Jaime Serey
Acabo de terminar de leer (de Chácharas y largavistas), del profesor, Jorge Etcheverry, poeta y escritor, pues ambas corrientes domina con fluidez, desde décadas. Texto de itinerario rápido, atractivo e audaz y además un caso de ficción y realismo que sucede en un país de enormes ciudades, Canadá. Novela, de exilio y refugio político, que sin ningún atisbo tendría que estar asignada dentro de las puntuales en este tema del intercambio cultural, la dificultad del idioma, y en los últimos casos los de una vida paupérrima por causas de disgregaciones raciales en un territorio extranjero etc. (Una sola pregunta en el aire, que efectúa la Sociedad de Escritores de Chile, en favor de sus hermanos y estas obras que se pierden infructuosamente en el tiempo y el olvido.) La obra del autor cautiva desde el primer instante, en ella hay fuerza y lo que es más potente nos deja llevar por el cuento, donde todo es cierto. Hay toda una realidad en todo lo que el autor relata. Entre paréntesis los poemas incluidos entre los episodios del autor fantasma, Patrick Phillmore, y que al mismo tiempo es histrión en las hojas escritas por el autor. Allí su vanguardia hace su presencia con todas sus letras y el conocimiento del modo- operantes y de la estructura intelectual del mismo viable. Utiliza nombres de personajes consagrados en la escritura y en el arte en general, como un medio de movilización, que indica, que la vida del hombre es una huella que se sigue y se construye cada día con la metáfora. Su obra es de tiempos veloces, situaciones abstracta, lúdicas, mordaces, irónicas, fantásticas, eróticas e inclusos alegóricas. Por mi parte solo me queda decir que leí su libro en un tiempo record y muy sorprendido por su temática. (Que hace la bandera patria por estos escritores del golpe militar, me quedo en un silencio absoluto. Parte de la lectura traten de encontrar este libro.