Carmen Contreras
Mirando el canal de televisión chileno desde un apacible rinconcito en Canadá, observo la devastación enorme causada por un movimiento sísmico de nuestra Madre Tierra.
Pueblitos rurales, algunos de los cuales nunca oí nombrar cuando vivía en Chile, yacen en ruinas. No fué solo el movimiento de este gigantesco organismo que denominamos planeta Tierra, sino también las olas enormes que tal movimiento provocó.
En los noticieros van de a poco apareciendo los afectados. Algunos, llorando con la cara entre las manos hablan del tremendo susto que han pasado y de la enorme pérdida que han sufrido. Desde la distancia espacial y cultural que me separa de Chile, no puedo dejar de maravillarme por la forma tan sincera y por la claridad con que se expresan señoras, caballeros y niños en ese país de loca geografía.
Lloro, y simpatizo con ellos.
De a poco, comienzan a surgir historias de heroismo, esperanza y fé. Muchas, provienen de gente humilde que ha perdido lo poquito que tenían. Ellos, son los primeros en proclamar la alegría de meramente encontrarse vivos, y los primeros en decretar que lo material no importa, que de algún modo se repondrá.
La cantida enorme de energía liberada por este cataclismo genera una cantidad similar de energía en términos de solidaridad. Detrás de las vidas tan bruscamante arrebatadas, detrás de los escombros, las ruinas, los sollozos y la desesperación; detrás de todo eso aparece una luz inefable. Son muchas, entonces, las personas que responden de cuerpo presente, y con las manos llenas.
Ahora a cinco semanas del sismo, desde la distancia escucho la melodía constante que genera el proceso de levantarse y reconstruir. Humildemente, vamos poniendo nuestro sentimiento al servicio de un propósito muy práctico. Sin que falte la enorme cantidad de mística que resulta, cuando somos testigos del poder titánico de los elementos.
Carmen Contreras
31 de Marzo, 2007
Blogista de algún modo personal, pero que acepta anuncios, colaboraciones y comentarios de lectores y etcheverroides. Dedicada sobre todo a textos, literatura (eventos, artículos, crítica, metacrítica, etc.), política en sentido amplio--y en el otro-- e ideas. Dirigir la correspondencia a jorgecheverry@yahoo.com o a jorgeetcheverry@rogers.com
Saturday, April 3, 2010
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About Me
- j.etcheverry
- Ottawa, Ontario, Canada
- Canadá desde 1975, se inicia en los 60 en el Grupo América y la Escuela de Santiago. Sus libros de poemas son El evasionista/the Escape Artist (Ottawa, 1981); La calle (Santiago, 1986); The Witch (Ottawa, 1986); Tánger (Santiago, 1990); Tangier (Ottawa, 1997); A vuelo de pájaro (Ottawa, 1998); Vitral con pájaros (Ottawa; 2002) Reflexión hacia el sur (Saskatoon, 2004) y Cronipoemas (Ottawa, 2010) En prosa, la novela De chácharas y largavistas, (Ottawa, 1993). Es autor de la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá, 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de www.escritores.cl con El diario de Pancracio Fernández. Ha sido antologado por ejemplo en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple; Latinocanadá, Hugo Hazelton; Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras; The Changuing Faces of Chilean Poetry. A Translation of Avant Garde, Women’s, and Protest Poetry, de Sandra E.Aravena de Herron. Es uno de los editores de Split/Quotation – La cita trunca.