Jorge Etcheverry
Una escultura, major dicho un relieve se seca sobre la mesa del comedor, entonces me veo forzado a comer en cama, frente al televisor. Pasan varias jornadas mientras esa figura hecha de papel hecho pasta, vuelto a su pasta original se seca bajo sus capas de tinta china y tiza de color pulverizada. A varias cuadras de distancia en los escaparates de una concurrida tienda que expone y vende pinturas y materiales para pintar, dibujar, esculpir, todo caro pero limpio, con ese toquecito osado y aventurero que no se sale de los marcos convencionales, que asombra e inquieta levemente al comprador o simple espectador pero no demasiado, que le hace un gesto que lo marca como uno de los elegidos de ese grupo privilegiado. Me agazapo como un lobo figurativo que de cuando en cuando se pone una piel de oveja para salir de este departamento que es mi madriguera y a veces incursiono por las calles y las hojas de papel y virtuales de ellos, los que se pasean contentos en sus manadas, hablando y gesticulando, pero que me han otorgado una especie de pase para sentarme en las orillas de sus calles y ciudades y que insisten en que yo soy en el fondo uno de ellos. Benaiga
Blogista de algún modo personal, pero que acepta anuncios, colaboraciones y comentarios de lectores y etcheverroides. Dedicada sobre todo a textos, literatura (eventos, artículos, crítica, metacrítica, etc.), política en sentido amplio--y en el otro-- e ideas. Dirigir la correspondencia a jorgecheverry@yahoo.com o a jorgeetcheverry@rogers.com
Tuesday, September 29, 2009
Saturday, September 19, 2009
Fauna y pantalla
Jorge Etcheverry
La más vistosa caparazón de los moluscos, los rojos coreáceos, los falsos ojos y floraciones
La egregia multitud de las alas, abriéndose en un gozo irisado bajo el sol
No son sino el reverso y la oposición de las zonas más oscuras, escondidas en el estuche de la pata del felino
—No nos pongamos dramáticos mientras repasamos estos hechos del mundo animal, al que pertenecemos.
Eso nos dicen las convenciones de la ciencia y las buenas costumbres
—No nos salgamos de madre vibrantes pero a la vez transidos
de pena
Los reptiles que brillan sudorosos
Las pobres tortugas que remontan las mareas con el propósito de desovar
No están más
en las arenas en la gama brusca de la pantalla
Mientras una voz nos recuerda
que en el mismo momento en que el espectador las mira
estas especies están en vías de extinción
—Cerremos pues los ojos—apaguemos el aparato
aprestémonos a las tareas del día
para recabar el derecho a nuestro espán de vida
Guerrillero
Jorge Etcheverry
No fuiste tú
Fueron ellos
Los que pusieron las armas en tu mano
Eso van a pensarlo ellos a veces cuando se escondan huyendo
por los cuatro costados del mundo
Fueron ellos
acumulando la tortura. sobre el hambre todo este tiempo
No tendrán derecho a lamentarse
al comprobar en sus mapas de campana
escuchar en sus radios
cómo
con qué violencia
se derrumba su poder de raíces podridas
No fuiste tu
fueron ellos
Mientras disfrutaban
De ese vértigo
El poder
Quienes se pusieron
La pistola al pecho
Ese toro del pueblo
--como decía Hernández—
lacerado por tanta banderilla
No tuvo más que arremeter
Huidiza
Jorge Etcheverry
Si quieres amar
y no buscas en la mujer la carne
sino la fugitiva
que se deja entrever en esbozados gestos
Si quieres ver
un cielo de ojos
un mar de ojos
noches de cabellera
genérica blancura de manos
Serás una estatua de bronce
llena de fiebres
que consume los últimos restos de humedad
Vendrá el verano
Te ocuparán cenizas
si no las desparrama el viento
Que penetra por tus órbitas vacías
Y te quedarás sin resonancia
un hueco vacío
Y no te queda nada más por conocer
Tuesday, September 15, 2009
Reflexión de bicentenario
Jorge Etcheverry
Era casi necesario enarbolar casi por enésima vez los raídos estandartes pero no nos equivoquemos de trinchera, no nos dejemos engañar otra vez, una vez más, cuándo vamos a tener la certeza de que realmente estamos en la fila correcta, tratemos de tener un poco más de precisión, no tratemos de ser tan orgullosos, la humildad es la madre de todas las virtudes, dice uno, digo yo, la humildad es una especie de virtud nacional parece. O nos equivocamos, a lo mejor es el orgullo lo que nos mantiene en esta situación, siempre mirando hacia delante, tratando de hacer lo justo, de decir lo absolutamente necesario en estas circunstancias. No nos equivocamos, sólo esperamos, a lo mejor es esperar mucho, que estas consideraciones laterales no nos desvíen de esta tarea que se perfila en un futuro imprecisable, pero no tanto. La previsión es una virtud de la generación a la que pertenecemos, de quienes fuimos formados en los mismos colegios, en barrios semejantes, en años casi paralelos, por los mismos sistemas docentes, casi en los mismos establecimientos, por los mismos profesores, o unos muy parecidos. A lo mejor lo que parece definirnos como chilenos es entonces la tradición, ojalá no nos equivoquemos, aunque no tenemos la garantía absoluta. Aunque si algo nos mantiene unidos a los chilenos en estas circunstancias penosas es la innovación, el deseo de cambio. La tradición sin cambio no es nada, no existe, no tiene consistencia. Nuestra misma actitud, aunque pareciera a veces lo contrario, es prueba de una firmeza, de una constancia que nos ha marcado desde la más tierna infancia, casi me atrevería a decir lo mismo de quienes comparten conmigo estos momentos, aunque no quiero extrapolar. Lo más importante, lo que nos caracteriza es esa capacidad de reconocer nuestros límites, de no salirnos de madre.
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About Me
- j.etcheverry
- Ottawa, Ontario, Canada
- Canadá desde 1975, se inicia en los 60 en el Grupo América y la Escuela de Santiago. Sus libros de poemas son El evasionista/the Escape Artist (Ottawa, 1981); La calle (Santiago, 1986); The Witch (Ottawa, 1986); Tánger (Santiago, 1990); Tangier (Ottawa, 1997); A vuelo de pájaro (Ottawa, 1998); Vitral con pájaros (Ottawa; 2002) Reflexión hacia el sur (Saskatoon, 2004) y Cronipoemas (Ottawa, 2010) En prosa, la novela De chácharas y largavistas, (Ottawa, 1993). Es autor de la antología Northern Cronopios, antología de narradores chilenos en Canadá, Canadá, 1993. Tiene prosa, poesía y crítica en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, España y Polonia. En 2000 ganó el concurso de nouvelle de www.escritores.cl con El diario de Pancracio Fernández. Ha sido antologado por ejemplo en Cien microcuentos chilenos, de Juan Armando Epple; Latinocanadá, Hugo Hazelton; Poéticas de Chile. Chilean Poets. Gonzalo Contreras; The Changuing Faces of Chilean Poetry. A Translation of Avant Garde, Women’s, and Protest Poetry, de Sandra E.Aravena de Herron. Es uno de los editores de Split/Quotation – La cita trunca.