Qué pasó con los pájaros, que ya no volamos sino bajo, bajito, pegados casi a los tejados, ni siquiera de las puntas diamantinas de los rascacielos esos nuevos, relativamente
Sino más bien de las casas a lo más de dos pisos, o tres, más o menos de nuestro tiempo, de nuestros barrios en los que nacimos
O de estos otros barrios que nos hemos encontrado por aquí, por allá, en otras tierras ahora nuestras
Abramos o cerremos las persianas para marcar el inicio, el fin de los días, el mundo se despliega afuera más o menos de la misma manera y es lo más probable que así siga
Lancemos esos otros pájaros más chicos a la vida, nuestras variadas progenies
Vedlos ahora volar, es su turno de darse unas vueltas, con más o menos acierto o suerte
Unos como gorriones, pardogrises y apresurados, otros los menos, como águilas y halcones, por allá arriba, casi no los vemos
Jorge Etcheverry
Blogista de algún modo personal, pero que acepta anuncios, colaboraciones y comentarios de lectores y etcheverroides. Dedicada sobre todo a textos, literatura (eventos, artículos, crítica, metacrítica, etc.), política en sentido amplio--y en el otro-- e ideas. Dirigir la correspondencia a jorgecheverry@yahoo.com o a jorgeetcheverry@rogers.com
Tuesday, November 24, 2009
Thursday, November 5, 2009
Cosmos y buenos propósitos
Jorge Etcheverry
Pese a no ser cristiano, es decir, a tratar de no ser cristiano, a veces me tienta la fácil idea de una creación y un creador, con sus ventajas de un universo ordenado e inteligible, más o menos como se ve o como lo describen, incluso ahora aceptando que las leyes científicas también serían parte del diseño del creador. Y no es para menos. Situado en esta perspectiva me puedo dedicar los últimos años que me quedan a ser un poco más considerado que de costumbre con mis semejantes, rezar, ir regularmente a la iglesia, hacer alguna labor social, lo que no sería un cambio muy grande, ya que de alguna manera por algo así, aunque con otra magnitud, vinimos a dar con nuestros huesos a estas latitudes. Porque en el esquema católico, que para mí sería el único posible por haber crecido en una familia de esa iglesia, no basta la relación personal con Dios, ni los rezos, ni la mortificación, dieta, o ayuno, si no entra a jugar la dimensión del prójimo, es decir la así llamada ‘comunidad’. De ahí que en la iglesia católica hayan surgido poderosos movimientos sociales y que en las listas de ejecutados de las diversas dictaduras latinoamericanas siempre figuren sacerdotes, en algún momento se haya formulado una Doctrina Social de la Iglesia y brotaran en el pasado intentos utópicos desde la Orden del Templo a las misiones en Uruguay. Pero no nos alejemos del tema. No me es posible asumir que lo que se ve es tal como es ciento por ciento, que es lo básico para una religión que no sea hindú, que por el contrario sostiene que lo que uno ve es ilusión, Maya. Eso me viene seguramente de haber estudiado o enseñado filosofía en mi lejano país en un pasado ya remoto. Por el contrario, hay ocasiones en que me sumo en una especie de marasmo intelectual en que si bien las cosas concretas a mi alrededor no desaparecen, sino por el contrario se hacen sentir casi diría con más intensidad, se me tienden a hacer problemáticas, al menos en su apariencia y consistencia habituales. Imagínense que se acepta la noción, que parece no tener nada del otro mundo, que el espacio y el tiempo son divisibles al infinito. Hay millonésimas de segundo y millonésimas de centímetro, medidas que se aplican para medir por ejemplo a los virus, que no pueden ser más concretos y existentes, hay que acordarse del VIH. Entonces cada vez que uno da un paso atraviesa un infinito. Teóricamente para atravesar un infinito se necesita un tiempo infinito. Cuando pasa un segundo pasa un infinito, y sin embargo eso es lo más común del mundo. Claro que parece que con la Teoría de la Relatividad todo se curva sobre sí mismo, como un caracol, hasta el tiempo y el espacio, pero lo que pasa es que dar un paso no es ni micro ni macro cósmico, donde es más fácil aceptar que pasa este tipo de cosas. Pero me estoy poniendo muy nervioso. Necesito un cigarro.
Pese a no ser cristiano, es decir, a tratar de no ser cristiano, a veces me tienta la fácil idea de una creación y un creador, con sus ventajas de un universo ordenado e inteligible, más o menos como se ve o como lo describen, incluso ahora aceptando que las leyes científicas también serían parte del diseño del creador. Y no es para menos. Situado en esta perspectiva me puedo dedicar los últimos años que me quedan a ser un poco más considerado que de costumbre con mis semejantes, rezar, ir regularmente a la iglesia, hacer alguna labor social, lo que no sería un cambio muy grande, ya que de alguna manera por algo así, aunque con otra magnitud, vinimos a dar con nuestros huesos a estas latitudes. Porque en el esquema católico, que para mí sería el único posible por haber crecido en una familia de esa iglesia, no basta la relación personal con Dios, ni los rezos, ni la mortificación, dieta, o ayuno, si no entra a jugar la dimensión del prójimo, es decir la así llamada ‘comunidad’. De ahí que en la iglesia católica hayan surgido poderosos movimientos sociales y que en las listas de ejecutados de las diversas dictaduras latinoamericanas siempre figuren sacerdotes, en algún momento se haya formulado una Doctrina Social de la Iglesia y brotaran en el pasado intentos utópicos desde la Orden del Templo a las misiones en Uruguay. Pero no nos alejemos del tema. No me es posible asumir que lo que se ve es tal como es ciento por ciento, que es lo básico para una religión que no sea hindú, que por el contrario sostiene que lo que uno ve es ilusión, Maya. Eso me viene seguramente de haber estudiado o enseñado filosofía en mi lejano país en un pasado ya remoto. Por el contrario, hay ocasiones en que me sumo en una especie de marasmo intelectual en que si bien las cosas concretas a mi alrededor no desaparecen, sino por el contrario se hacen sentir casi diría con más intensidad, se me tienden a hacer problemáticas, al menos en su apariencia y consistencia habituales. Imagínense que se acepta la noción, que parece no tener nada del otro mundo, que el espacio y el tiempo son divisibles al infinito. Hay millonésimas de segundo y millonésimas de centímetro, medidas que se aplican para medir por ejemplo a los virus, que no pueden ser más concretos y existentes, hay que acordarse del VIH. Entonces cada vez que uno da un paso atraviesa un infinito. Teóricamente para atravesar un infinito se necesita un tiempo infinito. Cuando pasa un segundo pasa un infinito, y sin embargo eso es lo más común del mundo. Claro que parece que con la Teoría de la Relatividad todo se curva sobre sí mismo, como un caracol, hasta el tiempo y el espacio, pero lo que pasa es que dar un paso no es ni micro ni macro cósmico, donde es más fácil aceptar que pasa este tipo de cosas. Pero me estoy poniendo muy nervioso. Necesito un cigarro.
Progenie (que somos)
Jorge Etcheverry
Pasa un cuervo más bien un jote
digamos por respeto a la historia y al país
Surgida de los umbrales del Sur
esa región angosta corre hacia abajo
se disuelve nebulosa por lo imprecisa
con paisajes costeros tan vastos como irreales
Brotan añañucas azules en la parte Norte
se alzan cerros bajos en esa región de extrema pobreza
Los hijos jóvenes nos lanzamos a la capital del país
o al mundo en general
tan pronto sabemos que existe algo más allá
Brota resentida nuestra estirpe
examinando el mundo de manera crítica
casi sardónica diríamos
Con los ojos negros clavando a los adultos
yacemos en la cuna endureciéndonos
jurando que nos mandaremos cambiar
tan pronto como brotemos piernas y zapatos
y sepamos hablar y usar las manos
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About Me
- j.etcheverry
- Ottawa, Ontario, Canada
- Canadá desde 1975, se inicia en los 60 en el Grupo América y la Escuela de Santiago. Sus libros de poemas son El evasionista/the Escape Artist (Ottawa, 1981); La calle (Santiago, 1986); The Witch (Ottawa, 1986); Tánger (Santiago, 1990); Tangier (Ottawa, 1997); A vuelo de pájaro (Ottawa, 1998); Vitral con pájaros (Ottawa; 2002) Reflexión hacia el sur (Saskatoon, 2004) y Cronipoemas (Ottawa, 2010) En prosa, la novela De chácharas y largavistas, (Ottawa, 1993). Es autor de la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá, 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de www.escritores.cl con El diario de Pancracio Fernández. Ha sido antologado por ejemplo en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple; Latinocanadá, Hugo Hazelton; Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras; The Changuing Faces of Chilean Poetry. A Translation of Avant Garde, Women’s, and Protest Poetry, de Sandra E.Aravena de Herron. Es uno de los editores de Split/Quotation – La cita trunca.