa, 2010) En prosa, la novela De chácharas y largavistas, (Ottawa, 1993). Es autor de la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá, 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de www.escritores.cl con El diario de Pancracio Fernández. Ha sido antologado por ejemplo en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple; Latinocanadá, Hugo Hazelton; Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras; The Changuing Faces of Chilean Poetry. A Translation of Avant Garde, Women’s, and Protest Poetry, de Sandra E.Aravena de Herron. Es uno de los editores de Split/Quotation – La cita trunca.

Instalación en la casa de Parra en Las Cruces

Instalación en la casa de Parra en Las Cruces
Chile, 2005, Foto de Patricio Luco. Se pueden ver en esta "Biblioteca mínima indispensable" el Manual de Carreño, el Manifiesto Comunista y Mi Lucha

Chile, 2005

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Una foto con el vate Nicanor Parra, candidato al premio Nobel de Literatura